Rafael del Barco Carreras
Barcelona 13-04-2012. Si escribí
ayer que los comentarios de quien vivió en aquella época me alegran, si además
demuestra un particular conocimiento del GRUPO ZETA (El Periódico e Interviú),
Antonio Asensio (fundador ya fallecido), tan importante por su campaña
mediática contra los acusados en el Caso Consorcio, sin duda financiada y al
dictado del banquero Javier de la Rosa, mi interés se multiplica.
Discrepo de su valoración sobre los
colaboradores de Asensio, elemento primordial en la GRAN CORRUPCIÓN barcelonesa.
Para mí alguno de ellos son simplemente unos amorales golfos… y algo peor.
Periodistas que igual publican el más duro porno, se inventan reportajes de
sangre y sexo, o “investigan” sobre el mayor desfalco de aquel año editando
para el caso una revista, MAGAZIM, dirigida por José Ilario, para salvar a su
financiero. Repito que me alegra que de
aquel imperio mediático quede poco, y en práctica quiebra.
Iñigo Arista dijo...
Aquellos polvos trajeron estos lodos, y vienen de
lejos, de muy lejos. De cuando D. Antonio padre tenia un capital humano muy
cerca, en Primera Plana.
Ramon Serres, Angel Berbes, Mario Santinoli, JF Pretel...y muchos otros, sin
contar la redacción. ¿Recordais deportes? :Emilio Perez de Rozas, Francesc
Aguilar, Joan Patsy, Santi Nolla...
Aquella gente que cogió una empresa con pérdidas, con encargo para cerrarla y
que sin apoyos pasó de 600 MM de perdidas a 900 millones de beneficio, con la
inversión de Sant Feliu adelante, asumiendo fiascos del Grupo como el diario
Record, Panorama, Diari de Barcelona o nuevas inversiones como La Voz de
Asturias, Graficas Industriales o lo de Parets que daría origen a Ediciones B.
Aquella gente que creó Pequeños Anuncios o Dispesa de la nada. ¿Dónde estaban
cuando el joven Asensio se encontró al frente ? Habían quedado en el camino
José Ilario, Dario Giménez de Cisneros, Javier Salvadó, Serres, Berbes y tantos
otros que le hubieran aconsejado y ayudado en aquellos momentos.
Gente que tuvo que salir muchas veces de mala manera, engañados o con malas
artes por oscuros intereses o conveniencias personales, por incompetencia o
mala fe.
Pero el perjuicio a la larga ha sido para el Grupo.
Al joven poco se le puede pedir. Su falta de experiencia y la formación de la
vida le impiden poder asumir la responsabilidad que ha heredado.
Para colmo da la sensación de que hay vendettas familiares: Sanclemente, Blanca
Rosa...
Debería mirar a su alrededor y analizar si los Matosas, Espelosin, Llopart...han
sido vistas las experiencias de todos estos años los consejeros aúlicos
apropiados.
Quizás debería escuchar a Salvadó, Serres y algunos otros.
Iñigo Arista dijo...
Bueno, cuando habla de enemigos de Cataluña se
refiere a todos aquellos que se oponen a sus intereses particulares o de
partido.
Quizás lo soñé, pero me parece recordar al ex-Honorable (o lo sigue siendo?, no
entiendo de protocolo) en la plaza de San Jaime diciendo algo así como que
atacan a Cataluña a raíz de los temas de Banca Catalana, Banco Industrial de
Cataluña, Banco de Barcelona, Banco de Gerona...que Felipe González quería
utilizar sea dicho contra el Sr,Pujol.
Gloriosos días aquellos del C.A.R.I.G. en los que se hablaba en las barras de
los bares que todos aquellos créditos fueron concedidos a empresas creadas
ad-hoc por amigos y conmilitones,y que nunca fueron cobrados.
Bueno, todos menos UNO. Si, al menos uno pago (o eso afirmaban).
Decían que a una empresa editora de periódicos le habían concedido uno de Cien
millones de pesetas en el Industrial de Cataluña ante la amenaza de esta (la
editora) a levantar el asunto en sus publicaciones.
Decían también que la citada empresa era la única que cumplía los requisitos
para la concesión de dichos créditos, dicho esto en honor a la verdad, y que en
esta ocasión cumplía regularmente los compromisos adquiridos.
Pero la realidad es que en este país hay mucha leyenda urbana, y mucho que
habla sin conocimiento, por lo que lo cuento tal como lo oí, sin poderle dar
verosimilitud.
Cap. 11 Urbanizaciones.
Alianza Financiera SA. Magazim.
Fiscalía. Talones
beneficiarios falsos. Piso Reina
Victoria. Coches lujo. Alcaldes,
Porcioles, Massó,
Socias Humbert.
Pag. 58
PRIMERA PARTE
Consorcio de la Zona Franca
Piqué Advocats Associats
1975-1984
11
Si el juez Miranda de Dios
disfrutaba un espléndido piso de 170
metros en Enrique Granados
Provenza, propiedad de la mujer de
Piqué Vidal, o el segundo de
“Estafas” de la Policía, inspirado y
copiado de la vulgar serie
“Colombo”, donde el abogado asesino lo
engatusa con contratar y
asociarlo a su bufete y un sueldo millonario,
acabaría con el tiempo en el
Bufete Piqué Vidal, y allí colaboraba uno
de los tres magistrados que me
condenaría, Adolfo Fernández Oubiña,
obviaban descubrimientos.
Oubiña en sus apariciones en televisión o
sus habituales de la radio
como tertuliano de Luis del Olmo, jamás
contaría los guiones de gansters
americanos que viviría en el Bufete.
La prensa, fuente
trascendental con Interviú convirtiendo en
millonarias ventas los
escándalos, parecía dormida, ausente. A la
madrileña Cambio 16 no se le
añadía la barcelonesa, el impacto de la
página entera del Diario de
Barcelona del 5 de Mayo, denunciando los
diez mil millones tan claros
en la denuncia, sin eco, ni continuación en
el célebre Brusi. Si la
autoría se daba por supuesta con la fingida huida
de Antonio de la Rosa, jamás
se nombraría a Javier de la Rosa,
Fernando, Pilar, o al abogado
en el Ayuntamiento, Antonio. Silencio
total. Respeto total por los
hijos de Antonio de la Rosa, capitaneados
por Javier, involucrados por
sus empleos, y por el Banco Garriga
Nogués, omnipresente en el
desfalco.
Para La Vanguardia, la
denuncia más trascendente desde el caso
Matesa de Vilá Reyes, doce
años atrás llenando titulares y páginas, no
existía, y para el poderoso
Grupo Z, Interviú y El Periódico, Asensio,
vecino y financiado con
largueza por el Banco Garriga Nogués,
imprimiendo en los talleres
del Noticiero Universal, y la
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monopolizadora de los
escándalos, Intervíu, silencio total hasta Mayo,
cuando impactó la página del
Diario de Barcelona.
La primera noticia en el Grupo
Z de Asensio, el 9 de mayo de
1980, un suelto muy
significativo del viento conduciendo la gran
ambición y partidismo de
Asensio. “Alianza Financiera SA, también
conocida por Alfisa, presentó
ayer suspensión de pagos ante el
Juzgado nº. 8 de Barcelona.
Tanto por el montante de la suspensión
(un activo de 506 millones y
un pasivo de 320) como por el tipo de
sociedad (una financiera
dedicada a todo tipo de financiación de
compraventas a plazo, es
decir, de carácter general) no se trata de una
suspensión cualquiera. La
recámara del asunto es quienes han dirigido
en el pasado esta sociedad.
Efectivamente, en el anterior consejo de
administración figuraba el
financiero Rafael del Barco Carreras,
intermediario en el caso del
Consorcio de la Zona Franca y contra
quien se ha querellado el
Ayuntamiento. Al salir de la sociedad, Del
Barco debía varios millones a
Alfisa. Sus actuales gestores están,
precisamente muy molestos con
la anterior forma de llevar las riendas
de la firma”. ¡Carajo!. Un
torpedo, otro, ¿y a beneficio de quién?.
A continuación el 15 de mayo,
el Periódico sigue con “Proyecto
para traspasar el Consorcio al
Ayuntamiento”, anunciando problemas
sin matizar. Y para finalizar
un gran titular el 10 de Julio de 1980, de
oscuro enunciado, “Otros mil
millones se han esfumado de la Zona
Franca”, centrándose en
Antonio.
Iniciarse atacándome a mí, o
despistar con una fusión, parte del
guión. Si alguien hubiera
consultado el Registro Mercantil, o
investigado en el Juzgado n.8,
o siquiera preguntado a la portera del
inmueble Rambla Cataluña 27,
sabría que yo no administré, ni
siquiera trabajé o dirigí
Alfisa. El chiringuito financiero merecería de
por sí otro libro, sin embargo
ni sus cifras ni la fama de sus
componentes lo merecen. Alfisa
creó en el 67 la cooperativa de
crédito que durante siete años
dirigí, pero desligada de la Caja por
orden directa fruto de una
inspección del Banco de España por el 68,
su camino y el mío se unió con
las nefastas urbanizaciones y
promociones inmobiliarias,
creadas al empuje de José Antonio
Casanovas Tomás, hijo de la
amante de Juan Álvarez Torras,
Intendente Mercantil y Censor
Jurado de Cuentas, que con José Luis
60
Pérez-Albert y de Olaguer,
captador de inversiones entre una refinada
aristocracia, y Pedro Pérez
Güerri, director regional del Banco
Guipuzcoano, de donde le
despidieron por redescontar a coste cero
papel de sus financieras,
crearon y dirigieron Alianza Financiera SA.
Alguien añadía malicia
sacándose el polvo de encima. El verano
del 67, salía a la palestra.
Desmenuzando mi vida para readaptarla. De
contable de un mayorista de
artículos eléctricos, filial de la quebrada
Rull SA, de sanitarios y
material de construcción, y anunciado en La
Vanguardia como joven con
conocimientos y estudios bancarios y
buen contable, me pusieron
ante un papel de la Organización Sindical
creando la Caja de Crédito de
la Agrupación Comercial e Industrial
Sociedad Cooperativa, con
objetivo inmediato de dar una especie de
cobertura fiscal a los
inversores de Alianza Financiera SA. El tiempo
llenaría y complicaría el
invento, por suerte sin repercusión en el
futuro pero condicionando mi
vida.
No cabe duda, Asensio se
disponía a devolver los favores de Javier
de la Rosa, o a cobrarle más,
centrando en mí la atención. Intervíu,
callada. Sus famosos dossiers
sobre “vidas y fortunas del franquismo”
interrumpidos. Sibilino
Asensio, los dos escalarían los recónditos
aledaños del Poder, el editor
callando, hundiendo enemigos, y
arrimando su sardina a la
mejor ascua, y el banquero sobornándolos, o
pagando simples chantajes.
Una vez en la cárcel se
iniciaron las intensas campañas. Por parte
de El Periódico, sin incidir
en el Consorcio, dedicó grandes páginas a
lo titulado “mis
urbanizaciones”. Unas “urbanizaciones” donde me vi
metido por “descontar” letras,
y “pillado” continué con la vaga
ingenuidad de “solucionar”. Lo
que tanto me preocupaba acabó lo
mejor posible, pero lo del
Consorcio, la pesadilla comenzaba. Mi
nombre sobresalía, alguna
gacetilla me hacía administrador o
consejero. La puntilla, gran
lanzada del Grupo Z vendría de una
publicación, ajena, o
aparentemente ajena.
El día 18 de septiembre de
1980, en el n.13 de una revista,
MAGAZÍM, de gran formato y
pretensiones, editada por el ex socio
de Asensio en Intervíu, José
Ilario Font, se inician seis artículos, uno
cada semana, toda una joya de
la ocultación y creación de imagen. En
la quiebra del Banco Garriga
no encontré su saldo negativo, quizá se
61
sumaría en los del Noticiero
Universal, saldría del banco con billetes
verdes, o se hallaba en los
miles de millones de deudores por debajo
de los diez mil de mínimo
personalizados en las diferentes
publicaciones. Elemental
recordarlo.
Se inicia en primera página
con un sobresaliente “Zona Franca”, y
aumentando el grosor y
centímetros de las letras “El Matesa de los 80”.
En mis manos en la cárcel, el
mismo día de la distribución, me dio un
vuelco el corazón. Matesa,
10.000 millones. Segunda página y a doble.
“Barcelona, la negra historia
del Consorcio de la Zona Franca, y en
fondo blanco con grandes
titulares ocupando las dos páginas “EL
MATESA DE LOS OCHENTA”, y al
pié las fotos de Santiago Udina
Martorell, Enrique Massó, ex
Alcalde de Barcelona, y Carlos Güell de
Sentmenat, principio y fin de
esta historia, añadía.
Sin más lectura creía hallarme
ante una segura exposición de lo
sucedido, por el título con
10.000 millones. Mi gozo en un pozo, bajo
una gran fotografía portuaria
resaltaba un recuadro, “¿De quién es
testaferro el acusado Rafael
del Barco?”. Innecesario leer, los nombres
en negrita los habituales y
conocidos del sumario, ni una cita a los
talones del Banco Garriga
Nogués. Ni siquiera culpaba a Antonio
minimizando con que compartió
poderes con Udina Martorell. La
pregunta tenía grosor, podían
asignarme testaferro de Antonio, de
Javier, de Udina, o de quien
le apeteciera al chantajista o al acomodo
de los guionistas, el Bufete
Piqué Vidal. Allí se anudaban los hilos de
la marioneta.
Y por el estilo la próxima
semana, remarcando nuestros nombres y
señalando a Santiago Udina
Martorell, que debió remover sus
asentadas amistades.
La tercera semana, recordando
los diez mil millones, por supuesto
culpaba a Antonio de la Rosa,
y mi nombre en negrita sobresalía
reiterativo y con abuso.
En la cuarta parte, el serial
con gran foto de Antonio de la Rosa,
omnipresente y omnipotente,
hombre de convicciones firmes e
inquebrantables, añadía. A
continuación Del Barco y Serena por
doquier, y ya preguntándose
“¿sabían o no sabían la procedencia del
dinero de Don Antonio?”.
62
En el quinto capítulo, la foto
de Bruna, “prestigioso abogado
barcelonés, ahora en la
cárcel, parece encerrar la clave del misterio”.
Y vuelta hasta la saciedad,
abuso mediático, mi nombre en negrita. A
cada dos líneas. Ni la
sintaxis permitía tanta repetición. Y se extendía
en las sociedades mercantiles
donde aparecía Bruna. Y anunciaba el
sexto, y último capítulo.
Por fin mi nombre no aparece.
El sexto, unas declaraciones de
Carlos Güell de Senmenat, y de
Narcís Serra. Con los recuadros “A
finales de Agosto me dijo De
la Rosa que se iba de viaje de negocios.
No volví a verlo”, declara
Güell, y “Cuando acepté el cargo
desconocía que en el Consorcio
se había producido un fraude”, Serra.
Continúa con “los acreedores
exigen al Consorcio 10.000 millones”, e
insinúa sobre Porcioles, Massó
y Socías Humbert, anteriores alcaldes,
publicando una lista de las
inversiones, sin entrar en valoraciones.
Enrique Massó Vázquez, merece
un pequeño recuerdo. Alcalde
desde el 73 al 75, o sea
presidente del Consorcio ya iniciado el gran
baile. Falangista, camarada de
Antonio. Procurador en Cortes, y
consejero de varias grandes
empresas (FECSA). O el menos brillante
sucesor, José María Socías
Humbert, abogado, gran cruz del Mérito
Agrícola, ex cargo ministerial
franquista, y Delegado de los Sindicatos
Verticales en Barcelona, sin
percibir nada extraño en el Consorcio, y
que según rumores escritos
trataba a Pascual Estevill en sus escarceos
políticos.
Al famoso Excelentísimo Don
José María de Porcioles y Colomer
no le coge de lleno (en pleno
apogeo del Consorcio solo es Alcalde
Honorario de Barcelona) aunque
su hijo José María de Porcioles y de
Sangenís es el consejero
delegado del Noticiero Universal (pieza
clave), y las raíces de su
extenso mundo profesional y financiero
abarquen a los De la Rosa.
Juez de Apelación de Andorra. Académico
de la Real Academia de
Jurisprudencia y Legislación. Grandes Cruces
de Carlos III, Isabel La
Católica, Imperial del Yugo y las Flechas,
Mérito Civil, Mérito Naval, y
de Alfonso X el Sabio. Tantos títulos
como barrios cochambrosos
tiene su ciudad, y empresas con
recalificaciones y quebradas a
tiempo.
¿No llegarían a la Alcaldía
siquiera alguna multa de los quince
coches de superlujo que
Antonio aparcaba en el garaje de la calle
63
Granada frente a la célebre
tortillería Flash?, de cuando residía en la
Diagonal 419, antes de
trasladarse a Reina Victoria con 400 metros de
vivienda (piso escriturado a
su nombre y por tanto liquidado a
Hacienda donde absolutamente
conocido). Un escaparate en el
simbólico centro de Barcelona,
Tuset Balmes, con un Rolls Silver
Sadon II, otro Cornige, varios
Mercedes 450 y 300, Porsche Carrera y
911, Maserati Indi América,
Dino Ferrari y 400, Aston Martín, BMW
435, Jaguard JV6 y 12, un
caprichoso Morgan o Cadillach, Saab, un
desconocido Monteverdi suizo,
o un NSU RO 80. El lujo europeo de
entonces. Y en uno de sus
estrafalarios discursos a sus panegiristas,
Javier decía compartir un 600
con sus otros hermanos, cuando ya en la
mili en Castillejos tiraba de
champán de gran magnate. Serena me
contaría que cuando trabajaba
de dependiente vendedor del carrocero
Serra, en el Paseo San Juan,
por los 60, Antonio compraba las
novedades europeas con el fajo
de billetes. De ahí nacería la amistad y
asociación, mucho antes del
CITA y empréstitos con la Caixa..
Gracioso Güell de Sentmenat;
“Con Udina Martorell no he hablado
del tema, pero todas las
referencias que tengo de él coinciden en que
se trata de una persona de
gran honradez. Era un hombre que llegaba
al Consorcio como ex
subsecretario de Obras Públicas, movido por la
buena fe de creer en la
posibilidad de una gran inversión pública en
Cataluña”. Un insulto a la
inteligencia de los lectores. La tela de araña
se cerraba. El guión corregido
y entregado. ¡Joder, joder, joder!. No
repetí el ciceroniano “ubinam
gentium sumus, in qua republicae
vivimus...”.
El nexo a resaltar entre los
seis capítulos el silencio absoluto sobre
los hijos de Antonio, y
ninguna mención al Banco Garriga Nogués, ni
menos mis declaraciones.
Silencio sobre las extrañas operaciones
reales, ni opinión sobre
valoraciones de edificios. Lo declarado y
escrito en el juzgado no
existía para tan capaces periodistas.
Lo impactante de la 6ª parte
de la espléndida revista no lo debo
obviar. Una excelente foto de
Güell de Senmenat y Narcís Serra,
graves, en postura de empuje,
y remarcándola; “Con las declaraciones
de Carlos Güell, actual
delegado especial del Consorcio, y de Narcís
Serra, alcalde de Barcelona,
llegamos al sexto capítulo. Y al último, al
menos por el momento, si bien
esta revista -que ha sido la única a la
64
hora de denunciar el tema- seguirá la actualidad de
cuanto puede
suceder en torno al
escandaloso fraude del Consorcio de la Zona
Franca de Barcelona. Seis
capítulos. Seis escalones hacia la verdad:
Los nombres, las fechas, los
pelos y las señales del más turbio affaire
económico de la última
década... ahora corresponde a la Justicia
adjetivar lo que nosotros nos
hemos limitado a explicar”. Amén. Y
firma un periodista, o lo que
sea, llamado José Ramón del Ramo, que
no me entrevistó, maldita la
gracia que le haría mi versión.
Para muestra de la prensa
barcelonesa innecesarios detalles, pero es
imposible entender el conjunto
sin acudir a ella, por lo menos para
descubrir el titánico esfuerzo
realizado para salvar o estrujar a Javier
de la Rosa. Por entonces yo
aguantaba en la celda además de una
depresión de Serena,
culpándose por dejar el pueblo para trabajar en
Barcelona, donde sus hermanas
tenían un bar, o las continuas meadas
de Juan, un borracho
empedernido traficando con cervezas, entonces
“legales”, bebiéndose no menos
de tres cajas diarias. Las cervezas, un
curioso método de premiar a
los “destinos”. ¡Y La Vanguardia a
página entera anunciando
“Banco Garriga Nogués”. ¡El que lava más
blanco, sería!, o “BGN
Internacional”. Que yo supiera el banquito de
Javier no tenía sucursales en
el Exterior, corregido con
“corresponsales”.
“Tan solo se sabe el rumbo de
una parte”. “El turbio caso de diez
mil millones esfumados del
Consorcio de la Zona Franca. Poco a Poco
irán apareciendo todos: 1.230
millones, por el momento, volaron
así...” ¡Pues no!, no
aparecieron, y desapareció ese MAGAZIM, con
seguridad en negociaciones o
vendido para no continuar publicando ni
menos preguntar a Del Barco.
Exceptuando el engendro, un
guante a los propósitos oficiales y de
Javier de la Rosa, y visto
desde la lejanía, la prensa fue moderada,
aunque a mí me pareciera de
presencia continua. Si se compara con el
Caso Matesa, o Sofico, dos
similares, de diez años antes, donde las
partes en lucha se
encarnizaron a través de los periódicos, del
Movimiento falangistas contra
tecnócratas opusdeistas, en el
Consorcio, sentada la
perversión del franquista Antonio y los golfos
Serena y Del Barco, nadie se
enzarzó. Acuerdo absoluto. Una
nimiedad comparando con la
dedicación de la prensa a Javier de la
65
Rosa en declive, o su amigo
Pascual Estevill, de juez chantajista. El
caso no alcanzó la
popularidad, aunque total fama entre la clase
dirigente. Y yo me pregunto
ahora, ¿Antonio era culpable?, quizá por
dejar la entidad en manos de
sus hijos, con talones firmados en blanco,
y apareciendo cientos de
firmas falsas atribuyéndole la falsificación.
¿Quién rellenaba los talones
firmados en blanco encontrados en el
Consorcio?. ¿Y quien estampaba
las firmas de los contratos de gente
real e irreal?. ¿Se abonaban
en las cuentas de Antonio de la Rosa en el
Banco Garriga y Nogués, según
la sentencia, cuando en la instrucción
no aparecieron esas cuentas?.
Lo dictarían por “íntimo
convencimiento”, digo yo, con
lo fácil que hubiera sido exigirle al
Banco las cuentas, y a su
dueño el Banco Español de Crédito,
centralizada la contabilidad
en su Núcleo Contable, en Santander,
cosas de la informática de
entonces.
¿Y la Fiscalía? El fiscal
Eladio Escusol Barra un invitado de
piedra ante los talones del
Banco Garriga. No es una suposición sino
una afirmación, Eladio
Escusol, buen funcionario, demostrado contra
PRISA, donde tampoco le harían
caso, comunicaba a su superioridad
el Fiscal Jefe Alejandro
Sanvicente, o su cúpula Alejandro del Toro,
Carlos Jiménez Villarejo y
José M. Mena, los descubrimientos en el
caso Consorcio. Y el Fiscal
Jefe Sanvicente tendría informado al
Fiscal General del Estado que
buen servidor de su Jefe Adolfo Suárez,
o su cuñado Aurelio Delgado
“Lito”, comentarían que la fuente de
financiación de los suyos en
Barcelona a través del Noticiero parecía
no estar bien cimentada. Ellos
la cimentarían. Y todos olvidando el
Artículo 785 bis de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal. “Cuando el
Ministerio Fiscal tenga
noticia de un hecho aparentemente delictivo...
practicará el mismo u ordenará
a la Policia Judicial que practique las
diligencias que estime
pertinentes...”. ¿Talones por cientos de
millones librados a la orden
de nombres falsos y pagados por el Banco
Garriga
no son hechos aparentemente delictivos?