16.03.08 @ 20:05:31. Archivado en España
Javier Orrico
Si quería un Régimen, ya lo tiene. Vivirá en Madrid, en el frente enemigo, pero gobernará desde Barcelona y Bilbao. Su plan de sumar al proyecto a los nacionalistas, blindando con vocación de eternidad un Tinell milenario del que el PP, presentado como Rouco con tenedor, no pueda salir jamás, empezó a hacerse realidad el domingo pasado.
Su felicidad debe ser, pues, completa. Cuenta, además, con el colchón de casi un millón de votos de IU que Madrazares ha destinado a ir engrosando el zapaterismo en las próximas citas electorales. (Qué ironía, más bien sarcasmo, mueca, astracán, que los votos comunistas, del Partido Comunista de España, hayan de acabar sosteniendo a un populista mentiroso, posmoderno, inquietante en su falta de principios, echado en brazos de los más reaccionarios de entre los electores españoles: los que odian a España, los que exigen ser desiguales, gozar de privilegios de raza y de lengua.) Piensa que podrá ir engrosando inmigrantes conforme asuman la nacionalidad española. Y sabe que a la juventud hondamente burguesa con pendiente que estamos criando, se la llevará siempre de calle quien le prometa resolverle la vida, y no quien le hable de esfuerzo, responsabilidad y sacrificio para merecer la libertad y alcanzar la plenitud de la vida.
Una visión interesada, y suelta por ahí estos días, sostiene que lo que ha hecho es integrar a los nazionalistas. Ya veo a Ibarreche, Puigcercós y Quintana escuchando emocionados el himno sin letra, dichosos de estar acogidos a una Constitución que nos proclama iguales ante la ley y nos ampara en nuestros derechos democráticos. Suena “Suspiros de España” y el Camp Nou vibra y canta sin que los comisarios del PSC les multen por cantar sólo en ‘castellá’, mientras “El emigrante”, de Juanito Valderrama, es escuchado con devoción en San Mamés y transformado en el “Eusko emigrantoak”. Lo que ha pasado es exactamente lo contrario: que los nazionalistas han votado al primero de entre ellos, al muchacho de León al que Maragall, antes de ser asesinado por su criatura, adoctrinó y convirtió en el paladín del Estado plurinacional. Al que ya les ha concedido tantas cosas y saben dispuesto a continuar en su tarea de ‘integración’, consistente en darles lo que piden.
Y es mucho lo que ya les ha dado: el reconocimiento como nación, la administración tributaria, las inversiones durante seis años y hasta la garantía de que no se permitirá que otras regiones les superen económicamente. Asombroso, pero recogido en el Estatut. Y, sobre todo, la bilateralidad, la conversión de Cataluña en una entidad nacional asociada a España, con capacidad de veto para todo lo que le afecte. Lo mismo que estaba dispuesto a ofrecer a la ETA, y lo hizo, sólo que la ETA no es el nacionalismo catalán, y que la AVT le sacó hasta ocho veces más de un millón de personas a la calle para impedirlo.
De no ser por ellos, por las Víctimas, que son las que despertaron al PP del estado zombi en que se encontraba después del 11-M, hoy no sabemos lo que les hubiera concedido. Pero lo sospechamos a tenor de lo revelado sobre las conversaciones de Loyola: la absorción de Navarra y una autodeterminación travestida. Al fin, lo que pudo ser la Transición sin la Transición: un bando ganador y el sometimiento del resto de los españoles a la condición de protectorado vasco-catalán.
La España de primera y la de segunda, consagradas y para siempre, que el pasteleo del Tribunal Constitucional se prepara para legitimar.
Eso es lo que nos espera después de estas elecciones, pues nuestro Presidente les debe a ellos su afianzamiento y sus posibilidades de continuar en el futuro. El dato más revelador de esta realidad zapatera de las dos Españas es el resultado electoral: el PSOE ha sacado 34 escaños a los populares entre Andalucía, Cataluña y Vascongadas.
Lo que significa que el PP le ha sacado 19 a Zapatero en lo que sus aliados llaman España: el resto.
Pero si aplicamos la tesis plurinacional, el asunto está aún más claro: Zapatero ha perdido en la nación española (incluida la “realidad nacional” andaluza de María Santísima) y la gallega, en las que el PP le habría aventajado en ocho escaños, para edificar su triunfo sólo sobre las otras dos naciones, las que son sus columnas de hierro y privilegios, en las que le ha sacado al PP nada menos que 23 congresistas.
Hoy ya somos más Espanya que nunca. Cataluña ya es definitivamente Catalunya, Carmen Chacón es Carme (Karma, que mira que es feo), y José (Montilla), Josep, los emblemas de ese modelo por el que los charnegos conversos utilizan el voto emigrante y castellanohablante para servir al nazionalismo, poniéndose al frente de la procesión.
Exactamente la misma estructura de la España de ZP: nueve millones de votos ‘españoles’ para servir y sostener la posición de predominio de vascos y catalanes. Y un partido coaligado –esto es esencial que no lo olvidemos-, minoritario, el PSC, que no es el PSOE, que impone su dictado al hermano mayor capitidisminuido por su dependencia de los votos de su ‘soci’.
Estas son las cosas que explican, por ejemplo, por qué la energía es hoy en España más cara que en Europa: porque está en manos de capital vasco y catalán y ejecutivos catalanes. Y un ministro de Industria catalán, que está ahí para ponerles los precios. Los nazionalistas, aparte de la absolutamente sucia campaña desarrollada por parte de esta curiosa izquierda antiigualitaria que ha hecho de Cataluña su feudo, han leído muy bien la situación: ¿para qué hemos de votar nazionalista y esperar a los pactos posibles, cuando votando al PSC ya somos los amos del Gobierno español?
La izquierda que alguna vez fuimos, en nuestra lejana juventud, es la primera víctima de la estructura plurinacional que aceptó para sus partidos, aunque el sectarismo les impida ver lo que ZP culmina con gusto y alegría.
Esa es la España asimétrica de un partido asimétrico. Ya lo dice Zapatero, que su partido es el que más se parece a España. Lo que se le olvida decir es que su partido son dos.
Javier Orrico Leido en:
http://blogs.periodistadigital.com/javierorrico.php/2008/03/16/las-dosespanas-de-zp