CITA DEL DIA

miércoles, 26 de noviembre de 2008

EDITORIALES:

miércoles 26 de noviembre de 2008



EDITORIALES DEL DÍA
EL 'CASO DEL RIVERO' O LA MANO BIEN VISIBLE DEL ESTADO

 La vicepresidenta del Gobierno inauguró ayer en Madrid el Fórum Economía & Sociedad Abierta, que promueven el Corriere della Sera y la Universidad Bocconi -la más prestigiosa de Italia en relación con la investigación económica- en colaboración con EL MUNDO, Expansión, la Universidad Carlos III y ESADE. María Teresa Fernández de la Vega hilvanó un discurso de altura intelectual en el que reivindicó la socialdemocracia como «garante de la estabilidad». «La mano invisible del mercado necesita la mano bien visible del Estado», dijo. Coincidimos con ella en que es imprescindible el Estado como regulador, pero disentimos si lo que reclama es más intervención o convertir al Gobierno en protagonista de la vida económica.

La gravedad de la crisis ha servido de pretexto a los ideólogos del estatismo para censurar los fundamentos de la economía de mercado bajo la falsa premisa de que es necesario refundar el capitalismo. En realidad, de lo que se trata ahora es de perfeccionar los mecanismos reguladores, no de cambiar una filosofía que tanta prosperidad ha generado. Precisamente muchos de los males de la economía en España -y el intento de compra de Repsol por Lukoil es el mejor ejemplo- no vienen de la dejación de los poderes públicos, sino de su injerencia. El intento del presidente Zapatero por tratar de arrebatar el control de empresas privatizadas a personas supuestamente vinculadas al PP es lo que le llevó a intentar el asalto al BBVA, a Endesa y a Repsol. De ahí surgió el absurdo de convertir a un constructor como Luis del Rivero en el primer accionista de la petrolera. El objetivo se logró involucrando incluso a un organismo oficial como el ICO, cuyo presidente no tuvo más remedio ayer que decir que su obligación es «hacer lo que le diga el Gobierno».

Los hechos vienen a demostrar así que el disparate del papel que Del Rivero desempeña en Repsol es hijo del intervencionismo y no del libre mercado, y esa evidencia ha empujado al Gobierno a un callejón del que no sabe cómo salir. Por eso, Zapatero dice un día que va a defender el «ADN ideológico» de la socialdemocracia -como hizo en el Comité Federal del PSOE- y al siguiente descarta mediar en la venta de Repsol con el argumento de que es partidario de «intervenir lo justo» en economía. Su discurso liberal de ayer se producía, paradójicamente, sólo unas horas antes del alegato de la vicepresidenta a favor del Estado.

En realidad, si Del Rivero hubiera entrado por su cuenta en Repsol, no existiría el problema. Como quien le introdujo fue el Gobierno, ahora él exige que la Moncloa le saque del lío, si quiere evitar que venda a los rusos. Por eso se atreve a pedir ayuda para que la Caixa le compre Itínere y por eso el Ministerio de Industria baraja que el Tesoro asuma la deuda de Sacyr dentro del plan de ayuda a la banca. La constructora debe 18.550 millones de euros, y si no vende su participación en la petrolera antes de que acabe el año entrará en quiebra. Eso dejaría muy tocadas a las entidades financieras que le prestaron el dinero para esta aventura con el aval de saber que el Gobierno estaba detrás de la operación. Si, como pedía ayer De la Vega, el Estado actuara de verdad como regulador, no permitiría a Lukoil optar a la compra de Repsol -puesto que pertenece a un mercado vedado como el ruso que impide la reciprocidad- y mucho menos en las condiciones que plantea, absolutamente inaceptables para cientos de miles de accionistas minoritarios, que serían estafados al quedar excluidos de una operación de la más perversa ingeniería financiera.

Si Zapatero defiende que los problemas empresariales «tienen que tener soluciones empresariales», si de repente se ha despertado liberal, no es por convicción, sino porque antes, con su intervencionismo, alumbró el monstruo de Del Rivero. Y si se expone al desgaste que genera tanta contradicción, no es por redimir al constructor, sino por salvarse a sí mismo de una situación que nunca se habría producido si su mano bien visible -ahí queda su rastro- no hubiera mecido la cuna.

leído en:e-pesimo Auxiliar 1

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