CITA DEL DIA

martes, 25 de noviembre de 2008

ZP, "galáctico" internacional

Lorenzo Contreras

Se ha referido a él como posible "líder mundial". Así lo ha descrito el periodista norteamericano Jim Hoagland en su columna del Washington Post. Zapatero se convierte con esta fulguración en un astro de la política internacional. Astro por un día, se supone. No se puede extraer más provecho de una precaria presencia en la cumbre que ha intentado el arreglo de la crisis financiera planetaria. El hombre que logró una silla prestada en dicho cónclave, y gracias a ello mereció la inesperada atención cualitativa del comentarista norteamericano, resulta ser un homólogo de Barack Obama en lo político y en lo personal, incluso en determinados aspectos que hasta ahora habían pasado inadvertidos excepto para el citado columnista, tal vez porque el tal Jim Hoagland fue debidamente ilustrado sobre esos pormenores.

El caso es que en la "cumbre de la silla", Zapatero ya no puede ser, tras esa distinguida referencia en un periódico tan importante, el casi anónimo dirigente de un país, España, que bastantes norteamericanos no saben ubicar en el mapa. Impresionante. El político europeo con asiento realquilado gracias a la generosidad de Sarkozy surge de la foto gris que tanto buscó como poco menos que una reproducción en blanco del moreno Obama. Los ciudadanos estadounidenses, entre ellos no pocos políticos, que hayan leído el Washington Post, están en condiciones de saber a partir de ahora que en un país europeo hay un hombre público "alto, ágil y grácil" como su nuevo presidente todavía electo; un personaje, ZP, que, al recibir el saludo de George Bush, el apretón de manos de la concordia restablecida, "puede cimentar su legitimidad como un líder mundial". O sea, que gracias a esa bienvenida que parecía ritual y forzada por las circunstancias, la legitimidad de Zapatero queda potenciada en el sentido más sublime del concepto. Ni él podía aspirar a tanto ni Bush podía haberse sospechado a sí mismo como fuente de gracia transformadora.

¿Astro por un día en hipótesis? Probablemente algo más si hacemos caso de la identificación que el señor Hoagland establece entre el líder norteamericano y el español. Hay un dato muy importante que el periodista ha sabido escrutar en el conjunto de los cotejos manejados. Ambos, aparte de las semejanzas ya descritas, nacieron un mismo día del calendario, un 4 de agosto, lo cual los equipara en el Zodíaco por compartir el mismo signo, aunque esta observación zodiacal no la formula el periodista del Washington Post, que se limita a señalar otra trascendental nota identificadora: ambos presidentes tienen dos hijas y además son apasionados del baloncesto. Habría sido un descubrimiento espectacular que Obama compartiera con Zapatero la devoción por el Barca, pero eso, por desgracia, es obviamente imposible.

Hoagland ha confesado que conversó con el presidente español durante la visita que éste hizo con motivo de la cumbre de los veintiuno. Lo cual significa que ZP puede haber sido, si no el autor de la literalidad del artículo del Post, el autor espiritual de la semblanza, aunque no, faltaría más, de los elogios que incluye. La modestia de un político tan abrumado por las alabanzas que habitualmente recibe de manera inevitable no hace razonable suponer que se preocupe de mejorar su imagen a tanta escala. Lo que sí queda claro es que ZP se justificó ante el periodista por su conocida descortesía al paso de la bandera norteamericana en un desfile de la Fiesta Nacional española. La excusa fue indirecta. El presidente español comentó que, con Obama en la Casa Blanca, "en países donde antes requemaba la bandera de EEUU, ahora es saludada".

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