BARCELONA, 30 AÑOS DE CORRUPCIÓN. Continuación de fecha 7-02-10.
SEGUNDA PARTE
Banco Garriga Nogués
KIO
Gran Tibidabo
1984-1995
1
Indiscutible la consolidación del desfalco de diez mil millones. Sin embargo una posible detención de Antonio de la Rosa Vázquez, ya que el Supremo al no actuar de segunda instancia no alteraría el rumbo, cerrada toda investigación por el juez especial Álvarez, podría con un segundo juicio aclarar lo sucedido. Estaría loco, si clasificado como enemigo de un poderoso individuo y que contra todo pronóstico aun escalaría cotas astronómicas, me hubiera dedicado a buscar al huido. Un trabajo facilísimo para la policía. A través de su gran familia, un hombre de 62 años, de salud complicada y el alcohol apretándole, localizarlo, de principiantes. Bastarían unos simples pinchazos telefónicos y vigilar la residencia de verano en Cadaqués de Javier. Decidí desaparecer, habían ganado, y diez mil millones, el Banco en expansión, los rumores situando a Javier en los máximos niveles del Banco Español de Crédito, y parapetado en el Bufete Píqué Vidal y por tanto de Jordi Pujol, le alejaban de mi capacidad de venganza, pospuesta a la de “ganarme la vida”.
Durante los tres años en Madrid, centrado en los bancos, y comiendo casi a diario con el ejecutivo del Banco Hispano Americano en un momento que en la capital la banca, fusiones y cambios de directivos promovidos por el nuevo Gobierno socialista, formaban la comidilla de tanto corrillo, el nombre de Javier me sonaba aun sin pretenderlo. Un simple nombre, nunca me entrevisté con él. Continuaba la “guerra por el pasivo”, es decir, los bancos premiaban en negro las imposiciones medianamente importantes, y la política monetaria inyectando dinero a la banca propiciaba que los negocios y el crédito bancario crecieran sin agobio. La inflación al galope. Los socialistas, predispuestos a que el Sistema funcionara. Lo demostraban con la desmembración de RUMASA, recién expropiada, regalando empresas a sus “amiguetes” con abundante crédito para su funcionamiento. Créditos al bolsillo, y empresas quebradas y liquidadas. Un billón y medio de pesetas a costa del Estado. ¡El presupuesto y España absorbían lo que le echaran!.
Al Banco Hispano Americano, válvula de escape para el riesgo en la Banca Catalana, se sumó otro en el Banco Mercantil de Tarragona, filial del Hispano, pegado al edificio de su subcentral en la Calle Serrano detrás del Hotel Villamagna, y tras una visita a Madrid de Pilar Pato y familia, con el marido empleado en el Banco Guipuzcoano de Barcelona, agregué una clasificación de diez millones en la Agencia de la calle Lista, Ortega y Gaset. Una magnífica carambola, el banco pagaría el coste básico de tres años en la cárcel Modelo. Otros convencidos de mis “mil millones”. Los “amigos” desaparecidos, de nuevo aparecían. Si estafar al Banco Guipuzcoano me resarcía del coste de la cárcel, el Banco Mercantil de Tarragona me trasladaba a cuando con Ignacio Ribó y José M. Galera, con su quebrada Infiesa, Fondo de Inversión Inmobiliario, y otros, compramos, año 1974, el Banco de Valls (el Mercantil en ese momento) al Banco Hispano Americano. Sin culpar al Hispano por vendernos lo que solo era “una ficha” bancaria por 1.500 millones, que no alcanzamos a cubrir, la operación fue por si misma suficiente para acabar con la Caja General de Crédito Sociedad Cooperativa. Después de las urbanizaciones, mi error más grave pretender que la suma de empresas financieras que yo creía me apoyarían para canalizarlas en un Banco, única viabilidad para su actividad, se desmarcaran ante varios escándalos, entre ellos el Banco de Navarra.
Al año y pico de “darle vueltas” a mis letras, pagando unas e ingresando otras, creciendo paulatinamente el “riesgo”, o sea, el límite de descuento, los rumores sobre el Banco Garriga Nogués, no solo me llaman la atención, se hacen omnipresentes. Aquel para mí desconocido Javier de la Rosa, resucitaba. Mi amigo de la Banca Catalana por absorción del Banco de Gerona, me tenía al día de los rumores financieros en Barcelona, e insistía; “Javier de la Rosa está acabado, lo tienen entre las cuerdas, se habla de cien mil millones”.
Las confusas noticias sobre el Banco Garriga se minimizaban ante las del propio Banco Español de Crédito. Pablo Garnica Mansi en la picota, entre los socialistas pretendiendo otra perita en dulce a lo RUMASA (llevarse lo bueno y las deudas que las pague el Estado), y los viejos del franquismo financiero mareando la perdiz para pasarle el muerto a otro ambicioso de las nuevas huestes. Unos tres billones de suma de balance en entredicho. Obligada una fusión.
Sin embargo las campañas de información financiera, interesadas y por lo tanto mentirosas, no me impresionaron como las declaraciones del Ministro del Ejercito, Narcís Serra, ex alcalde de Barcelona, alardeando de nuevo sobre su descubrimiento del Caso Consorcio, y añadiendo que en un ataque de incorruptibilidad rechazara en su día la oferta de la devolución de los mil doscientos millones por parte de Javier de la Rosa para el retorno y exculpación de su padre. Un empleado de banca, en definitiva Javier, ofrece devolver mil doscientos millones. El viejo cuento del cajero cogido en sustracción pretendiendo con una parte paliar la ira del dueño. Al ya potente político ni le extraña la potencia económica del muchacho, ni sospecha y acusa de directa implicación en el desfalco. No solo Serra se suma a una oleada de grandes lanzadas al moro caído, la misma anécdota publica Aurelio Delgado, cuñado de Adolfo Suárez. Sin embargo, parecido al barco de Viudes, o con la promesa de ayudar en la financiación de la compra de los terrenos de Montornés, aparecen árabes y noticias sobre grandes operaciones con Tierras de Almería. Las cifras de la explotación tomatera en Almería rondaban los veinte, treinta, cuarenta o 50.000 millones, según quien la publicara o comentara en tertulias radiofónicas. Y varios miles de millones ingresados para la compra con condiciones de devolución de no cumplirse unos determinados requisitos. ¡Otra operación de camuflaje alargando tiempo!, y por si fuera poco lo leído sobre las operaciones de crédito del Banco Garriga Nogués, las disparatadas valoraciones, me recuerdan tanto al Consorcio que la mínima duda de su autoría se desvanecía. Ese Javier de la Rosa, era un genio. Una “triangular” sin retención de la imposición colorea una venta que no se realizará, porque lo imposible no tiene solución. Nadie compraría por decenas de miles de millones el disparate de Almería. Mostraba su dinero disfrazando una operación de compra. Atrapado en el Garriga, y los viejos del Banesto cogidos por los huevos en Almería. Todos deseando un comprador de la nada. La misma historia involucrándome con los terrenos de Montornés, con una diferencia, allí existían los terrenos.
La tensión se percibía en aparentes insignificancias. Que el Premio Planeta 1984, de su vecino Lara, “Crónica Sentimental en Rojo” de Francisco González Ledesma, en un pasaje donde citar el caso de la Zona Franca y a Bruna de Quijano en prisión no tenía más interés que la cita en si misma, significaba que no se diluyó su recuerdo tras el juicio, y hasta un toque de atención. Leí la cita varias veces, no encontraba entre líneas pruebas a mis conclusiones, pero me agradaba, mascaba la duda del autor. Un periodista de La Vanguardia le respondía al personaje que el caso era ya viejo. Le hubiera podido responder que para ellos ni existió. Lara jugando al escondite con los vecinos Godó y Javier de la Rosa.
Cuando el Banco de España y las luchas en el Banco Español de Crédito le señalan autor del descalabro del Banco Garriga, y López de Letona, designado por el banco emisor en Banesto, exclama lo de “sevicia contra el banco” y lo de “juzgado de guardia” con el “nos han robado”, Javier blande una carta de fecha 30 de junio de 1986 de José M. Sainz de Vicuña, marqués de Alhucemas, el amigo en Banesto de su padre, abogado del Estado, alférez durante la guerra civil, ex subsecretario de Hacienda, y consejero de decenas de sociedades. “Estimado amigo: Tengo el gusto de comunicarle que la Junta General de Accionistas del BANCO GARRIGA NOGUÉS SA, celebrada el pasado día 27 de junio, adoptó el acuerdo de aceptar su renuncia al cargo de Consejero del Banco, que presentó a propuesta del Banco Español de Crédito SA. En la misma Junta se acordó exonerarle de toda responsabilidad, agradeciéndole de modo expreso los servicios prestados en el desempeño del cargo. Dejando constancia de mi reconocimiento personal, cordialmente le saluda”. El Banesto y los 20 consejeros del Garriga se negaban a la evidencia. La omertá. Los números esparcidos por la inspección del Banco de España, contundentes. Y había más, no contabilizados, avales del Banco Garriga para captar dinero que pagaría Banesto (en casos tachados de falsos), y letras redescontadas en su cartera rebajando saldos deudores incobrables.
Si cada individuo alternando a favor o en contra de Javier de la Rosa merece una biografía, en el hombre del Banesto y Banco de España, José María López de Letona y Núñez del Pino, sería obligado por camaleón. Ministro de Industria con Franco hasta 1974. Gobernador del Banco de España con Suárez, y del 81 al 86 preside el Banco de Madrid, donde colabora Javier para que lo absorba el Banesto. De consejero delegado de Banesto a Vicepresidente hasta 1987, cuando Mario Conde lo desplaza. Como es habitual en estas historias se tragó sus exabruptos contra Javier de la Rosa, y ni hablar de acudir al juzgado de guardia como era su obligación legal. El porqué de los cambios de criterio un insondable misterio. En definitiva, absolutamente nadie de los muchos cargos oficiales o simples empleados actuando en los enjuagues de De la Rosa, le denunciaron. Ni menos la fiscalía y policía leyéndolos en los simples periódicos. Y había delitos a montañas como se demuestra en la denuncia del nuevo KIO o los nueve mil vilipendiados ahorradores de Gran Tibidabo. Pero no debo anticiparme.
Y en más complicada pirueta, contra las cuerdas o la cárcel, entran en escena los árabes de KIO, árabes kuwaitíes, un inimaginable chorro de dólares. El propio De la Rosa, en sus arabescas conversaciones con sus incondicionales de la prensa, por ejemplo, el comprado Feliciano Baratech de La Vanguardia, confesó que en principio los kuwaitíes se asociaban con él, o sea, él compartía la inversión, y después la absoluta confianza les guiaba en las operaciones. Una inconsciente confesión de que sus saldos en el extranjero, parte de los desaparecidos en el Consorcio y el Banco, se reutilizaban en operaciones con los kuwaitíes. Grandes operaciones y grandes saldos. Y complicando la partida, Mario Conde, y su fanática voluntad de hacerse con la presidencia de Banesto.
Mi indiferencia, y envidia hacia quien ni conocía, se convirtió en una morbosa afición. Aquello multiplicaba en tanto las cifras del Consorcio que pudieran dinamitarse los diques conteniendo la verdad. Las noticias un espectáculo. Alguien podía traerse al padre para hacer saltar por los aires al hijo, la clave se hallaba en los archivos del Banco Español de Crédito. Cada talón, y los había a docenas, pagado a un nombre inventado, una prueba irrebatible.
Y por si fuera poco entretenimiento los bancos y los chismes sobre De la Rosa y su Banco, aparece en mi escena madrileña, Tito Parés, Antonio Parés Neira, del Hotel Ritz de Barcelona. Entre mi temporada en la cárcel y mi abandono al cabo de unos tres meses de incidencia en el Ritz, con pérdidas continuas, pareció que nuestra asociación al cincuenta por ciento había desaparecido, resucitándola a su conveniencia. Tenía la extraña virtud de surgir cuando en mi entorno brillaba el dinero. Le compré un negocio ruinoso, en realidad apenas una oficina por los últimos sesenta, para el “grupo” de la cooperativa de crédito. En 1972 absorbimos una cooperativa de crédito, el Instituto de Crédito Cooperativo, Presidente el General Serrano Ariz, ex gobernador militar de Barcelona, él de vicepresidente, y desastre por cien millones de incobrables letras contra otros tantos de cuentas de ahorro, con un paquete de ochenta millones capitaneado por el ya célebre dueño discotequero Pedro Trapote, entonces director de una oficina del Banco de Bilbao.
Parés traía de la mano a José Luis de Vilallonga y Cabeza de Vaca, y consecuencia de pago de sus estancias en el Ritz, unos terrenos, y letras en poder del Banco Pastor. Pretendían ayuda. Me reía al recordar a Xavié Cugat, Cugui, sus caricaturas y el contrato con el Casino de Ibiza, pretendiendo mi financiación. Se entusiasmaron ante el director del Banco Mercantil de Tarragona, concediendo créditos en cada una de sus salidas nocturnas, y salía cada noche. Diez millones de crédito para José Luis, impagado, consolidó el entusiasmo. La casualidad me situaba de vecino, él, en el magnífico ático y sobreático de la finca de Castellana 70, y yo, en uno de sus pisos, alquilado entonces por ochenta mil pesetas mensuales. Aquello, y sus escarceos con Tita Cervera, y ya el Barón Tyssen rondándola, y por tanto cuadros, inundación de cuadros, prometía buena diversión. Me trasladaba al 78, iniciándonos en el Ritz, y al poco aparecieron cuadros falsos por las estancias del hotel y su nuevo piso en el Turó Park. Un extraño ascenso a la parte “cara” de Barcelona, y vecino de Mariano Calviño, íntimo de los De la Rosa, y con quien Parés hizo buenas migas. Con Tita Cervera y su madre Carmen de “gorreo”, y Espartaco Santoni a por el último anillo de Lex Baxter, primer marido de Tita, y promotor de la torre en San Feliu de Guixols, o Pitito y sus monos amenizando las fiestas.
El espectáculo corregido y aumentado, aunque su presencia me traía los fantasmas de mi abogado Pascual Estevill, las cartas de los inversores árabes desaparecidas, su evasiva declaración en el juicio, y el empecinamiento en la cárcel para no despedir al abogado, e ignorando entonces como completara sus amistades entre mi prisión y alejamiento a Madrid, casualmente relacionadas con el específico mundo de De la Rosa. Se escapaba de mis referencias a los cuadros, o sobre Pepe Bella, encarcelado por tráfico de falsos. Encantado con Tita y Tyssen, y la invitación a la boda en Londres, y nombrado gerente de una “non nata” Fundación Tyssen. No tardó en desaparecer de sus vidas. Por lo visto el negocio de un posible Hotel en el edificio en Monjuich de la TVE complicó sus relaciones con los barones.
Y de Luis Pascual Estevill, ni palabra. A Pascual le debió encantar tanta cultura, aun falsa, porque de un bufete en el 80 con las paredes tan vacía como su sala de espera, a colgar relucientes pinturas, y ya de juez, ¿haría un rápido cursillo sobre arte?, se dejaba vender cuadros, o sea regalárselos, y revenderlos a quienes debían agasajarlo. La valoración de los cuadros y pintores (verdaderos o falsos lo deciden certificados tan sospechosos como los tratantes o marchantes) permiten toda clase de combinaciones financieras muy adaptables a astillas y pelotazos. Precios de ventaja, donde jugaba el Consellé de Hacienda Masiá Alavedra y los cuadros de su mujer, la pintora Doris Malfeito. Rentabilidad paralela a su cargo, y al de Consellé de Hacienda. Masiá Alavedra Moner, licenciado en Derecho, otro empleado de Pujol que alcanzaría las estrellas en Cataluña, y siempre removiendo en la basura se aliaría con De la Rosa, sus petrodólares y Gran Tibidabo.
Aparqué el lado oscuro de la innata simpatía de Tito. Los inicios de 1986, alegres, y con una corte de altura. Brillaba a tal nivel que sin duda tras el cochambroso hotel, apenas con unas capas más de pintura y purpurina, escondía “negocios”. Una residencia en la Pleta del Valle de Arán donde residían los Reyes en sus escapadas a la nieve, y otra en construcción en Llabaneras, lugar de viejas fortunas barcelonesas. Y rodeado de Mariví Dominguín, y amores de difícil entender, divertía sus estancias en Madrid y los continuos viajes.
Una de sus aventuras y ganas de notoriedad le costó cierta inquietud. En un reportaje de la revista Hola presentaba a su acompañante como esposa, una relaciones públicas del Hotel convertida en convivente, con quien también tuvo un hijo, y que al poco desapareció ella y el pequeño. Recibió un escrito de un abogado alemán amenazando con una demanda por bigamia puesto que Hanelore, la madre de sus dos hijas, vivía, tan cargadísima de razones y algo más contra su marido, que hacía unos años envió a su padre, un ingeniero alemán de los de ciento y varios kilos, y Tito desapareció de circulación una temporada. Como me decía Mariví Dominguín, cabreada por alguna fantasmada, “no sé que negocios os lleváis entre manos, pero no te fíes de quien en el recibidor de su gran piso en Turó Park tiene un busto de Franco, una vitrina llena de marfil falso, y de los muchos cuadros el único verdadero el Cuxart del salón, por alguna de sus exposiciones y estancias en el Ritz”.
Sin embargo el 86 creaba el fin de mi sistema, la entrada en vigor de la nueva Ley sobre Cheques, Pagarés y Efectos cambiarios (letras), dinamitaba a la corta mi andamiaje. Tres años tocaban a su fin. Un simple cambio del formulario de las letras, obligando reflejar el domicilio del librado, quien debía pagar, hasta entonces sustituido con la domiciliación bancaria.
2
No solo para mí los acontecimientos se precipitaban con ciento dieciséis millones de pesetas en letras de importes de no más de diez mil pesetas. Una minucia, calderilla de bolsillo. El célebre Javier de la Rosa, malabarista y prestidigitador, superaba la exclamación al “!juzgado de guardia!” de López de Letona, contenido por la cúpula del banco con el viejo Garnica en cabeza, otorgándosele el título de superingeniero en finanzas, paleando los miles de millones. Lo diría el mismo, ampliado por sus boceras periodistas; las intrigas en el Banesto, creando la inaguantable situación financiera del Banco Garriga Nogués, le mostraron un futuro libre de estrechos y anticuados marcos de actuación. Y aceptada su “dimisión” en el Garriga se lanzó a niveles de Londres o Nueva York.
Y surgieron los petrodólares de KIO. No se trataba de simples “triangulares” de mil millones, o de escarceos en una bolsa dominada por los siete grandes bancos y el Banco de España entrando y saliendo según pretendieran subir o bajar la cotización. Unas actuaciones de altos ejecutivos que un país decente los hubiera encarcelado. Una avalancha de dólares.
Habló tan desmesuradamente en sus cuatro años de esplendor con KIO, primera parte del 86 al 90, comprando y enmarañando en la Bolsa, y segunda la ocupación de Kuwait por Irak, 90 91, liquidando a barullo, repartiendo, y esparciendo por los paraísos fiscales, que con seguridad las palabras y escritos un castillo de fuegos artificiales. Siempre he creído que para saber la realidad se debería dinamitar los bancos de datos de “La Vanguardia”, periódico líder del engaño, corrupto y corrompido, demostrado en su etapa franquista, sin olvidar El Periódico con su Intervíu, metido en su etapa “oficial socialista”, y otras hemerotecas, y bucear por las cuentas punteando el beneficiario de cada operación, trabajo de imposible arqueología, porque además gran parte de esos números arderían en mil expolios. Verdad o mentira lo dicho y escrito, los ordenadores, bancos, notarios, y toda clase de instituciones registraron la riada de los petrodólares. Un aficionado o estafador sabe que la “pirámide” se ha de engrasar en principio con suculentos beneficios. El inversor se entusiasmará si “toca dinero”, y si el tocado supera al invertido, seguro se reinvertirá. Un juego mencionado en la Biblia.
Poco importa que el presentador fuera Fahb Mohamed Al Rashed, o otro Mohamed, o si la primera operación comprando Impacsa, la papelera en Balaguer de Porcioles, famoso alcalde franquista de Barcelona, o si compraron primero los moros o el Banco Garriga (deudora por 8.000 millones y él de vicepresidente), la cuestión, los kuwaitíes entusiasmados, y el colmo ingresando en Suiza la mordida de los “beneficios” a Fahad Mohamed Al Sabah, Jaber Ahmad Al Sabah, a Fouad Fhaled Jaffar, o Sheik Ali Kalifa Al Athbi Sabah, principe reinante, o dictador absoluto.
Superando el Consorcio o el Banco Garriga, multiplicado por diez, se lanzaría al triple salto, y de inversor por cuenta de los moros pasaría a incordio de viejas estructuras de la oligarquía franquista o salvador de una reducida burguesía de amigos barceloneses a quienes comprar sus anticuadas fábricas en franca producción de pérdidas. Y de nuevo el “me firmas diez y te doy uno”. Si no firmaba, igual, se falsificaba y tan contento.
Desde su oficina de la Diagonal 484 y siete de los empleados salvados del banco, con Piñana de secretario, el de “eres tonto”, es evidente que en ese corto espacio de tiempo no se fabricaría el trasiego necesario para revestir tantas falsedades y el mayor grupo industrial de España. Desde el bufete Piqué se llenarían todas las notarías, y muchas oficinas de profesionales certificando cuentas incertificables. Uno de los censores de cuentas, Juan Álvarez Torras, convirtiendo su vejez en más problemática que su fundada Caja de Crédito, en el 67, o la suspensión de pagos de Alianza Financiera, el 80. Infinitos bufetes comprobaron que el acta de una Asamblea de Accionistas ampliando capital, o la sociedad anónima sin valor, se pagaban a precios sin sentido. La Cros (con turbias compraventas de acciones), Flix, Torras Hostench (huido Torras tras quebrar el Banco de los Pirineos), Unión de Explosivos Rio Tinto (con Calvo Sotelo en su historia y 100.000 millones de suspensión de pagos), problemas graves para los bancos y el Estado aguantando sus corroídas fábricas y pesadas nóminas producto de la autarquía de viejos tiempos, se encontrarían al estilo de Harry Walker, Urbis, Ibusa, o Tierras de Almería, para el Banco Garriga, en de la noche a la mañana espléndidas inversiones en Bolsa. De valores mantenidos artificialmente y salidos de cotizaciones por los suelos, de empresas en práctica quiebra, a agregarse especuladores que a la sombra del genio hicieron o acabaron con su fortuna. Que las papeleras o textiles, o la propia bolsa de Nueva York se sumergiera en una crisis, para España y De la Rosa, poco importaba. Y en la bolsa contratan docenas de sociedades holandesas, luxemburguesas, gibraltareñas, fundaciones y cientos de españolas. Cuatro años de pura locura bolsista. De ofertas, fusiones y OPAS, de fabricar precios astronómicos en bolsa, y su sueño dorado, comprando acciones del Banco Español de Crédito, Central, Hispano, Popular, Banco Bilbao o Vizcaya, y Santander, doblegando la voluntad de los siete grandes. Paquetes de dominio. La jugada maestra, en el gallinero del Banco Español de Crédito su presencia indispensable por primer paquete accionarial. Arbitro de nombramientos, y por tanto negociaría su peso específico a cambio de enterrar cualquier veleidad con el Banco Garriga Nogués.
Para rematar disparates, se debía crear y se creó, al igual en todos los países civilizados, la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Controlar, la ilusión de funcionarios y políticos. O sea, y al poco tiempo se demostró, a trastear con políticos y funcionarios. Más astillas.
Su corte se completaría con indiscutibles del derecho, Juan José Folchi, Mercantilista y ex Consellé de la Generalitat (técnico de los problemas fiscales del Barsa de Núñez, y gran colaborador en Londres contra Javier) o Stampa Braun, penalista, amigo del padre, actuando después con los kuwaitíes contra De la Rosa, ¿?, brillantes “relaciones públicas”, Alfredo Fraile, ex manager de Julio Iglesias, políticos socialistas, o los amigos del Presidente, Enrique Sarasola (el achispado que entre boleros cantó que al Presidente se le debía procurar una fortunita para cuando se retirara), y el embajador real, Manuel Prado y Colón de Carvajal. Obligaría sentarse ante sí a los banqueros pasando de vilipendiarlo por lo del Garriga a acudir diligentes a su llamada. Multiplicando otra de sus aficiones, las grabaciones. Refinados equipos de escucha y filmaciones, y detectives privados compitiendo o asociándose con el CESID estatal. Del Falcon 80 al 100, añadido al inimaginable “Trueno Azul”, un helicóptero decorado con aire mafioso, y el placer de los mares el yate “Blue Legend”, exquisito de técnica y precio, 2.000 millones.
Compra la famosa discoteca, donde los camareros sirven con impecable esmoquin blanco, el Up & Down (con la cocaína corriendo a placer, y Maradona entrenándose), o la mejor colección de relojes, afición heredada o intercambiada con el padre, de quien paga las cuentas en el casino de Le Boulou, a un tiro piedra de Cadaqués.
3
En paralelo, entrelazados como las vías del tren, al unísono, el Bufete Piqué Vidal en la cresta de la ola. Si en cuanto a cifras y las “historias” de Javier de la Rosa la verdad duerme debajo de quilos de mierda y sobornos, las “verdades” de Piqué Vidal se ponen al descubierto poniendo toda la carne en el asador para exonerar al Honorable Pujol, continuando procesados los veintitrés de sus “empleados” y “colegas” en la Banca. ¡De locos!, el jefe, cerebro, mandamás, el capo, el bos, el primun del banco no delinquió, y sí sus obedientes empleados. Y si su estatus y fuero de Presidente de la Generalitat exige un pleno de magistrados de la Audiencia, se conseguirá una contundente mayoría. Tanto como los 1.347.047 votantes en 1984, o los 200 mil manifestantes reparándole por los insidiosos socialistas madrileños con los Fiscales José M. Mena y Carlos Jiménez Villarejo pretendiendo procesarle y de nuevo entre rejas.
Cuarenta magistrados, la mayoría “castellanos”, ni actuarían con el corazón en la mano, alguno con la mano en la cartera, y cada uno un panorama de “personalidades”. Es bien sabido que las “masas”, lo decía Julio II, “ni de obispos”, y una masa de magistrados se reorienta o reconduce con las cargas de profundidad de un puñado de “condicionales” o “condicionados”. Y el puñado conocido con los años no era tan pequeño. ¡El conocido!.
Mi querido Jaume Reixach me permitirá reproducir unas páginas de su libro con José Manuel Novoa, año 2003, “Las mil caras de Jordi Pujol”, y aún relatando 1986 debo anticiparme por la incidencia de esa defensa en la totalidad de los sucesos. Mientras Javier de la Rosa se partía el belfo en Madrid, provocando indigestiones y aumentando fortunas, su “alter ego” Piqué, consolidaba Cataluña para su asociación.
Pag. 219. “El abogado Juan Piqué Vidal, que encabezó el equipo de abogados que defendió a Pujol en el caso Banca Catalana, es un maestro en el arte de tejer espesas redes de amistad con aquellos que pueden sacarle las castañas del fuego. Así, por ejemplo, Piqué Vidal es propietario de dos pisos en la calle Enric Granados donde viven respectivamente, el presidente de la sala 7 de la Audiencia Provincial, Fernando Pérez Máiquez, y el ex presidente de la sala 13, Ezequiel Miranda de Dios, hoy jubilado. La situación es paradójica: Piqué Vidal, un procesado en libertad bajo fianza de 30 millones, acusado de actuar de intermediario en los presuntos sobornos de Luis Pascual Estevill (curiosamente, otro ex juez) tiene alquilados dos pisos a dos importantes magistrados del poder judicial en Cataluña”. Detalla los pisos, y apunta que del hecho se informó al TSJC y a la Fiscalía Anticorrupción, y que preguntados responde solo Don Ezequiel. “Nunca supe que un asunto del despacho del Sr. Piqué...”, y tras el ataque de farisea y amenazante dignidad, continúa, “me sabe muy mal que con insinuaciones como estas se puedan poner en duda 40 años de la carrera judicial”. San Ezequiel se olvidaba de los dos casos más sonoros de los últimos años, el Consorcio y Banca Catalana, donde su participación total, clave, definitoria. !25 de los 40 años en el franquismo y su peculiar Justicia!. De atenernos a las maneras del “Club”, con los dos casos iría sobrado de por vida un magistrado. ¿Y presidiendo una Sala “nunca supo” que el Bufete más importante de Barcelona tuviera “asuntos” en su competencia?, puede que no, porque nunca se inhibió de ningún asunto. Actuando las docenas de sus abogados, e interviniendo él bajo mano, los jueces no tenían “asuntos” de Piqué Vidal. Pero en Banca Catalana su presencia como abogado era tema de primer orden en Barcelona, y sin intermediario.¡Y tuvieron asuntos tan a miles como los millones y pisos repartidos!. Hoy en día es fácil saberlo cruzando ordenadores a través de Internet y Borme.
Alguien en defensa de los jueces comentó que en definitiva esa circunstancia se da con la CAIXA, proveedora de pisos a jueces y otros funcionarios. ¡Qué consolador para el ciudadano de a pie!. El mayor banquero y propietario de Cataluña proveyendo pisos. ¿Habría parcialidad en las miles de sus reclamaciones judiciales?. Quien pleiteó “de pobre” beneficiando a los jueces. ¿Cuántos tienen pisos de la CAIXA vendidos después de alquilarse a precios y circunstancias de favor?. Es un rumor a voces que así se han hecho verdaderas fortunas. Parecido a Núñez y Navarro con los inspectores de Hacienda.
Y sigue el libro de Reixach y Novoa; “es que estos dos magistrados participaron en un hecho relevante en la historia reciente de Cataluña: la exculpación de Jordi Pujol del caso Banca Catalana. Pujol se encontraba entre los 24 procesados en la querella presentada en 1984 por los fiscales Jiménez Villarejo y José María Mena. Pujol estaba acusado de los presuntos delitos de falsedad documental, apropiación indebida y maquinación para alterar el precio de las cosas. Por ser presidente de la Generalitat gozaba de la condición de aforado, decidiendo su inculpación el pleno de la entonces Audiencia Territorial de Barcelona. El 21 de noviembre de 1986, los 46 magistrados que formaban el pleno de la sala denegaron la solicitud de procesamiento de Pujol por 33 votos a favor y 8 en contra. La mayoría de magistrados no apreciaron indicios de criminalidad. Entre los votos favorables a la exculpación Miranda de Dios y Pérez Máiquez. El primero ya vivía en el piso de Piqué Vidal y el segundo a punto de hacerlo.
Sin embargo las coincidencias no se terminan aquí. Resulta que el resto del sumario, que afecta a los otros dieciséis imputados, recayó por sorteo al juzgado de instrucción n. 12, que dependía de la Sección segunda de la Audiencia. Por aquel entonces presidía dicha sección el juez Miranda de Dios y Pérez Máiquez era uno de los titulares de la misma. A su vez, el secretario judicial de esta sección había sido Javier Ibáñez Garmendia, que se incorporaría al Bufete Piqué Vidal y se integró en el equipo de abogados que defendió a Pujol en el Caso Banca Catalana. Actuando de abogado de Piqué Vidal en el caso Estevill.
La relación de jueces que votó a favor de la exculpación de Pujol en el caso Banca Catalana y que, a su vez, se relacionaban con Piqué Vidal no se agota con los letrados Miranda de Dios y Pérez Máiquez. Hay unos cuantos más: Adolfo Fernández Oubiña era magistrado de la Audiencia de Barcelona y durante un tiempo trabajó en el bufete de Piqué; Julio Selva Ramos es el padre del abogado Javier Selva Prieto, que trabajó varios años en el Bufete Piqué Vidal: José Francisco Valls Gomabau escribió el libro Los procedimientos penales con Piqué Vidal y otros dos autores. El ex secretario de Piqué afirma lo escribieron “unos negros”. Pero la coincidencia más espectacular se da en la persona de Santiago Raposo, que fue suspendido de sus funciones por un presunto delito de prevaricación: archivó una querella por un presunto delito fiscal de 450 millones de pesetas contra Jaume Sentis, el hombre que destapó el caso Casinos (financiación ilegal de CDC). Pues bien el defensor de Raposo fue Miquel Capuz, del bufete Piqué Vidal. Además la sala séptima, la de Pérez Máiquez, asumió los casos pendientes de la octava.
El 21 de noviembre de 1986, el Tribunal hizo público el veredicto y Jaime Amigó declaró que la decisión se había tomado ateniendo estrictamente a criterios jurídicos y que no había habido presiones políticas. Sin embargo, y esto lo pone en entredicho, es que el primero en politizar todo el proceso fue Jordi Pujol, que lo presentó como un ataque contra Cataluña. El titular de una crónica de La Vanguardia del 22 de noviembre rezaba que “la defensa tenía una lista de 29 magistrados que votarían en contra del procesamiento de Pujol”. Una información que se presta a toda clase de interpretaciones y que demuestra la ardua tarea de sondeo que el equipo de abogados capitaneado por Piqué Vidal realizó entre los jueces que tenían que resolver si se procesaba o no a Pujol”.
Hasta aquí Reixach y Novoa, y añado a José Luis Barrera Cogollos compañero de Fernández Oubiña, en el Caso Consorcio, y sancionados después.
Si en el equipo intervenían de los más famosos catedráticos, y cada uno guardaba en su manga uno, dos, tres o cuatro magistrados, en una Audiencia de recta moral arduo trabajo nombrar a cuarenta. Nadie adujo “intereses contrapuestos” y ni los fiscales que tanto sabían sobre magistrados orientando los casos según la idiosincrasia de cada uno, no recusaron a ninguno. La palabra “recusar”, ni menos auto excluirse por decencia, no forma parte de la filosofía judicial. Ni la política ni la amigocracia, ni los intereses espurios, participaron, ¡cretinos!. Para quien ha sido condenado por dos de los magistrados citados, y en la lista se encuentran los que en 1981 le negaron la libertad con fianza, por delitos menos graves que los de Pujol, José A. Oscáriz González y Vicente Navarro Verdejo, debe mesarse la cabeza cuando escribe porque amenaza su cerebro estallar en pedazos. Justicia de y para profesionales. El nombre de Javier Selva Prieto, me hiere en particular, por ser el letrado del bufete Piqué que atendió y firmó mis primeras declaraciones. Visto al paso de los años, torticeras declaraciones. La estafa, falsedad en documento público y privado, y alterar el precio de las cosas para los magistrados no tiene el mismo sentido que para al que unos días antes del estallido le han colocado unas acciones que no valían nada desde tiempo atrás. Se camuflan los activos y créditos irrecuperables, y lo saben con detalle los altos ejecutivos, actuando con “dolo”, voluntad de engañar para continuar en el machito. Y vender acciones forzando la compra con crédito del banco a tres veces su valor es una estafa, aquí y en la China, o firmar balances escondiendo la verdad a base de renovar créditos o marear la perdiz pasando partidas de una cuenta a otra, falsear. Pues los mismos magistrados que me encarcelan tres años por “encubrir” un desfalco similar, opinan que no, “que no existe delito”.
Salvado de la Banca Catalana el hombre providencial para Cataluña, Piqué rentabilizaría la enorme movilización de gran parte de su activo judicial, con operaciones de gran calado financiero, contando con De la Rosa, experto en multiplicar precios y repartir a buen escote. Lástima que su esfera no abarcara Madrid con la intensidad de Barcelona, la siempre posible resurrección del tema Banco Garriga, surgiendo en los navajazos por el podrido pastel del Banesto, amargaba. Algo se le ocurriría. La nueva Ley de Arbitrajes..
Entre los ocho magistrados “proprocesamiento”, o sea, que veían claro más allá de politiquerías los delitos de Jordi Pujol, figura uno para mi “especial”, ya que formó equipo con Hernández Pardo en varios autos en el Caso Consorcio, aunque no en el juicio, Angel de Prada Mendoza. Uno de los ocho razonando con criterio propio. Quizá lo demostrara en el Caso Consorcio y resultaran más “adecuados” para el juicio Fernández Oubiña y Barrera Cogollos.
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La prensa puntualizaba cada una de las operaciones de compra o venta de Javier, KIO. Genialidades, predicaba con devoción Baratech de La Vanguardia. La quiebra del Banco Garriga Nogués se soslayaba, culpa de la gerontocracia de Banesto. Pero la noticia de impacto en el 86, 24 de octubre, con gran fotografía incluida, se refería a uno de los personajes que revolvió mis tripas, aguantándome, sin traslucirlo, Pilar Pato. El Periódico, pag. 22 “Las cosas de la vida”. Prisiones. La criminóloga de la Modelo acusada de soborno dimite de su cargo. Al margen de la fotografía, Diez años calificando a presos. “La criminóloga Pilar Pato, jefa del equipo de tratamiento y observación de la Modelo, ha presentado la dimisión de su cargo, según ha podido saber El Periódico, después de que la fiscalía de la audiencia territorial de Barcelona presentase una denuncia contra ella por el supuesto delito de cohecho. Pilar Pato ha renunciado voluntariamente a su cargo, al conocerse públicamente la existencia de esta denuncia, si bien aun continúa trabajando en el equipo que antes dirigía, ahora sin cargo alguno. A última hora de ayer la dirección general de Serveis Penitenciaris de la Generalitat no había recibido aún comunicado alguno de esta dimisión, que extraoficialmente era ya conocida. Nuevo subdirector. La dirección general sí confirmó su intención de nombrar un subdirector de la Modelo que se ocuparía especialmente de este equipo de tratamiento, encargado de valorar la clasificación de cada interno. Según esta clasificación los presos pueden tener más o menos permisos, e incluso el régimen abierto. Hasta ahora, la figura de este subdirector no existía y era Pilar Pato, en calidad de jefa de equipo, la encargada de supervisar las decisiones que se tomaban en cuanto a clasificación. En la denuncia presentada por la fiscalía de Barcelona se acusaba a la criminóloga de aceptar sobornos –un presunto delito de cohecho- a cambio de mejorar el grado de clasificación de los presos dispuestos a pagar por ello cifras de hasta 250.000 pesetas. Esta acusación, si bien proviene de una fuente tan solvente como la propia fiscalía, aún está pendiente del periodo de instrucción correspondiente, en el que se determinará si realmente hay indicios de delito o no. Según fuentes de la abogacía barcelonesa, esta acusación será muy difícil de probar, porque los presos que hayan pagado para conseguir algún beneficio penitenciario difícilmente estarán dispuestos a reconocerlo. Actualmente el equipo de tratamiento y observación de la cárcel Modelo está compuesto por once personas: dos criminólogos, dos psicólogos, seis educadores y un asistente social. Vacío de poder. Ante el vacío de poder creado por la dimisión de Pilar Pato y el nombramiento pendiente del nuevo subdirector, el mismo equipo de tratamiento ha nombrado interinamente a un coordinador de sus actividades que suplirá a la criminóloga acusada de cohecho. La denuncia presentada por fiscalía está en el juzgado número 5, donde en breve será llamada a declarar la acusada, otros funcionarios y los testigos que avalan la denuncia fiscal. La dirección general de Serveis Penitenciarios tiene además abierto un expediente administrativo sobre la criminóloga”.
La noticia se ampliaba confirmada por mis amigos del bar Modelo, la Tina. Ni comentarios sobre la firma de “letrado” estampada durante años sin titulación. Su inocente madre en una de tantas comidas en el Bar Modelo confesó que le faltaban “unas asignaturas”. De ahí la pequeña bronca por un error mecanográfico cambiando en la antefirma “La Letrado Jefe” por “La Abogado Jefe”. Es de suponer que en los Presupuestos Generales del Estado su lugar de trabajo viniera dotado con titulación superior. Mi primera reacción influida por la devolución de todas las letras del Banco Guipuzcoano y de todos los demás bancos, arrastrando aun la querella por una urbanización, diez años de tortura psicológica, fue de alegría, y no solo por no encontrarme a Pilar de dueña absoluta de la Modelo si caía allí, sino por lo representado en mi propia vida.
Sobrepasé en mucho las doscientas cincuenta mil pesetas para mis “ascensos interiores”, y para asegurar el tercer grado una vez condenado a los doce años pedidos por fiscalía y la parte acusadora. Además aguanté las iras y amenazas de un amiguete que no pudo reunir seiscientas mil pesetas, y a “viajar”. “A penales”. Lo encontré pasados muchos años y debí convencerle de mi nula participación en los pasteleos de mi “jefa”. Sin callar un trato rayano en la vejación, aunque a diferencia del de Don Daniel, con abundantes ventajas añadidas. Cuotas moderadas las de Doña Pilar comparadas con las docenas y cientos de millones pagados por la libertad por los clientes de Piqué Vidal y el juez Pascual Estevill. Un mercado de escaso nivel financiero, pocos “ricos” caían en su jurisdicción. Actuaría igual a los demás profesionales con actividad pública y privada, médicos por ejemplo, escudriñando posibilidades y cobrando a los pudientes. En este caso sin concesión alguna a los no pudientes.
Desdeñar el peligro de Pilar Pato, sería no conocer la administración española, aun bajo la competencia de la Generalitat de Pujol. Pilar seguiría años, hasta la baja médica por depresión, montando uno de los Bufete de más aciertos en las concesiones penitenciarias. Habitual en ese tipo de “negocios”, ella no actuaba sola. Dos millones iniciales cobró en el 2004 a un narcotraficante. Por carambola arrastró al médico, doctor Ginel, añadido al carnicero Baguñá, condenado por un talón de doscientas mil pesetas de un preso ingresado en su cuenta del Banco Guipuzcoano. El marido de Pilar, aconsejando financieramente, equivocaría al médico. Un expediente psicológico o fisiológico por encargo para un fin prefijado. Para un preso, y llegué a sentirme muy preso, comerciar sobre la libertad el más macabro de los comercios.
Me impresionó el equipo montado después de mi liberación. De sola, con un funcionario, y yo de mecanógrafo y machaca, a un estaf de alto standing, que no le impediría en los últimos tres años continuar con su mercadeo. Pocos días antes del juicio, y la gran sorpresa de mi libertad, aún me dieron otro de los sustos a que tan acostumbrado me tenía la casa. La primera psicóloga destinada a La Modelo me increpaba echándome de la oficina con un más o menos; “usted no puede estar aquí ni mecanografiar nada”. La primera vez en la vida ante una psicóloga, y juro o prometo que me cayó tan mal como otras muchas de las posteriores, y demostrado con las arbitrarias concesiones penitenciarias, inmersas, ellas o sus jefes, en el mismo tráfico que Pilar Pato.
La noticia de la dimisión voluntaria de Doña Pilar Pato, no cerraba su capítulo en mi vida. Ni menos con las psicólogas, que si no solucionaron la corrupción, tampoco las vejaciones.
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Las competencias trasladadas a la Generalitat, con la tranquilidad del Honorable sacudida la losa de la Banca Catalana y el agradecimiento a su abogado Piqué Vidal, ¿agradecimiento, o en sus manos?, se unieron durante 1987, y siguientes, a la frenética actividad de Javier de la Rosa.
El 11-9-87, entrevistado por la revista Dinero, Javier afirma que 500.000 millones de pesetas pueden ser invertidos en España siguiendo su consejo. ¿Una subliminal confesión de lo invertido y desaparecido a los kuwaitíes?. Si Pujol por su carisma en Cataluña, y después partido bisagra para la gobernabilidad de España, ascendería a dios del Olimpo, intocable, inchantajeable, dueño de su destino y el de los demás, De la Rosa en palabras del ex secretario de Piqué Vidal, más allá del bien y del mal. Y se entiende lo escrito en la biografía de Piqué; “no le pagaba honorarios por los asuntos concretos que le llevaba. Y hasta tal punto hablaba en serio, que llegó a decírselo varias veces, unas aprovechando cualquiera de las múltiples conversaciones que ambos sostenían por teléfono a diario, y otras cara a cara, asimismo estando yo presente. Pero De la Rosa no le hacía ningún caso, porque como es sabido lo suyo eran las operaciones dinerarias y sabía muy bien que solo en comisiones, atendido lo que le daba a ganar a aquel insaciable abogado, todavía tenía el saldo claramente a su favor. Para no hablar de los obsequios y detalles que tenía para con su amigo el abogado”. Siguiendo en su apartado del cliente de elite del Bufete, que las “cascadas de sociedades” hacían imposible el rastreo o las ganancias de cada cual o quien.
Los sesenta y un abogados del Bufete no bastaban para los dos clientes principales, sostén, base o estructura total, o ya uno solo, pues Pujol crearía su Gabinete Jurídico en la Generalitat, demostrado cuando un acreedor de uno de los negocios de Jordi Pujol Ferrusola se sorprendió por ser citado en la Generalitat e interpelado por el abogado del Departamento de Gobernació, José Luis Sangüesa Zorrilla. Nunca se sabrá en cuales de las infinitas sociedades se remansa la mordida de cada operación con De la Rosa de intermediario o promotor y Piqué de componedor legal. Se amplía el entramado de Bufetes completando con Iberforo una asociación abierta, publicable y publicada. ¿Y cuantos bufetes para el doble juego?. A la larga tanto Oscar Alzaga como otros bufetes se desgañitaron desmarcándose de Piqué Vidal, aunque la verdad de esas manifestaciones una gran incógnita, ni enderezarían entuerto alguno. El Banco Garriga había financiado el partido, Alianza Popular, de Oscar Alzaga, Juan José Folchi y Eduardo Bueno Ferrer, otro alter ego de Javier, y eso imprime carácter, y obliga a cerrar la boca.
Durante 1988 Piqué Vidal en la cumbre de su poder. Parejo al de Javier de la Rosa, con los siete grandes bancos temblando por los paquetes de acciones de toda la banca nacional en sus manos. Natural que como contrapoder en el caso Banesto, jugándose la fusión con el Banco Central y la Presidencia de Mario Conde surgiera de nuevo el tema Banco Garriga Nogués.
Se ignora si Mario Conde tenía más deseos por esa Presidencia que De la Rosa, o éste sabiendo el inmenso lodazal del Banco, y la posición del Banco de España contraria en principio a su presencia, prefería su entonces cómoda riada de petrodólares dominando la Bolsa Española, y asimismo jugar con aquellos banqueros aterrorizados por socialistas y la propia situación de unos bancos al borde de una impensable quiebra arrastrando al País. La guerra fría, aquellas películas de rusos y americanos, una pequeña fantasía del ambiente madrileño. La “puñalada trapera”, el simple chantaje, el florete en la mano. Y Madrid, una ciudad atrayente para los cientos de miles de población flotante, que a la par de trastear asuntos oficiales, la disfrutaban. Sus ambientes lúdicos superaban a los parisinos, abusando de turístas.
Antes de citar uno de los varios libros de Jesús Cacho, “Duelo de Titanes”, “Asalto al poder, II”, Ediciones Temas de Hoy, 1989, centrado en Mario Conde, y de personaje subprotagonista, Javier de la Rosa, donde indirectamente se me cita, debo aclarar que mis relaciones con los abogados, Jorge Trias Sagnier y Pedro Hernández Mora, nacen de mis relaciones con José Luis de Vilallonga y Tito Parés, y la denuncia por las letras falsas del 86. Unas relaciones cortas e intensas comprando el restaurante Pasta y Basta de José Luis y Silianne, en la calle Santa Margarita, frente al Congreso de los Diputados. Les encargo mi defensa. Tras apenas dos meses de cárcel, libertad con diez millones de fianza.
El momento más duro de aquella detención y presenciado por mi abogado fue el empecinamiento del comisario para que le informara sobre donde compraba por el 78 cien mil pesetas semanales de coca. Entretuve demasiado su agresiva actitud, evitando el tema principal, las letras, hasta que confesé. Debía llamar al Banesto continuador del Banco Coca en el Paseo de Gracia donde tenía un crédito amortizándose por cien mil pesetas semanales. Pablo Miró, su director entonces, se hubiera reído. Omitir la palabra Banco en la ficha contable despertó la perra agresividad policial, que subió de tono ante el ridículo, alargando el puño que evité.
En mis muchas conversaciones con Jorge aparece el Consorcio y el hombre de moda Javier de la Rosa, a quien sigo sin conocer. Trias conoce el ambiente barcelonés de banqueros y constructores por haber colaborado con el célebre Ilmo. Don José M. Figueras Bassols, licenciado en Derecho y varios títulos más, presidente del Consejo de Cámaras de Comercio de España, y varias presidencias por el estilo, consejero de Cros SA, además de promotor de horribles “satélites barceloneses”, y que con su grupo Harry Walker, pasó de 770 millones en el Banco Garriga en el 80 a 14.533 millones en el 84. O sea, metido de coz y hoz en el castillo de naipes del Garriga. Trias, mi abogado en Madrid, tan conocedor de la Barcelona de los 70 como del Madrid de los 90, donde se sentará en el Congreso de los Diputados por el Partido Popular.
Me propone un ataque directo contra De la Rosa donde se pudiera revisar la sentencia del Consorcio de la Zona Franca. Me entusiasma la idea y máxime cuando de parte de Rafael Pérez Escolar, a quien no conocí, consejero del Banco Español de Crédito por intimidad con Mario Conde y su propia celebridad como letrado (juez en el franquismo), se me ofrece la bonita cifra de 45 millones al inicio de la querella, que yo debía interponer. Antes escribiría una sinopsis del enfoque, posibilidades y pruebas.
Por entonces yo era consciente no solo de la catadura moral de De la Rosa, y su entorno, sino del peso específico en el país. Para muestra de su importancia unas cuantas frases del periodista y escritor Jesús Cacho situándole en el máximo pedestal de las finanzas. De árbitro en las fusiones bancarias y política. “Para Juan Abelló había tres personajes clave ese fin de semana... Manuel Prado y Colón de Carvajal, la persona que le podía poner al corriente de lo que pensaba el Rey Don Juan Carlos sobre la fusión Banesto Central; Enrique Sarasola, el amigo del Presidente, que podía hacer otro tanto acerca del parecer de la Moncloa, y Javier de la Rosa, el cordón umbilical de KIO en España...”. “...a la sombra del mencionado eje Moncloa Alcalá se irá formando una alianza cuyo líder natural será Mariano Rubio, Gobernador del Banco de España, y en la que se integrarán inevitable la Beautiful people, la mayor parte del establishment bancario del país, con Claudio Boada a la cabeza, los March, los Alberto, el grupo Kio-Javier de la Rosa. Miguel Boyer, la ONCE, y todo ese magma empresarial privado que ha sido ganado por la beautiful para la causa socialista”. Los March, de socios e íntimos de Cristóbal Martínez Bordíu y todo el franquismo, al socialismo sin reciclaje doctrinal. Cacho no relacionaba a Claudio Boada con los Franco y el Banco de Madrid donde fue consejero y el jovencito De la Rosa metió baza por cuenta del Banesto que se tragó el gran sapo. Navalón, y sus relaciones de profunda amistad con cuatro personajes singulares: Adolfo Suárez, Luis Valls, Javier de la Rosa y Matías Cortés. “...el financiero catalán se entrevistó a finales de mes con Felipe González”. “La entrevista entre De la Rosa y Abelló, dos de los gallos de más florida cresta del corral hispano...”.
A rebosar de intervenciones del “catalán”, repitiendo en los demás libros que sobre el momento político financiero escribiera Jesús Cacho. Lo sentarían a la mesa del Rey, y en Mallorca brillaba con luz propia, con un tío, hermano del padre, en la jefatura de Marina, e inversiones a pie del Club Náutico. ¿Soñaría con un imposible indulto real para el futuro al estilo de Climpton con March Rich, una de sus admiradas estrellas de las finanzas y materias primas internacional, o con la inmunidad del presente?. El futuro es una nebulosa, como aun no existía el Climpton tan alabado y denostado a partes iguales. Un espejismo el paraguas real, en definitiva la única persona con tabú mediático y legal.
Por las mismas fechas, 11 de julio de 1988, Feliciano Baratech, de La Vanguardia, su turiferario, escribe; “Conde ha reafirmado su talla en la reciente asamblea general de Banesto, al pulverizar ciertas campañas de intoxicación sobre algún otro joven valor consolidado del sistema financiero, perteneciente a su misma generación”. ¡De la Rosa, valor consolidado!. ¡Ah, los del cazo!. El mismo día la revista El Globo, “Banesto mantiene su espada en alto”, “Los agujeros del Garriga Nogués y de Banesto, que supusieron unas pérdidas de 150.000 millones, son el capítulo inédito de la crisis bancaria. López de Letona coexistió con Garnica y sus familias y salió disparado. ¿Es libre Conde para exigir responsabilidades?. Según el artículo Conde había informado que tenía dos dictámenes sobre el Garriga Nogués elaborados por los abogados Rafael Pérez Escolar y José Maria Stampa. “El presidente se presentó ante los consejeros como muy preocupado y se preguntó en voz alta hasta que punto la existencia de esos informes, favorables a una acción jurídica contra Javier de la Rosa, ex vicepresidente y consejero delegado del Banco Garriga Nogués, no obligaba a hacer algo. Porque según uno de los informes, una vez que el banco cuenta con dictámenes jurídicos en los que se reseñan las irregularidades, estaría obligado a actuar para no incurrir en “corresponsabilidad” con una gestión, no aprobada, que ha provocado pérdidas de 98.526 millones”. Junta del 30 de junio. La prensa, de locos. De la Rosa, a semejanza del Presidente del Gobierno, tiene prensa adicta y de oposición.
Y a mí me insisten que Javier se halla entre las cuerdas. ¡Que visión!. Por si fuera poco han detenido a su amigo Lorenzo Rosal Bertrand con un millón y medio de dólares y los rumores se los adjudican. El entuerto se solucionará con un certificado del Juzgado Central de Instrucción n. 3 afirmando que don Javier de la Rosa no consta en ningún procedimiento por delito monetario. Los socialistas no tardarían en despenalizar las exportaciones de capital.
Al terminar varias hojas manuscritas no se me escapaba que la mayoría de las pruebas deberían certificarse por el Banco Español de Crédito. Y sin dominar los complejos y retorcidos laberintos legales y judiciales, aparece la posible “responsabilidad civil subsidiaria” del Banco. La prescripción parecía salvada, como la de la posible denuncia por el Banco Garriga y Nogués dentro de los cinco años. Las dudas me asaltaban a borbotones, ¿porqué amenazar a Javier de la Rosa por el caso Consorcio cayendo otra losa al Banesto, y nadie se querellaba por los 100.000 millones del Garriga?. Los meses me contestaban a través de la prensa, por las luchas intestinas en el Banco, y las propias declaraciones públicas de Javier. Me utilizaban de espantajo en su lucha por el Poder, o un “pelotazo” con las acciones de KIO que los medios especializados cifraban en un diez por ciento del banco, muy por encima de cualquier accionista, y ni menos por todo el antiguo Consejo de Administración jugando con pequeños paquetes a ampliar y especular en cada ampliación a la par.
El silencio de mis abogados me descentró, y llamé a Piqué Vidal. Los magnates del Banesto me inspiraban tan poca confianza como Piqué y Javier. Y si ya a buen seguro no sacaba nada en Madrid, las mentiras de la otra parte me atraían. No pensé en dinero tras mi llamada, pero así fue. Y conocí al gran Javier de la Rosa Martí.
Como de costumbre, paseando por un campo de minas. Mi abogado Trias escondiéndome aristas para mí importantes. Conocía el tema mucho más de lo comentado o sonreído, ya que además de sus servicios al importante promotor barcelonés y prohombre Ilmo. Don José María Figueras Bassols, metido hasta las cachas en el Garriga, fué secretario general del “Comité Español de la Liga Europea de Cooperación”, presidido por Carlos Güell de Senmenat, con vocales tan implicados y conocidos como Narciso de Carreras (Caixa), Javier Godó, Arturo Suqué Puig (Casinos, De la Rosa y Piqué Vidal, y vocal con Samarach en el Real Automóvil Club de Cataluña), Carlos Ferrer Salat (laboratorios, Banco de Europa, y primo de Vilarasau de la Caixa, a quien endosó su oscuro banco, y por amigo de sus amigos miembro del Comité Olímpico, y de la Candidatura Olímpica de Barcelona, y más). O sea, información tendenciosa de primera mano, y de quienes por nada del mundo quisieran reabrir el caso Consorcio. Su ex jefe, como si no hubiera pasado nada, será miembro del Comité Organizador de las Olimpiadas. La Corte del Marqués de Samaranch.
Uno de los cargos de Figueras debe comentarse en punto y aparte, Presidente de la Comisión de Control de la Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros de Cataluña y Baleares, la CAIXA. ¿Alcanzaba a su cargo el reparto de la Caja B, dinero negro, y cuanto de los 600 millones detraídos del empréstito al Consorcio, o del 3% a mis inmobiliarias?. Es de suponer que en la CAIXA no firmara con la misma alegría que en el Banco Garriga Nogués (de 700 a 14.000 millones), que si le firmaron falsificando su firma o abusando de sus presidencias, muy probable, no denunció a De la Rosa publicadas las cifras. Serían interesantes las conversaciones con Udina Martorell, secretario, en la Caixa, y después con De la Rosa en el Banco Garriga. Y mientras yo en La Modelo por encubrimiento. Un Excelentísimo en susurros con el Ilustrísimo.
De pié en la recepción, leyendo las decenas de nombres de abogados en un nomenclator, tomaba conciencia que me podían pisar cual gusano, pero la inconsciencia ha sido uno de los motores de mi vida, perdiendo los estribos cuando dos guardias de seguridad uniformados y enormes venían dispuestos a cachearme. Mis aspavientos se cortaron por la llegada de Piqué Vidal. Nada de toqueteos.
Tenía delante los hombres más poderosos de Barcelona, excepción de Samarach y Vilarasau con su Caixa, y otros específicos de Hacienda o la Judicatura (a sueldo o porcentaje las cabeceras), quienes urdieron la tragedia de mi vida, los tres años de cárcel. No era el momento de descontrolarme.
Se iniciaron con una serie de fantásticas versiones sobre lo ocurrido en el Consorcio, sin obviar que se les fuera de la mano, o el dinero lo tenía Serena, y por supuesto, culpa del padre. Utilizó el cuento de la lágrima, no podía ser víctima otra vez de las equivocaciones paternas. Lo oído ya lo había leído en la prensa, escrita a su dictado. Sin más aguante, les solté destemplado que por lo poco vivido con su padre, “un viejo borracho ajeno al día a día del Consorcio”, ampliando con mis suposiciones ajenas a lo publicado. “Lo montaste tú, o vosotros, los diez mil millones, nada de mil doscientos, y las pruebas están en el juzgado y en el Banesto”. “Y entendería vuestra lucha por zafarse de la estafa, pero comprar a mi abogado y a los jueces, eternizando la cárcel, es imperdonable”. Entre gente de banca obvian explicaciones, y lo solté claro; “si en los últimos mil millones utilizasteis una cuenta de Bruna engañándole, los otros ocho mil o más millones librados en talones, muchos nominativos con nombre falso, para transformarlo en propio es indispensable un banco, en este caso tu “banco”. Y no solo eres el colaborador necesario por la falsedad de los titulares, sino puede que autor. Dudo que el desfalco lo realizara tu padre, sino vosotros, o tú, aprovechándote de su inhibición. Y sabido lo que ahora sé del Banco Garriga, me inclino por esta versión”. “Estás obsesionado”.
Cambio de rumbo total. 45 millones, lo ofrecido por el Banesto, si le firmaba una carta ante notario especificando que él era ajeno al Consorcio, y que alguien me utilizaba para atacarle. “Si yo no formaba parte del Consorcio, poco puedo exculparte”. ¿La carta se dirigía a neutralizar a Mario Conde?. El pago, quince a la firma, y otros tantos cada mes. Tiempo suficiente para solucionar las diferencias con el banquero, comprobando que yo no les traicionaría iniciando la querella. Los quince millones ya me parecían suficientes, puesto que el andamiaje se vendría abajo. Y sin sorprenderme, el siguiente pago no se realizó. Juntos en la segunda entrevista me achacaron el invento de la amenaza y mis contactos con Mario Conde, y con ficción telefónica el banquero negaba mi existencia.
Acta de notificación autorizada a requerimiento de Rafael del Barco Carreras, Barcelona 7 de Octubre de 1988, José Batista Montero Ríos, Notario de Barcelona, Beethoven 6 (Diagonal-Bori Fontestá). La segunda carta, sin la compañía de Piqué Vidal, ampliando lo firmado y hasta rectificándolo, no seguiría la misma vía de entrega a mano, sería enviada por correo, con el evidente mal humor notarial por pretender utilizarlo de empleado de correos.
El día 14 de octubre leo en La Vanguardia; “Manuel Ludevid, virtual sucesor de Ramón Mas al frente de la Zona Franca”. Un nuevo delegado del Gobierno, y entre currículum añadía; “Cuando el hoy director general de Promocinser se incorporó a este organismo, las necesidades de refinanciación de deuda se elevaban a cerca de 10.000 millones, mientras que ahora esta cifra se ha reducido a unos 2.000 millones. Además, se han pasado de unas pérdidas anuales del orden de mil millones anuales a unos beneficios de 1.700 millones, previstos en 1988”. Si oscuro lo de la refinanciación, simplemente incorporar a los créditos el aval del Estado aplazándolos a dieciocho años, no menos lo de perder mil millones anuales en tiempos de Antonio de la Rosa, pasando con la nueva administración a 1.700 de beneficio. ¿Cuántos millones sumaba el desfalco?.
Jesús Cacho escenifica el cabreo de Javier. “Estos dicen que alguien a pretendido ponerte nervioso, y veo que lo ha conseguido...”. “Sí, estoy un poco angustiado, y no por mí, sino por mis hijos, que ya son mayores, van al colegio, tienen amigos. Es lo que me dice mi mujer: ¿pero no se va a terminar nunca esta pesadilla?”. “Pues lo dicho estos se lavan las manos”. “De todas maneras estoy un poco más calmado, porque he hablado con algunos consejeros de Banesto, ya sabes que yo sigo conservando muy buena relación con los Garnica, y me han asegurado que esté tranquilo, que no hay nada de nada, y que si se planteara no saldría adelante”.
Continúa con que sus relaciones con Mario Conde eran malas, pero Conde afianzaría su soñada presidencia, y De la Rosa obtendría el arbitraje con el Banco Español de Crédito en que los jueces serían nada menos, Juan Piqué Vidal, Rafael Jiménez de Parga y Rafael Pérez Escolar. ¡Mejor imposible!. La prevaricación en grado superlativo. Lo de “malas relaciones” entra dentro de los enemigos declarados y que en cada momento clave para él actúan de amiguísimos. Narcís Serra, Navarro Rubio, Carlos Solchaga, y tantos. Y yo desaparecí una larga temporada de mis habituales lugares comunes.
Me demostraba a mí mismo, y así se lo expuse, que no aceptaba el destino de víctima en el caso Consorcio, como mis compañeros, Serena y Bruna. Sin embargo la prensa me olvidaba. Cambio 16, que inició la pasadilla en 1979, en el 88 n. 876 publicaba que por el Consorcio el único que entró en prisión fue Bruna, de quien publicaba la libertad.
“Y si por si acaso se os ocurre algo más que comprar a mis abogados o jueces, he tomado mis medidas...”. “Estás loco, ¿nos crees gansters?”. “Algo parecido o mucho peor”. No les volvería a ver, en tratos directos.
Yo no ignoraba que el 2 de mayo de 1988 Margarita de la Victoria Votija Pilar huyó de España amenazada de muerte por interferir a través de una asociación vecinal en el complejo enredo de las Torres KIO.
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Para quien la prensa ha formado parte del desayuno diario pasándome de La Vanguardia al El País y de este al Mundo, y a menudo todos, e infinidad de revistas de opinión, y no por ideologías sino por las noticias y enfoque de los temas que me concernían, la avalancha de noticias sobre Javier de la Rosa y los estropicios de los grandes políticos y financieros en Madrid, no solo me divertían, tranquilizaba mis miedos. Hubieran podido lanzarme a su ejército privado, Chek Ind, pero era indudable que yo, una pulga desaparecida, no les preocupaba ni poco ni mucho. La amenaza de la denuncia por el Banco Garriga Nogués vencía por prescripción, y el Consorcio enterrado entre amiguetes de reparto. Lo preocupante para Javier, a principios de 1989, las embestidas de tanto madrileño, si nos atenemos, y formamos un “menage” con lo publicado, partiendo de la base que los actores, actúan y mienten, y pasan de embestir a parar la mano, montando sociedades intermediarias, en segundos.
Comprar los desechos industriales de España, podía pasar, y mejor, pero meter mano en el avispero de la banca, la fuente del reparto del dinero vía créditos y bolsa, otro cantar. Y encima dólares extranjeros, bien recibidos, pero sin molestar al santa santórum del país. Para eso se bastaban Felipe González y sus socialistas, sentándose en los consejos de administración de la banca y las cajas de ahorro.
En Cataluña, a decir del Honorable, el ambiente de “basa d´oli”. En definitiva mandaban en política, Pujol y su sector “negocios”, y por encima de cualquier concepto Samaranch y Vilarasau, la Caixa. ¿El dinero por encima del poder político, o el poder franquista por encima del dinero y el poder surgido de las elecciones?. Las desavenencias se solucionaban con un par de llamadas telefónicas. Dólares y pesetas aparecían a riadas entre las nuevas transferencias madrileñas a la Generalitat, las olimpíadas en ciernes, el turismo, la inversión extranjera, el grupo KIO, y la droga multiplicándose. Un maná caído del cielo. Y en Madrid, el amigo Javier se batía el cobre. Cacerías en la finca de los Alberto, conversaciones con Escámez, Boyer, Conde, Emilio Botín, Durán de la ONCE, el ministro Solchaga, el gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, Enrique Sarasola, o el propio Felipe González, y el Rey, por la fusión del Banesto y Banco Central, dos monstruos que por si solos hundirían toda la economía española, y podridos desde las raíces.
Los kuwaitíes se tentarían la ropa y la felicidad de tanto ingreso particular en Suiza. Suiza, base de las pruebas. Todos pringados en operaciones de recalificación y pura estafa en las Torres Kio, una de tantas. Y para complicar el enredo del sainete el secretario de Felipe González, Julio Feo, viaja a Londres sondeando a los kuwaitíes y criticando a Javier “por su pasado” para reconducir los petrodólares por las adecuadas manos madrileñas, es decir, socialistas. En Londres saltarían chispas al escuchar la versión socialista del Banco Garriga. Una copia multiplicada por diez. El descendiente de Colón, Manuel Prado y Colón de Carvajal, amigo y embajador real, se preparaba para un turbulento futuro, y para De la Rosa preparar significa ingresar en Suiza.
El punto flaco de toda “pirámide” deviene cuando el inversor, o los inversores en piña, descubren una mota de polvo en el reluciente oro. Al principio se niegan a sí mismos, la suma de los beneficios, y los ingresos en Suiza, son una gota en el inmenso mar invertido, y la gran montaña de piedra se les puede venir encima. Las sumas no cuadran, y con acendrado optimismo siguen sin cuadrar. El espíritu humano en cuanto al capital es un calco en todas las razas, igual a todo lo básico de la vida, con variantes rituales y formas, y en este caso los moros, como cualquier inversor sintiéndose pringado, único o mayoritario, intenta enderezar, convencido de su capacidad, o pasar a otro el falso billete.
Por muy inglés que se sintiera El Jaffar, el gallinero madrileño, acostumbrado a sus primos, o los sobrinos y hermanastros del Califa, le sentaría mal. Solucionar, o romper, una fusión Banesto Banco Central donde mínimo invirtieron 100.000 millones de pesetas entre Cartera Central con los “Alberto Cortina” y el diez por ciento de Banesto, con unas fotos de uno de los primos de la gabardina en un hotel vienés con una muñeca de quita y pon, casándose con divorcio incluido, dinamitando un monumental matrimonio (las Koplovich), o hasta fotografiarla en una discoteca mostrando el bello púbico, debió parecerle de una vulgaridad astronómica. Los primos moros podían matarse por la más apreciada de sus concubinas, o emparedarla, pero no dinamitar el país.
El “hermano español” perdería su fulgor ante El Jaffar y Al Sabah, sus socios y colegas en repartos, cuando para ayudarse les presentó a la jauría madrileña. El tigre con pies de barro les descubrió la filosofía de su pirámide, el soborno, y un tinglado industrial, montón de hierro oxidado y decenas de miles de empleados con más derechos de los en teoría otorgados por un país comunista. Pérdidas en progresión geométrica, y los balances, amañados, falsos, arrojando beneficios, y las cotizaciones en auge, o sea, ellos manejando las acciones. En algunos títulos del cero al 4.000%, y desde hacía cuatro años, invertían sin tope, arrollando, creando cotización y terminando con el malabarismo de una OPA de exclusión, limpiando a los molestos pequeños inversores. Molestos para De la Rosa, claro.
En Londres, en el 89, debieron mesarse los cabellos. La cifra de 500.000 millones invertidos en España, 3.000 millones de dólares, se les mostraba fabulosa aun ante unas inversiones totales de KIO, o KIA, anunciadas en 10 billones de dólares. Una locura donde las empresas se endeudaban vertiginosamente con proveedores, inversiones, subvenciones, o con las cargas de seguridad social y el IVA. Un espantoso panorama. Sin posible regularización de costes y unos precios del papel, textiles, fertilizantes y productos químicos, dominados por los mercados internacionales por debajo del coste español, y para colmo la intervención directa del Gobierno en los precios de venta, precios políticos.
A la par en Barcelona, “la balsa de aceite”, Joseph Sandoval describía en La Vanguardia, 10 de febrero de 1990, uno de los muchos actos sociales, la cruz distinguida de primera clase de San Raimundo de Peñafort otorgada al consejero delegado de Antena 3, Albert Garrofé. En la presidencia Javier de la Rosa, que se marchó precipitadamente. Entre los nombres citados en negrita, el inefable Eduardo Bueno, eje de la mitad del estropicio del Garriga, Feliciano Baratech, el publicista de la “gran ingeniería financiera” de La Vanguardia, Javier Godó, Rafael Jiménez de Parga, abogado acusador en el Consorcio, o sea, quien pidiera la cárcel para su padre, de aparecer, Mario Pifarré, célebre catedrático, y la flor y nata. Los mismos de sus inicios. Y, ¡cómo no!, Juan Piqué Vidal. Su presencia le convertía en el homenajeado, e indiscutiblemente presidiendo el acto o a la derecha del Presidente.
Su galería de personajes abarcaba la alta sociedad barcelonesa. De secretaria, o relaciones públicas, Elena Roca, hija de Miquel Roca Junyent, el portavoz y hombre fuerte de Pujol en Madrid, y en sus sociedades aparecían el hijo e hija de Samaranch, sumados a los de Pujol. De los hijos de Garnica o los viejos del Banesto, pasó rápido a los de Pujol y Samaranch. A los hijos les encanta recibir dinero sin dar golpe, por “ser quien son”, ni molestarse en pedirlo a los padres. Nula repercusión legal.¿¿??. Los jueces, patriarcales y machistas, entendieron bien que un enchufe al hijo para los gastos de bolsillo o el Ferrari, no podía tener repercusión penal, al igual que las santas esposas y los bienes a su nombre. Extraña legislación la española, y no por su “letra” sino por los jueces. ¿O se trataba de pisos y maletines?, inmunizando. Un latrocinio inmenso. A propósito de Ferrari, Fernando Serena viviría su última gran etapa como delegado de la gran marca en Cataluña, un ex presidiario no daba la talla. Lista de espera para la compra, pero le quitaron la delegación.
Si su padre limitaba sus exhibiciones sociales en el último año de su estancia oficial en Barcelona a sus “íntimos”, Serena, y con menor frecuencia Del Barco, y un poco se exhibió por el Charly Max con alguna de sus “novias”, el hijo se reunía con su extensa corte en la coctelería Ideal, del célebre Gotarda, y segunda parada, a unas manzanas en la calle Aribau, el Dry Martíni. Sin “novias”, los clásicos clubes de borrachines, sin negarse a “modelos y azafatas” para entusiasmar a quienes grababa. Gastar en un atardecer ochenta mil pesetas, los cócteles le entusiasmaban, o mantener una cuenta de un millón, normal. Una actividad social de “alucine” dirían sus cortesanos. Un atentado contra el hígado. Y trasegar con los políticos de Pujol en su Jet a los partidos del Barsa, relegada su afición por el Español, con intención de grabarlos. O invitar, a quien significara algo en la ciudad, a cenas en su casa de no menos de setenta mil pesetas por cabeza. Sémon en la esquina. Desde los estraperlistas de la posguerra, tipo Muñoz, o los jerifaltes franquistas de palco privado en El Molino, no se había visto nada parecido. Para invitaciones sin su presencia, el Up & Down, cuya fama atraía a los madrileños para expresamente cenar en la discoteca más “in” y “pija” del momento.
Una noticia de relleno, 22 de octubre de 1990, La Vanguardia; “Cataluña ya saborea su Circuito”. Los terrenos de Montornés. Los políticos de acuerdo. Al fallido “grandes tinglados de cemento para la central de transportes” le seguía el hormigón, cemento y asfalto para carreras de motos y coches. La naturaleza, la ecología, arrinconadas, y el precio del terreno vendido por el Consorcio de la Zona Franca al RACC, Real Automóvil Club de Cataluña, presidido por Samarach, 536 millones, a la baja comparados con los 600 de diez años antes, que yo cifraba para industriales y urbanos.
Nadie denunciaría al convertir los contratos privados, con falsedades o duplicados alterando el precio, en escritura pública. ¡Silencio, ya hubo un juicio!. El Registro de la Propiedad dará fe de lo aquí escrito, e invito comparar los precios en las escrituras con los contratos privados aportados al juzgado, sin correspondencia en declaraciones de renta, y menos intervención y denuncias de Hacienda de quien dependía el Consorcio. Rematado el “no ha lugar” a mis escritos.
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Si ni Barcelona o Madrid, propicias, Sabadell, donde encontrar empresas en apuros, para iniciarme, un buen lugar. La vieja ciudad lanera superó tiempos de crisis, y los buenos negocios y la construcción a inmejorable ritmo, atrayendo extranjeros, y si las cifras de paro superaban los peores porcentajes europeos se deberían retocar los conceptos político contables. La llamada economía sumergida flotaba por encima de la real. Sus restaurantes seguros y mis paseos tranquilos. Con dos causas, mis planes, además de buscar un pelotazo de baja intensidad, huir de España, emulando al dueño de Metaltrans SA, mi próxima estafa bancaria. Los casi trescientos trabajadores, deudas a la seguridad social de no menos de ciento cincuenta millones de pesetas, IVA, cuota obrera, no presagiaban largo camino, y ni tan siquiera poder convertir en “dinero líquido” las letras o pagarés a enviar a los bancos. Y esa era la perita en dulce. Los Bancos, ojo avizor por los sabidos impagados, RAI, y continuos “favores”, descontaban una serie de pagarés de firmas indiscutibles. Matutano, Cepsa, Pepsi Cola, AGIP, Sweppes, por fabricación de “expositores”. A poco inspeccionando la contabilidad, y con un simple escandallo de dietario, las pérdidas no bajaban de los diez millones mensuales de una facturación de 50 millones. El agujero, la anticuada y obsoleta fábrica, y una comercialización que monopolizando las ventas y con la excusa de las “astillas” a ejecutivos de las grandes empresas se llevaba la parte del león.
El primer pagaré falso del Corte Inglés abonado por el Banco Central, sin que los ordenadores avisaran de mi presencia, apoderado de la Sociedad, tras la comprobación por cajero automático, por si descubierta la falsificación, sirvió para pagar unos seguros sociales, varios millones. Mi gozo en un pozo, el contable y apoderado ante mi ausencia decidió regularizar situaciones. Pero ninguna comprobación, abonado sin más. Se imprimieron unos centenares, a seis meses plazo. Igual en la Catalana, Banesto, Banco de Sabadell, Natwest. El Banco Pastor se negó por la indiscreción de un conocido sobre mi personalidad, aunque certificó la aportación de diez millones para la ampliación de capital otorgándome la mayoría absoluta (un crédito creando la ficción de ingreso en la sociedad amortizado al día siguiente, comisiones para el Banco, así se burlaba la Ley de certificar la aportación real del capital suscrito). También denegó Caja de Madrid, por tratarse de uno de los del Consorcio. Sonreí la negativa del director de la agencia, sin comentarle que ellos financiaban las Torres KIO con el real culpable del Consorcio.
Evidente, México o Brasil, la única opción. No me entusiasmaba, y menos volver a prisión acumulando tres procesos. De nuevo a Madrid, donde conocí al intermediario en las ventas, y me agencié un apartamento para desaparecer cuando se destapara el engaño. Mis finanzas lúcidas. En los últimos tiempos un taller de confección, una fuente de pérdidas y disgustos, me escoraba, y de allí falsifiqué el formulario de los pagarés del Corte Inglés. Ciento ochenta millones sumó la denuncia, con ellos se pagaron infinidad de situaciones límite, hasta el despido de un apoderado incordio.
La entrega a mis propósitos postergó las diarias citaciones de la prensa sobre los infinitos frentes de Javier de la Rosa. El genio traspasaba ese tamiz entre la celebridad y la popularidad. Me divertían los discursos sobre su “jubilación”, un merecido descanso, añadía. Tenía cuarenta y tres años, y yo malicioso traducía la palabreja por una retirada forzosa, ¡y que los moros no se enfadaran por lo que yo suponía y era evidente!.
1990 no solo me deparaba la sorpresa de los bancos abonando pagarés falsos del Corte Inglés a una sociedad donde actuaba y negociaba un estafador de Bancos y condenado por el Consorcio de la Zona Franca. El 28 de junio de 1990 tomaba posesión de su plaza de juez de instrucción en la vecina Tarrasa, Luis Pascual Estevill. Nadie me lo informó. Mi ex abogado desapareció de mi vida en 1982, y si bien mi defensa le elevó a primer espada del Derecho, su nombre desapareció de los medios de comunicación. Ni referencia en las miles de páginas acumulando Javier y otros de sus amigos. Las relaciones pudieran no ser tan intensas como las que mi imaginación le atribuía. No me había olvidado, pero casi. Me enteré leyendo un periódico local. Genio y figura. El juez Pascual, apenas iniciado, montó un cirio por una violación y las feministas locales no estaban dispuestas a admitir su chulería y machismo. El comentario lo añado yo pero el suelto me lo inspiraba. ¡Joder, Pascual, de Juez!, ¿pero en que país vivimos?, a mí me abonan pagarés y a Pascual lo hacen juez. El lobo, así le llamarían, a guardar gallinas. ¡Casi se come el gallinero entero!.
Leí la legislación del cuarto turno, creando jueces sin pasar por la Escuela Judicial y las oposiciones tradicionales. No me cupo duda, Piqué Vidal y su padrino Pujol, le allanaron el camino, o le sentaron en la poltrona. “Abogados de reconocido prestigio”, ¿qué prestigio?, ¿el Caso Consorcio o las estafas publicadas en el futuro?, o su arte de birlibirloque dejando al Banco Garriga con 2.000 millones de deuda y él copropietario del edificio del Noticiero Universal junto a sus “procuradores de los tribunales”, Carlos Testor y Ramón Feixó. Un curioso y callado oficio el de correo, recoge papeles o correveidile de los juzgados, convirtiéndolos en millonarios. La casualidad dirigida hizo de aquellos procuradores los “del juez”. Amigos entre catedráticos, y “prestigios” a lo Piqué Vidal, sí tenía. Dicen impartió clases en la Universidad, y escribió sobre Derecho. Sea como fuere, en la vecina ciudad de Tarrasa tenía un Juez, enemigo, y mucho, demostrado en una reclamación de lo considerado un abuso, abusísimo de minutas, sin otras consideraciones.
Sin duda, Piqué Vidal, ya no solo contrataba y compraba jueces, los creaba. Y si ni por asomo auguraba el futuro, la intención clarísima, de Tarrasa rápido a Barcelona, a llenarse la faltriquera. Tarrasa, poca presa para un ave de rapiña semejante. Mi curiosidad por Piqué y Javier, se ampliaba con mi ex abogado, y a no perderlo de vista. La idea de América, acariciada en mi interior sin absoluto comentario, ni con mi mujer, se magnificaba. Si caía me destrozarían, y ni mucho menos los bancos. Ninguno de los tres perdonaría mi insolencia.
No se hizo esperar el placer de sus manifestaciones en los periódicos. Si la prensa era la obsesión de Javier, y Piqué se metería en la aventura del Observador, ampliando el desfalco de Port Aventura, y otros, mi ex abogado sufriría la misma enfermedad, y al igual a ya colega Adolfo Fernández Oubiña, crearía sus periodistas anexos. Sin duda había nacido un Juez Estrella. A Pascual no se le había aparecido el Espíritu Santo derribándolo del caballo de su escatológica vida, de Tarrasa al Casino de San Pere de Ribes, directo por autopista. ¿O buscaría otros casinos porque los jueces tienen prohibido jugar?. La genialidad machista frente una violación, el comienzo. ¿Tan podrida estaba Barcelona que personajes como Pascual a sus cincuenta y dos años de buscavidas colegiado cabían en la judicatura?.
Cuando apenas asentado en la profesión leí lo de “consolidada una fortuna ejerciendo la abogacía, la vocación del servicio público y la Justicia le inundó”, no me cupo duda que mi ex abogado era mucho más sinvergüenza de lo que mis insomnios en la cárcel me fabularon. Hasta entonces aún tenía mis dudas, aparte de robarme, había escrito lo ordenado, aun perdiendo escritos y recursos. Cuesta convencerse que tu propio abogado te ha dado por el trasero con insistencia, y tú creyendo en los peces de colores.
Otro juez con bufete, nuevos socios y con la próxima generación de aprendiz, Jaime Piqué Mariné y su hijo Javier Pascual Franquesa. Vocación y bufete, excelente combinación. Diagonal 407, esquina Balmes, donde diez años atrás yo rebuscaba entre legajos del Consorcio de la Zona Franca. Piqué y Pascual, de nuevo les soñaba juntos, y el juez demasiado cerca. Sin significado que Pascual y Javier pudieran saludarse asomándose a sus ventanales del 407 y 484, frente por frente.
Tan admirado del nombramiento como de las glosas a su vida leídas en los periódicos. Mi ex abogado rizaba el rizo. De cabrero, sin apenas leer y escribir a los diecisiete años, a bachiller y carrera de derecho en franco record. De lo sabido cuando le contraté, en un más difícil todavía, se preparaba para el doctorado y lo obtuvo, estudió un curso de medicina, se hizo saxofonista, melómano de Estrasburgo, escribió tratados de Derecho, se especializó en arte y pintura, montó su bufete de abogado, ejercía la profesión, y se hizo millonario con la especialidad de suspensiones de pago. ¡Alguien me tomaba el pelo!.
Otro año intenso, 2 de agosto de 1990, sin vacaciones. No recuerdo si la tele, una emisora de radio, en las duermevelas con interesantes descubrimientos sobre mis personajes, el periódico, o todos a la vez, me informan de la invasión de Kuwait por el ejército de Irak, Sadam Hussein al mando. “Eso remata a Javier de la Rosa, la puntilla”. Apenas el cerebro me suelta la frase, me rectifico, “no seas ingenuo o iluso”. Si le tenían la proa puesta, y sin duda su anunciada jubilación pretendía disimular el envío de técnicos en finanzas desde Londres, la desaparición de Kuwait, un bálsamo, una excusa, un cambio de planes, y recogida hundiendo el resto.
De entrada se rasgará las vestiduras, con amargo sentimiento ante el conquistado y tiranizado pueblo kuwaití, y víctima, al estilo con la huida del padre, o el Banesto se colapsa afectando al Garriga, y rastrillará lo inimaginable. La prensa situaba a su estaf y los políticos satélites en el mar de las Baleares. Los reyes atraían los mejores yates españoles, y los periódicos especulaban sobre el precio del crudo o la situación del grupo KIO De la Rosa.
Transformaría una guerra de liquidación de Kuwait en la liquidación del grupo KIO en España, cuyos poderes, quizá por horas, aun operativos. Con vuelta o no de los Al Sabbat a su trono, las empresas bajo su mando se desmoronarían a lo dominó. Por simple vaciado. El redicho madrileño de “una guerra para un golfo”, sintetizaba la sabiduría popular. Muchos golfos crearía la guerra del Golfo. Su club de abogados y políticos no acudió a la historia a por experiencia repitiendo el ocultamiento de los bienes alemanes en España reclamados por los Aliados (enriqueciendo más a Demetrio Carceller, Ministro de Hacienda de Franco tras la guerra Mundial), continuando las empresas en manos de españoles legalmente (devueltas a su debido tiempo, caso Banco Comercial Transatlántico, con natural pellizco), se inclinaron por el método Serrano Suñer esquilmando a los propietarios, caso FECSA, con los Aliados en dudosa situación.
Su capacidad inconmensurable. La más rentable de sus épocas, el desmantelamiento de KIO España, se completaría con su último pelotazo, pequeño a comparar pero con unos sustanciosos 30.000 millones a echar mano. El 30 de junio de 1990, fecha fatídica para los inversores, pero ni ese día ni los meses siguientes, ni él, ocupadísimo, desbordado, ni nadie adivinaba la posibilidad de tanto dinero, sin embargo alguien caería en la cuenta, y muy improbable que la genialidad fuera de cosecha propia. El Consorcio Nacional del Leasing, después Gran Tibidabo.
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Si en el 91, puse pies en polvorosa, sin irme de España, mala decisión, a un Javier de la Rosa le regalan uno de esos pasteles tan de su gusto. Con el peor pasado financiero imaginable, ya popular hasta por una Fundación a favor del Pueblo Kuwaití, a página entera en los periódicos, con descalabro anunciado, le amasan otro desfalco. De una parte el Banco de España de Mariano Rubio (pasará por la cárcel), y la Comisión Nacional del Mercado de Valores, con Luis Carlos Croissier (al que De la Rosa acusará de corrupto) expedientan a la sociedad anónima Consorcio Internacional del Leasing, chiringuito financiero de un tal José Ruiz, por irregularidades en el mecanismo de compraventa de sus acciones. En suma, el Ministerio de Hacienda, de Carlos Solchaga. Por otra, Jordi Pujol con Masiá Alavedra machacando con el catalanismo financiero, y lo de un Banco de Cataluña. Y en plena crisis, el Banco Hispano Americano, obediente al mando, y alguien parando la mano, abona en cuenta la cartera de operaciones a plazo donde se invirtieron los 30.000 millones captados por Ruiz y su grupo de señoras visitadoras. Años duros para el Hispano, acabando en otra macrofusión. ¿Cuántos de los 30.000 millones incobrables?.
A un hombre de banca, dicho así y así fue, se le escaparían los ojos de las órbitas. Primero concede el crédito un banco sin liquidez, tocado, y si se le contara que ese dinero se le pondrá en la mano al más denostado y acorralado de los financieros españoles (de hecho ya ni financiero), y que el banco le prestará para optar a la OPA a devolverse con el abono de los 30.000 millones, diría que el expedientado Ruiz era un angelito. Al requisado lo pusieron verde, y de estafador, por mantener alta la cotización interior de sus acciones para seguir captando aportaciones y capitales. El solitario aventurero de las finanzas invirtió “bien” los ahorros captados, a criterio del Hispano abonando, y su gran error no “oficializarse” con gente del aparato en su consejo de administración. Una operación con trastienda, inútiles consideraciones de técnica bancaria.
¡Quién mejor que De la Rosa, refinado firmón estafador, para meterle en el baile, y repartir!. La desaparición total del capital y aportaciones con operaciones “de siempre” y con firmones provenientes del Banco Garriga, y alguno con quiebra e insolvencia anunciada, indica que ese “Comité de Crédito y Operaciones” se reparte con él el dinero, o se lleva la mayor parte. Repitiendo el Garriga o Tierras de Almería con los hijos de Garnica y otros del Banesto, aquí los de Pujol y Samaranch actuarán de gancho y colchón. El banquero digno se preguntaría si Pujol y Samarach conociendo el camino de Javier y su director de orquesta Piqué Vidal, consejero, arriesgaban a sus hijos. Les sobraba experiencia, ni les sucedió ni sucedería nada, cobrarían y en paz. Así en tantos estropicios, los famosos consejeros impunes, “ellos no sabían nunca nada”, y si lo sabían se compra a los jueces. Lo dicho, otro capitalito para los hijos, para sus gastos, muy pesados. Agregar al Ferrari un Grand Cheroquee para la finca y mansión en el Pirineo Francés, a mano de Andorra, cerca de su preciada huerta Cataluña, y codearse con las altas fortunas mundiales, caros cortesanos, y de paso las más bellas mujeres.
La debilidad socialista en Madrid con escándalos como el de Gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, grabado y chantajeado a placer, el Director de la Guardia Civil, Roldán, y cada institución del Estado con su corrupción, propiciaban que los superpoderes de Cataluña “hicieran lo que les pasara por los cojones”. ¡Y por llegar lo de partido “bisagra”!. ¡Pujol, amo y señor del cotarro con su gobernabilidad, España a sus pies!. Se cobraría infinidad de viejos agravios socialistas, como el susto de la Banca Catalana, o pocos días antes, un acto celebrado en el Círculo del Liceo donde la gran burguesía se reunía con los grandes socialistas sin invitarlo, Narcís Serra, Pascual Maragall, Samaranch, Vilarasau, Ferrer Salat.
Pujol conocía tan al dedillo la capacidad de Javier para el desfalco y reparto, que por tener tuvo en la Generalitat a uno de sus colaboradores en el Banco Garriga, Vicenç Oller Compañ de la Sección de Estudios, ¡qué cachondeo!, y le rebosaba tanto por los 91 y 92 el conocimiento sobre Piqué Vidal, que sus casos “serios” jurídicos los pasaba a otros macrobufetes, y por tanto las concesiones de y a Gran Tibidabo solo se explican en el ámbito de la pura y dura corrupción. Siempre con la Señera en la mano se disponía a salvar para Cataluña la gran inversión del Parque agujereando a 9.000 ahorradores, a la Caixa, y avales de la Generalitat, y de excavadores en el pozo dos genios de la estafa y extorsión, uno para la faena de primera línea y el otro para la consolidación y futuro enredo judicial. Se inician repartiendo 30.000 millones, y de avales de la Generalitat y créditos CAIXA, la cifra no la sabrá “ni Dios”. ¡Menuda transparencia la gran institución catalana en manos de Samarach y Valarasau!. El grueso de la inversión en los juegos olímpicos se quedó en Madrid, el parque no se escaparía. Primero la alharaca con el CNL del Banco para Cataluña, y seguido el Parque una causa Nacional. Servido el teatro. Dicen que consiguieron no menos de cien mil millones dejando unos jueguecitos a medias que terminaría la CAIXA. Más perdieron el Banesto y los moros, la intención y maneras eran sobrepasarlos.
Oller pasó del Banco Garriga al primer gobierno de la Generalitat de Pujol, Consellé de Industria y Energía, el 9 de Mayo de 1980, su única virtud política además de alumno y amigo de Javier, sería la secretaría general del Fomento de Trabajo, colaborando con Carlos Ferrer Salat, en oposición a Alfredo Molinas (ex del Consorcio). Presidiría una financiera, Grup de Consellers Financers, gestionada por la Señora Ribatellada, que un día después de su cese suspendió pagos con 3.000 millones de deudas, y seguido forma parte de Gran Tibidabo. CARIC (sección de la Generalitat para avales a empresas, con secretario Xavier Vela, como tantos en la Generlitat del ex Grupo Catalana) le llevó a los juzgados y fiscalía, a él y a varios Consellés, Cullell, Alavedra, Suvirá, por concesiones irregulares (todos a empresas del entorno y de la Banca Catalana, quebradas, quizá el único pagado, a la Vanguardia 100 millones), con el correspondiente “archivo”, “solo negligencia”. Otro buen especialista en follones financieros. ¿Para quién trabajaba, para Javier o Pujol?. Cuentan que Javier le tenía por “caridad” en Quail, ¡vete a saber!. Javier prodigaba eslóganes publicitarios hasta para oscurecer su entorno más privado. ¿Caridad para un hombre que además de abogado y licenciado en Económicas era consejero delegado de Aguas de Sabadell SA, consejero de Asland Cataluña SA, y hasta el despacho de Diagonal 484 era suyo?.
En el mismo 91, y sumando, salen de España 500 millones de dólares que tiempo después de la guerra del Golfo formarán parte de la primera condena a Javier en Londres. Sus cuentas y las de unos cuantos, seis personas, con saldos astronómicos. Y engrasando el disparate financiero se libera el tráfico al exterior de capitales, penado con seis años. La nueva norma, con declaración para su control, incumplida. Simple falta administrativa.
A propósito de firmones, Albert Freixa Vidal, administrador de Aciesa, utilizada para cobro de comisiones, contestará a la fiscalía que él firmaba documentos por 300 mil pesetas mensuales. Al verse ante la cárcel no paró de hablar, involucrando a Jordi Pujol Ferrusola en comisiones por ventas de edificios a la Generalitat. Entre ellos la sede del Consorcio Nacional del Leasing SA, Gran Tibidabo, que además de proporcionar unos cientos de millones en astillas desaparecerá del activo de la sociedad en detrimento de sus accionistas. Y, ¡más madera!, comprará para su sede un edificio enfrente en la propia Diagonal al doble de precio por metro cuadrado. No he leído otra genialidad sobre ese edificio que en mis paseos por la Diagonal veo ocupado por un centro médico, y si la memoria no me falla lo construyó uno de tantos bancos fusionados o en el Fondo de Garantía.
Y el pastel se va insuflando para Javier de la Rosa y Piqué Vidal. De tener en cuenta estructuras en funcionamiento “quien más monta” es el Bufete. Conveniente, de voceras el “empresario modelo”, y el bufete moverá hilos y operaciones. Gran Península, Gran Tibidabo, Port Aventura, el Gran Kan, expropiaciones en Salou Vilaseca, la Caixa, extranjeros entrando y saliendo, FECSA, y de repartidor De la Rosa, aunque, capitaneados por la Caixa. ¿No lo elegirían por técnico en parques, ni siquiera por intermediario en petrodólares cuando ya los moros afilaban la cimitarra para cortarle el cuello?. Pero los de la Caixa vigilantes, se jugaban el prestigio, no se repetiría lo del crédito inicial de 5.000 millones para el Consorcio de la Zona Franca en 1975, o ¿la mecánica financiera imposibilitaba el sobreprecio en negro de 600 millones?. ¡Que les iban a contar a Samarach y Vilarasau sobre De la Rosa!. O al marido de su hermana, Pilar de la Rosa, ex secretaria de su padre en el Consorcio, Alfonso Maristany, directivo en la Caixa, y en Gran Tibidabo, negándose a las últimas firmas. ¿Certificaría obras en el parque su hermano el ingeniero Fernando, del Consorcio y de Tierras de Almería?. La popularidad en finanzas no propiciaba buenos augurios, y De la Rosa la absorbía toda. Culpabilizarlo pan comido. El gordito borrachín se llevaría los palos. Sus mofletes un atractivo para todas las hostias, hijo de estafador, empleado trepa y pelota, y el eco de sus “multiplicadoras genialidades” ya corría por el ancho mundo. En EEUU se le incluyó en las primeras quinientas fortunas. Y se publicó que allí poseía una red de tiendas. Demasiado para la Caixa con el estallido servido a nivel mundial.
Pataletas entre cócteles. “¿Qué Vilarasau condiciona las inversiones en Port Aventura a mi renuncia?…le puedo recordar los seiscientos millones en negro pagados en efectivo por el Consorcio de la Zona Franca por los cinco mil millones de cédulas hipotecarias, y de eso hace veinte años, ¡figúrate si almaceno datos!. !Les compro su parte del parque!”. No le servirían de nada. Aun nadie discute el estropicio de los 30.000 millones, no es dinero de la Caixa, se discute que De la Rosa mete mano a su estilo en la caja de la sociedad del “parque” sin su consentimiento o reparto. El final, ya se sabe, “nos quedamos con el parque, donde las cifras se remueven con las propias excavadoras”, y los de los 30.000 millones, ¡que se jodan!. Diez años de litigio por delante, y ¡los que faltan!. La Caixa, en su máxima potencia con Samaranch, Vilarasau, Fainé y Brufau, e indiscutible entre los grandes de las finanzas en España y Europa, no permitirán que De la Rosa les enfangue como al Banesto y KIO.
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Si la bolsa española baja en el 91 a un mínimo histórico (los escándalos afectan) no así la mundial recalentada al socaire de los bombardeos en Irak, subiendo el petróleo, y mostrando el espectáculo de la guerra en directo la inigualable potencia militar de EEUU. El 17 de enero de 1992, se acaba la aventura del panarabismo de Saddam Hussein, y en España, donde les bailan a los kuwaitíes no menos de 3.000 millones de dólares, no se le esconde a nadie que pasarán cuentas. Ni buscando bajo las alfombras, ni interviniendo la Corte de Londres, embargarán. Entre manos, obsoletas fábricas, carne de quiebra. ¡Menudo Javier y su Bufete Piqué!. De los quinientos millonarios según Fortune a “insolvente de mayor nivel del mundo”. Veinticinco años le avalaban. De defensor del pueblo kuwaití, rasgándose las vestiduras ante la invasión, con campañas de prensa a página entera, a ser perseguido por su Califa y los Al Sabbat, que para su suerte la vejez del propio Califa y los infinitos problemas internos de posguerra rellenados de petrodólares harán que la insignificancia de la pérdida española pase a segundo término. Encima la Justicia española les hará perder la paciencia.
Su guerra y la mala administración de los nuevos kuwaitíes serían según declaraciones directas del “genio” la causa de las mayores suspensiones de pagos de toda la historia de España. 300, 400 mil millones, y no menos de 100.000 en subvenciones y créditos de ICO, Instituto de Crédito Oficial, y las inversiones directas en petrodólares, según los árabes otros 500.000 millones. El desmadre total.
Una de las operaciones significativas, definiendo las prisas por liquidar lo liquidable antes que los Al Sabbat pasen cuentas, es la venta de ERTOIL, una refinería, a GMH, dicen de la ELF francesa, pagándose con un talón de 36.500 millones de pesetas enviado a nombre de ERCROS al Banco de España Barcelona para su abono al Banco de Santander. Los franceses no verán las llaves de la planta, se cierra la carambola de camuflaje, comprándola CEPSA, con Escámez de Presidente. Por si fuera poco la filial Erquimia vende dos saltos de agua a FECSA, y Electrometalúrgica del Ebro por 4.500 millones también a la eléctrica catalana. Los kuwaitíes no encontrarán activos ni dinero. Una operación que traerá cola porque en una parte del proceso firma ante notario quién será Ministro de Aznar, Joseph Piqué, y entonces Director en ERCROS. ¿Sería ministro por esa firma, o por presidente del grupo cuando los kuwaitíes tomen las riendas del despojo?. ¿Qué otro currículum para un ministerio?. Aznar debería gobernar en su primera victoria, como los socialistas en la última legislatura, con los 20 diputados de Pujol, y alguien en Madrid además de Roca, que dimitiría y montaría un bufete superando en efectivos al de Piqué Vidal, debía defender los diferentes frentes de centenares de miles de millones, que nadie pensaba pagar, y quien mejor que Joseph Piqué ex del Servicio de Estudios de la CAIXA, de la Generalitad, y empleado de De la Rosa, ¿o de Pujol, versus Piqué Vidal?. Un político sin afiliación y una vez ministro se afilia al Partido Popular. A la larga demostrará una excelente escuela zafándose de sus iniciales maestros y escalando por sí mismo, ¿o ese papel interpretó?. A tener en cuenta que en ese Club nadie asciende de no estar amarrado y sujeto no por besos mafiosos ni misteriosos ritos masónicos sino por casos concretos que le obligan y aseguran su entrega incondicional. Y obedecen o la escandalosa denuncia pública y al juzgado. Su entrega, silencio y obediencia es la norma.
ERTOIL, otra ficción, la bolita trilera, cuando se saldan activos, en plena ocupación, desaparecido el “propietario”, y repartiéndose los saldos con transferencias a Suiza, redistribuidos por Prado y Colón de Carvajal o Sarasola, y otros. Esos 36.500 millones, vienen de “fuera”, de una filial de la ELF, publican, una intermediaria disfrazando la operación. Los millones oficiales pudieron no existir, o ser el doble, bailando entre paraísos fiscales. Industria, Banco de España, Comisión Nacional del Mercado de Valores, Hacienda a la que nunca paga De la Rosa, indispensables para operaciones de esa envergadura, autorizan en pura corrupción. La refinería está catalogada de “valor estratégico”. Los socialistas “enemigos” acérrimos de Javier, pretendiendo sustituirle en KIO, se vuelven tan amigos, en sintonía a los de Barcelona con Narsís Serra. Serra en su máximo poder de Vicepresidente del Gobierno seguirá sin mover un dedo contra los De la Rosa, padre e hijo. Durante la guerra los saldos en los paraísos fiscales suman cifras astronómicas, uno de los intermediarios, Prado y Colón de Carvajal, amigo y embajador real, 10.000 millones de pesetas, que desaparecerán y nunca se sabrá porqué se le pagaron ni a quien pago él. Trabajaban a destajo, y en el maremagnum un primo De la Rosa en Nueva York chivándose, y de rebote acusado de aprovecharse del río revuelto. Las tan criticadas repúblicas bananeras, niños de teta.
Una gozada vivir la Barcelona del 91. Con las Olimpiadas en puertas el efectivo corre a paletadas. Se han detenido los petrodólares, pero se compensan de sobras. Las desastrosas entradas a la ciudad se convierten en autovías, y los turistas conectarán con las noches barcelonesas. Millones de nórdicos, franceses e italianos comprobarán el buen precio de los porros y esnifadas en las discotecas, ofrecidas por las calles, y una tableta se dobla en París. Los barceloneses ya no acudían a Perpiñán o Le Boulou a correrse sus juergas, y lo devenido a los dieciséis años de muerto el Dictador sin parangón en ningún país europeo. Una juerga continua, sin horario. Prostitución, diversión y drogas atraían y suplantaban el sol y la paella. Y al pastel de rica miel se dirigirán millones de individuos de todos los países.
Me cegó la brillantez del momento y la propuesta de otro industrial de repetir con su empresa la fórmula de los pagarés. El fax y el perfeccionamiento de las redes informáticas imponiéndose en todas las agencias bancarias truncarían el intento. El lugar e incógnito me atrajeron. Y caí. Antonio de la Rosa, no caería, pero conmigo interviniendo los teléfonos de la familia y donde acudían habitualmente, el 20 de enero de 1992 entraba de nuevo en La Modelo.
Otra Modelo, con unos mil quinientos individuos, comedores y duchas, limpieza, y abundantes funcionarios, criminólogos, sicólogos, educadores y asistentes sociales. A los cincuenta y dos años, el final, ni fondos para afrontar una larga temporada en prisión. Mi ánimo aguantaría, y al día siguiente del “periodo”, mi temor a la tercera galería para reincidentes no conflictivos se desvanecía destinado a la primera, la sexta de la etapa anterior, para primerizos y destinos, comenzando a trabajar en el economato de la Cuarta. Ignoro si el “destino” era un premio o una venganza de Don Jesús, jubilados Navarro y Don Daniel, inclinándome que la buena voluntad del funcionario premiaba mi labor en el 82.
Iniciarme en un destino aislado del patio y galería, con la ventaja de notorias ganancias, muy notorias en el lugar, era comenzar mejor que en el 80. Sin embargo no se me ocultó que el tope en “destinos de confianza” del 82 ni de lejos se daría. El gran inconveniente además del trabajo, muchísimo, setecientos cafés cada mañana, y continua venta de artículos, constituía la clientela. Amenazarme de muerte por la simple invitación de un café, o intentar romper el cristal antibalas, eran las menores muestras del follón diario. Pronto se paliaron amenazas, tenía amigos de antaño, entre otros, Camacho y Baret, hijo, a quien lo del millón por la cabeza paterna le hizo reír, tras invitarle a varios cafés. El pobre Pedro no tardaría en morir por sobredosis.
Si en el interior el ambiente se mostraba propicio tanto entre compañeros o los viejos funcionarios, pasadas las cancelas, por lo visto Pilar Pato, entre apariciones y bajas por depresión, existía, y sus amigos conocedores de la estafa al Banco Guipuzcoano. Mal asunto. Si con su gran amiga, la Tina del bar Modelo, ya no se hablaban, no así con gente de los mandos, adictos a la astilla o al intercambio de favores.
Los cambios incluían al tráfico de drogas. Los cientos de funcionarios y ni el revestido metálico de los patios, convertidos en jaulas, se mostraban eficaces. Quien quisiera drogarse, y tuviera dinero, abastecido. Y se blanqueaba entre el economato de la tercera y uno de los bares de enfrente. Se entregaba en el bar y lo recibía el preso a través de la ventanilla del economato, o a la inversa la familia o asociados. Para la nómina de talleres o destinos, el “banco peculio”. Tan antiguo y eficaz sistema de compensación competía con el del “ayudante” del pagador. Y por si faltara alguien, los de “obras”. O funcionarios, el “vis a vis”. Talleres. La droga lo abarcaba todo.
Entretener las madrugadas con las informaciones de la COPE sobre las mil y una corrupciones y de entre ellas las piruetas de Javier, o leer la prensa a diario, me ocupaba gran parte del tiempo libre. Sin comidas del exterior. Todo el ambiente difería del año 80. Funcionarias. Nuevas enfermerías atendiendo a diario largas colas. Una por galería, y la general ejerciendo de hospital. Por suerte mi salud de hierro me libraría de médicos. La medicación, sedantes, tan común como un porro. Habría ocasión para comprobar que la salud mental de los presos difería en mucho peor. Menos masificación, y más angustioso el ambiente y el trato.
Si los tres años anteriores llené parte de mi tiempo metido entre los hierros del camastro escribiendo simples novelas, tiradas por varios rincones, dedicarme a mis experiencias y vivencias con los De la Rosa, explayándome con la información recibida, doble entretenimiento. La escritura y los recuerdos ligando citas ordenando y redescubriendo lo vivido y leído. Por de pronto De la Rosa coceaba, insinuante, cartuchos de fogueo. Más efectistas las campañas de sus “beneficiarios”, desacreditándole. Ya antes del hundimiento total de las empresas KIO, ejercitaba su experiencia en culpabilizar, sin detenerse ante las más altas instancias del Estado. No encontraba a otros Del Barco y Serena. Su eficiente servicio de información con generales y coroneles incluidos, policías de alta graduación, y corruptos temblando, proporcionaban las teas para crear verdaderas cortinas de humo. Cambio 16 abanderaba la campaña anti De la Rosa, frente a Baratech de la Vanguardia, o Cacho, insistiendo en las culpas ajenas. A los kuwaitíes se añadían simples inversores en bolsa, acreedores y decenas de miles de trabajadores, y silencio desde el Gobierno sobre las subvenciones y créditos “blandos” del ICO. El “nos han estafado”, o de “juzgado de guardia”, de López de Letona cuando el Garriga, se repetía. Cualquiera leyendo las operaciones de miles de millones con transferencias de o a los paraísos fiscales, donde opacas y falsas cuentas de los bancos españoles esfumaban los saldos, se preguntaría porqué no se habían reingresado en las empresas las ventas de activos, o donde se abonaron los grandes paquetes de acciones bancarias y las docenas de miles de millones exportados a Suiza durante la ocupación de Kuwait. De nuevo como gato panza arriba. Desde amparar al pobre pueblo kuwaití, financiar un lobby en Norteamérica para inclinar la voluntad de Bush contra Saddam Hussein y liberar Kuwait, o culpa de los corruptos socialistas e ineptos moros llegados de Londres. Frente al Ideal Gotarda cada noche tres o cuatro coches negros con guardaespaldas, fotocopias de las películas americanas.
Por el momento se salvaba Gran Tibidabo y poco se hablaba del Bufete Piqué Vidal. Los nombres de sus ejecutivos de última hornada tomaban relieve. Javier Vega de Seoane, presidente de ERCROS, Manuel Guasch, Alfredo Fraile, Prado, Jorge Núñez, consejero delegado de Torras, y otros. “Las espinas de la Rosa hieren a media España”, rezaba un titular de Cambio 16. ¿Porque no titular, los 10, 100, y 500.000 ptlos. de la rosa?, haciendo hincapié en los diez mil millones del Consorcio, achacados al padre por mil doscientos millones. Y así planteé mi próximo entretenimiento, Clavell, sería De la Rosa, Piqueras Vidalet, Piqué Vidal, y Luis Bailón, Pascual Estevill, con Pujol, tal cual, y como novedad el aviso sobre la próxima estafa, Gran Tibidabo.
Las ventajas de un aceptable empleo y la distracción de la alucinante escalada del fin de Javier de la Rosa no me zafaban de los otros tres compañeros de celda. Uno Manolo, trabajaba conmigo, bien, pero Silvestre, luchaba contra otra escalada, a sus veintidós años el SIDA le tenía en muletas, puro esqueleto, y con voluntad de alterar la convivencia. El cuarto, un peruano de la “banda de los peruanos” (atracos en la autopista), ni su nombre sabíamos, siempre callado, extrañísimo compañero de celda. Si Manolo y el peruano, una bendición, Silvestre acumulaba todas las maldiciones imaginables. Mentiroso, ladrón, peleón, además de consciente y sumido en la continua angustia de su irremediable próxima muerte. En uno de sus continuos hurtos a la una de la mañana sorprendido por Manolo, le ataca con la muleta y le abre la cabeza. Total, los cuatro al pasillo, y de entrada una sonora hostia al peruano por parte de un funcionario. Se aclararon los incidentes, y apartaron a Silvestre. Destinado a una granja se escapó estrellándose con un coche robado. Detenido y a la enfermería, no tardaría en morir. Aun le oigo; “si éramos unos chavales en Bellvitge y no sabíamos lo que era la mierda de la heroína”, y me hablaba de su barrio que tan bien conocía desde su creación por intervenir en la compraventa de unos módulos comerciales y tener durante años una tienda de muebles. Me irritaba los domingos, su madre siempre en la lista de visitas, y él negándose si no le había ingresado en peculio. Un cabronazo. Manolo tampoco acabaría bien, el bazuco (inhalación de droga) le podía.
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Escarbando entre mentiras se rehacen vidas y curriculums. Una joya el libro del hoy famosillo periodista Oriol Malló sobre Pascual Estevill, “Seréis como dioses”, un traje a medida para el ex juez, adelantada su causa. “Me engañó”, me diría pasados los años. Entre sus frases; “El dinero y la prisión son dos cosas distintas. No tienen nada que ver. Que el dinero se lo guarden para indemnizar a la familia, que lo necesitará”. Derrochaba humanidad en el caso de la muerte de un obrero y la oferta de fianza por parte del abogado del empresario para evitar la cárcel de su cliente. Envió al empresario a la cárcel y en pocos días lo liberó con una fianza de diez millones. Ignoro si fuera la primera de sus extorsiones, pero la mecánica se le parece.
A principios de 1992 se encontraba en Barcelona. A buen seguro otra cacicada. Una campaña de la absoluta necesidad de disponer de jueces “catalanes”, ayudó.
A los pocos meses la paciencia de Don Jesús ante mi negativa a seguir en el economato de la cuarta, donde cuadraban las cuentas a la perfección, me concedió el cambio a la séptima, un rinconcito donde a veinte cafés seguían unas cuantas ventas a los del “geriátrico”, panadería, lavandería, y la séptima, entonces de gente en tercer grado, en la calle durante el día. El anterior traficaba, con el consiguiente desfase en los recuentos, o sea, pudiendo ganar, perdía. Y entre el geriátrico y la primera, de primerizos, sin apenas percibirme, contacté con gente contándome sus desgracias con el Juez Pascual Estevill. Todos de “estafas”. Demasiados de golpe, alguien le ponía las piezas a huevo. Imposible que el azar situara en el 26 todos los casos de importancia financiera, además creados en poco tiempo. En teoría el reparto de denuncias se organiza por turno desde el juzgado de guardia, por riguroso orden. Pero, varios alguiens, saben colocar en el minuto adecuado el caso a dirigir al juez conveniente.
Los primeros meses me extrañó la ausencia de detenidos por asuntos financieros, afirmándome algún compañero y Rucabado, mi abogado, que en la actualidad los jueces decretaban fianza en asuntos económicos, complicado en las reincidencias, o casos de escándalo público, alarma social. Arbitrariedad. Al contestarle que en definitiva yo no era reincidente, mi única condena por “encubrimiento” y no por estafa, y se escudaba en la pendiente desde el 86. Además la fianza, prometida. El tiempo me demostró que lo de los antecedentes y demás monsergas se utiliza con criterios sospechosos de corrupta arbitrariedad. He conocido gente con veinte denuncias por estafa y en todas decretada fianza.
Ni maliciar que mi ex abogado, de entrada en Barcelona, montara su tenderete de detenciones y libertades. Capaz lo era. Sin duda, cuando se amontonaron los detenidos por las facturas de IVA, o caso Indelso, nombre de la empresa emisora, y vendidas a unas 300 empresas. “!Coño con Pascual, se está forrando!”.
Recordé un anuncio, por comentario con un amiguete metido en esa clase de negocios, en la Vanguardia, “tiene usted problemas de IVA, llame al n...”, mezclándose con la descarada publicidad del juez azote de la burguesía. El montaje, clarísimo, y la red de quienes le situaban las piezas ante el punto de mira. ¡Le desbordarían el juzgado!. Barcelona, un inmenso mar de segundas y terceras contabilidades, el dinero negro a sus anchas. De sobras lo sabía yo de cuando monté el Centro de Cálculo de la Agrupación Comercial e Industrial Sociedad Cooperativa llevando unas decenas de contabilidades en nuestros ordenadores. El Banco Vitalicio, Dragados, Prica, Seguros Santa Lucía. Se encararía con gente de refinados consejos de administración. Un ejemplo, Manuel Garí de Arana, cantando a placer del juez, según los periodistas que a dictado de Pascual esparcían sus virtudes y servicio a la Justicia. Del Consejo del Banco Central y de Aguas de Barcelona, aconsejó a su amigo Serena, 1978, que no se relacionara conmigo. En la quiebra de Serena, el Central aparecía por 500 millones, una tercera parte del total. A quien ni citó, Jordi Pujol Ferrusola, administrador de Hitec General Consulting, emisora de facturas en el “affaire”, ¿acuerdo previo con Piqué Vidal?. “Juan, Juan, Planasdemunt, ya está liquidado, por éste, Pujol, díselo claro a Jordi, quiero ser académico de la Academia de Jurisprudencia y Legislación de Cataluña”. Dicho en “barçeloní” sonaría firme y sin paliativo. No sabremos de quien de los dos salió la propuesta, pero que se produjo por algo así, o la suma de muchos algos, seguro.
Le encantaba cobrar en especies, su ego se expandía ante el atribulado cedente, como declaró al instructor Antonio Bruguera, el directivo de la Banca March Enrique Piñel. Le pidió un empleo en los servicios jurídicos del banco para su hija Elena. A los pocos días anulaba las medidas cautelares contra el presidente de Carrefour, del Grupo March, Jean-François Pontal, acusado en el caso IVA Indelso.
La desgracia me trasladó a Gerona. A los quince años resucitaban la urbanización Can Fornaca, de Riudarenas. Sorprendido el abogado Franscisco Jufresa, continuador del Bufete Quintero Olivares, por lo que entendía archivado y prescrito. Otra minuta que no esperaba. Según su versión, alguien se interesó por la causa dormida y la Audiencia de Gerona reclamó al juzgado de Caldas. No me atribuí el protagonismo, pensé que los tiros se dirigían contra otro de los procesados, Rigat, con fortuna considerable. Hijo del famoso Rigat de Plaza Cataluña, el gran cabaret de la época del estraperlo, promotor de La Molina y gran hotelero.
El paréntesis de tres meses, en el terrible cuchitril de Gerona, tan horroroso como los primeros ochenta, aunque la comida y la limpieza se toleraran. Las Olimpiadas contribuían al malestar con el entusiasmo general. En la celda, cinco gitanos y guitarra, una locura inaguantable. Con aceptables amigos gitanos en La Modelo, me convertí en racista. La estancia se compensó con un “inocente”. A olvidar las urbanizaciones. Terminada la pesadilla, con repercusiones, donde caí de cuatro patas por descontar letras de urbanizaciones, avaricia a por intereses, y por tanto beneficios para la Caja Cooperativa. El juez de Sabadell, prometida la fianza por dos millones de pesetas, apartado por un expediente disciplinario. Achaqué a Rucabado desaprovechar la “manga ancha” de su señoría prometida la libertad, cuando él era un práctico de los billetes entre escritos. Su sustituta denegó la fianza argumentando los casos pendientes. La “inocencia” del de Gerona, dejaba pendiente el de Madrid, y la jueza no torció su criterio. Los había a cientos con uno y veinte casos en libertad con fianza, siempre ignoraré por qué la jueza se empecinó conmigo. No recuerdo ni el nombre, y la muerte de Rucabado, precedida por desequilibrios de “lógica”, me aisló. Nombré a Jufresa, abogado para la causa de Sabadell, y Jorge Trias Sagnier continuaría con la de Madrid. La “inocencia” en Gerona lo valía, y a continuar en La Modelo hasta el juicio. La mitad de la condena. En definitiva no tenía antecedentes, el encubrimiento en puridad no debiera figurar por inferior a tres años y no tratarse del mismo tipo de delito, aunque hubieran, ocho meses por falsedad, y la denuncia de Madrid sin juzgar. De nuevo la Ley mostraba su lado duro, el de la caprichosa decisión de uno de sus profesionales, que como el Juez Especial del Consorcio tampoco se dignó citarme. Ratificaban la cárcel con absoluto desprecio del justiciable. Ni vistilla ni narices. Culpable sin más. Y si en la Modelo el juzgado n. 26 proporcionaba libertades a pocos días del ingreso y por cantidades multiplicando mi estafa en Sabadell, los fantasmas y la obsesión de discriminado y perseguido no me extrañaba que me asaltaran. No me atrevía ni a contestarme si Pascual o Piqué conectaban con la Jueza de Sabadell.
Al tiempo Pascual lidiaba tres pesados toros a la vez. El caso Indelso IVA, una copia de los Seguros Sociales de los ochenta, con trescientas grandes empresas. El de los pagarés, una financiera, con Jordi Planasdemunt, Director General de Política Financiera de la Generalitat, Salvador Forcadell de las famosas Fincas Forcadell, de Plaza Universidad, y varios. Otro caso interesante, Macosa, enmerdando a Alfonso Escámez del Banco Central, luchando contra el Juez en dos frentes, complicados con el IVA los ejecutivos del Banco Vitalicio de España, compañía de seguros del grupo, sita en el emblemático edificio de Gran Vía Paseo de Gracia, y ¡ojo al dato!, el cuñado del Rey de consejero. Se superponían esos casos, y más fabricándose. Por si fuera poca embestida, la burguesía catalana y la Generalitat, se atrevía con el Palacio de la Zarzuela (sin materializar la amenaza), y los centros de decisión financiera madrileños.
Transparente. Pascual utilizaba su fuerza, la táctica en el Consorcio, arremeter con lo descubierto por mí, y lanzando mandobles a diestro y siniestro, pactar el soborno, chantaje, o extorsión.
No actuaba solo, alguien o varios le colocaban a tiro las selectas piezas. Descubrí a Piqué Vidal en las primeras conversaciones. Evidente con Bertran de Queralt, de la familia Güell, y por los tatarabuelos, abuelos, y padres, de toda la alta burguesía catalana. La abuela Güell, su abuelo de los famosos “Bertran y Musitu” de la Lliga, y el padre Bertran Güell procurador en las Cortes de Franco en el 52. “Acude a Octavio Pérez Victoria, atemperará a Pascual, te costará menos que Piqué Vidal”. Se hablaba de trescientos millones, en Suiza. Su mirada se detenía entre frases, pensando. Sabedor que un abogado allegado a Piqué Vidal presentó el panorama al Juez, señalando la parte débil de la trama, Manuel Tramullas, el retirado en Almería, administrador de la sociedad Serptex. Bertand no firmó nada, canalizaba dinero negro de sus negocios, invirtiéndolo en bolsa a través de cuentas falsas proporcionadas por varios directores de banco. Milagrosamente no encarceló a José María Xercavins, director regional del Banco Español de Crédito de Mario Conde, y máximo ejecutivo del Banc Catalá de Credit, continuación limpia o disfrazada del Banco Garriga Nogués. ¿Al oír lo de las cuentas falsas no le susurraría al juez las viejas historias del Consorcio, Noticiero, y De la Rosa?. Bertrán salió a los siete días, después de visitarlo el ya anciano Pérez Victoria, abogado de Bruna en el Consorcio, acompañado por su hijo. En mis conversaciones no le conté la admiración de mi padre por su palacete en el Puxet, de San Gervasio, orgulloso de ser el “albañil” preferido de la Casa.
Bertran se mantendría en que no sobornó al Juez. A estas alturas eso no se lo cree nadie, ni menos yo, aunque rebajados los 300 millones. La ley convertía la extorsión en soborno, y penado a ambas partes. !Muy inteligentes los legisladores!. En España jamás se sobornó, y nunca un juez extorsionó. ¡Maravilloso país!. Se cambiaría la Ley para maquillar actuaciones, y poder complacer a los poderosos extorsionados sin caerles encima lo del soborno. De todas maneras nadie se denunciaría asimismo por sobornar a un juez. Y si en los juzgados el grito de “el 26 cobra” audible, en la cárcel, en la primera, leídas en los periódicos las escabechinas de Pascual y sus soluciones, la comidilla del cuanto le costaría a unos y a otros. Decenas de casos, ¿y la fiscalía?, sorda o sobornada.
No respetaban ni a la Generalitat de su benefactor Pujol, o ¿extorsionado a la vez?. Piqué y Pascual de nuevo tomaban cuerpo. ¡Y un solo cuerpo!, aunque de abogados componedores los había más. Normal, los profesionales reorientaban sus casos hacia donde soplaran favorables los vientos, y el mejor viento, el soborno. Si en las continuos artículos, reportajes y tertulias sobre De la Rosa, Piqué no aparecía, en los esporádicos titulares sobre el “Juez azote de la burguesía”, tampoco se mencionaba al abogado “látigo”. Ni existía.
Tras un cambio de celda, dormía al lado de una de las víctimas de Pascual, Juan Ignasi Pujadas, de Dinamic, por pagarés, decían falsos, sería simples impagados, por presentada la legal suspensión de pagos. En la celda contigua Bertrán de Queralt, y en la planta Juan Bassols, padre e hijo, y al mismo tiempo en el geriátrico Planasdemunt, Forcadell, y Tramullas, el vejete disfrutando su retiro en Almería involucrado en el caso Bertran. O los del Grupo Financiero Cor. Decenas los librados de la cárcel, y varios los encarcelados que no conocí como Manuel Carreras, de Bankers, o Antonio Sagnier, consejero de Privat Bank. A figurarse lo que sucedería con Francisco Esteve Corbella que le confiesa y declara al juez que posee 2.000 millones para solucionar el entuerto. Lo encarcela, y suelta rápido. O les asaltaba en el pasillo del juzgado el señalado por una publicación hijo de Pascual, proponiendo la solución, cobro inmediato o cárcel, o se traficaba la libertad o prisión en los bufetes de los abogados “delegados”, Piqué, Vives, y alguno no denunciado. Mi atalaya, entre el economato del geriátrico, donde me pasaba el día, y la primera galería, la noche y las horas libres, perfecta para una visión de conjunto.
El 8 de noviembre de 1993 el juez interrogaba a Manuel Romillo, consejero delegado de Dragados y Construcciones SA, pieza especial del grupo Banco Central. Que yo sepa no entró. ¿Y me preguntaba, y la Fiscalía?. En mis casos, los abogados no paraban con las nefastas “oposiciones” del fiscal. Cuentan los cronistas que la fiscal Belén Suárez pidió el traslado cansada de llorar los desafueros del Juez, ¿¿??. ¿Y su sustituto Javier Balagué, en las fotografías un paso atrás del Juez Estrella?, ¿cegado por el resplandor?. ¡Y Jiménez Villarejo, Fiscal Jefe, colgándose la medalla de acabar con tamaño sinvergüenza!. Falso. ¿Un fiscal Estrella?. Cuatro años de recolecta que no terminaría por la intervención de fiscalía sino por la emperrada actuación de alguien con unos días en Carabanchel, Madrid. Enrique Marugán Giró. Un dato curioso del caso Marugán, el auto de prisión donde se les acusa de “blanqueo de capitales”, fondos evadidos procedentes de unos activos desaparecidos, dice; “... se verificaba a través de llamadas telefónicas procedentes del despacho de Abogados de Barcelona, y en esta ciudad, dirigido por el Letrado Juan Piqué Vidal”. ¿Un toque a su socio sobre quién mandaba?, o anuncio en papel oficial de su posición y soberbia. Él no admitía socios, subordinados acaso. El aviso escrito corrió entre profesionales. Pudiera ser una treta, Piqué se enfurecería por una grabación en su despacho, y la cuota de la libertad por las nubes. Con semejantes elementos muy posible.
Mi ex abogado goza las mieles de la popularidad, poniéndome la carne de gallina. A finales del 93 el juez Pascual del 26, a tenor de la prensa, un juez estrella dedicado por completo a luchar contra la corrupción generalizada del empresariado barcelonés. Si tiraba de las listas de Hacienda cedidas por sus propios socios de la Delegación, no bastaría la Modelo, y sus bancos suizos rebosarían de pesetas o su contravalor en dólares. Una de sus primeras declaraciones, al descubierto, cogido, alguien, sin él enterarse, había ingresado en una cuenta a su nombre en la Banca Darier & Cia., 25 millones, sin duda para acusarle. Y ese alguien era el abogado de la empresa Nutrexpa, Juan Velayos Balcells, y el caso provenía del año en Tarrasa. Una vez acusado se estrenaba desbarrando. El negocio de las extorsiones se inició al día siguiente de caer del caballo por vocación. Con seguridad Piqué dirigiría a su juzgado algún caso sustancioso y de tanteo, después a Barcelona. El tan cacareado sistema garantista español no garantizaba ante la actuación mafiosa de letrados y jueces.
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El grupo Torras, Ercros, o KIO España de De la Rosa, presentaba suspensión de pagos el 4 de diciembre de 1992. La mayor de la Historia de España. El Ministro de Hacienda, Solchaga, se lamentaba de la opción tomada por los kuwaitíes. Los cronistas al dictado hablan de una reunión el 20 de noviembre entre un tal Al Bader, viceministro kuwaití de Finanzas y Al Nouri, el nuevo hombre de KIO en Londres. La cifra de 500.000 millones que blandían los kuwaitíes, pareja a la de 500.000 aproximada de las suspensiones de pago, o sea, acreedores por giro en las empresas, encontrándose el propio KIO, eran partidas diferentes. Por el momento no les importarían las deudas de las empresas, sino sus inversiones volatilizadas, esos 500.000 millones. La suma invertida por la central londinense en sus continuas aportaciones para diferentes inversiones sin regreso de donde salieron. UN BILLÓN DE PESETAS DE LOS 80, a los que si sumamos otras actividades del grupo de la Gran Corrupción barcelonesa, por ejemplo, inspectores de Hacienda, la cifra se duplicaría con facilidad.
Unos u otros periódicos manejaban las cantidades al igual que las abstracciones políticas, creando el caos informativo. Y la confusión no provenía de Javier, o él un sumando más del desconcierto. El “a favor” o “en contra” se reorientaba según el criterio de uno u otro bando político o la implicación de unos u otros personajes, o de embestidas entre ellos. Si Cambio 16 se lanzaba con saña contra De la Rosa, y en contrasentido aparente enmascaraba los casos de corrupción socialista, por su delicada situación financiera solucionada desde el Poder, el País endulzaba con gran titular de primera página, “KIO y De la Rosa ganaron 100.000 millones en ocho años”, del 84 al 92. Puntualizando, 104.615 millones. Despreciaban los decimales, ¡qué objetividad!, como si en una pirámide se pudieran sumar las teóricas ganancias reinvertidas. En letra pequeña especificaba, compras a bajo precio de empresas en crisis, aportación de acciones de unas sociedades a otras, créditos a filiales y de filiales, y sistemática utilización de la Bolsa. El Mundo, pasaba de los elogios de Cacho a exposiciones por el estilo, y La Vanguardia, Baratech, intoxicaba con la culpa de los nuevos administradores, las ayudas a la guerra, y las presiones políticas a Javier.
A principios de 1.993, mi novela desarrollada, imaginando, otro disparate, a todos los personajes a punto del empujón para lanzarlos por la pendiente. “Los 10, 100, 500.000 millones de ptlos. de la rosa”. Mi mujer conecta con el periodista Gonzalo San Segundo, entrevistándome en la cárcel. “Nombres simulados”, “¿Quién es el supuesto coronel?”. Ignoro que buscaba, pero mis tesis y pruebas, fáciles de encontrar hojeando el sumario, dieron para un artículo donde el único estrafalario y desenfocado, yo. Un preso señalando otro de los posibles desfalcos de Javier. Después de diez años sacudiéndose la culpabilidad. Un artículo de relleno con inexactitudes, despertando aversión hacia el entrevistado. La interpretación por otros periodistas de fama, la pataleta de un chivato desde la cárcel. Pensar que artículo y libro agravaran mi situación penitenciaria sería darle un eco que no tuvo, o eso creí entonces. La pretensión de que el caso Consorcio entrara en el circuito de repaso de las hazañas de Javier con día sí y otro también en la prensa, un sueño inalcanzable. E inútil despertar la existencia del padre, la policía le tenía olvidado, y a nadie se le ocurriría ordenar o incitar su captura.
Ni la querella presentada por centenares de miles de millones por los kuwaitíes, el 10 de enero de 1993, tambaleó a Javier. Detallados un sin número de delitos de estafa, falsedad en documento público y mercantil, maquinaciones para alterar el precio de las cosas y delitos fiscales. Contra Javier, Fahad al Sabat, Fouad Jaffar, Narciso de Mir, Jorge Núñez, Juan José Folchi y Miguel Soler Sala, profesor del IESE. No podía ser de otro modo, el Juez de la Audiencia Nacional, conocido en la quinta de Carabanchel por infinidad de estafadores de tres al cuarto, de pagarés falsos, de tarjetas de crédito, de talones sin fondo, en cuantías de ridículo, Miguel Moreiras, inicia otro de los monumentos a la honestidad judicial. Pasados siete meses, recurrido el auto de exculpación, la Audiencia obliga al Juez a enjuiciar a Javier y los suyos. Por cuatro veces se negará. Un Judas de la Justicia. El buen juez no encontraba en el Código la tipificación de los delitos. ¡Y la policía no le detendría!, ni a él ni a su mejor “cliente” De la Rosa. Por fin, obediente a la Sala inicia las actuaciones... hacia la eternidad.
Un currículo curioso el del tal Juez, y si se piensa que era el titular del juzgado de la Audiencia Nacional donde se instruían los casos económicos abarcando varias provincias o de ámbito nacional, se diría que alguien lo situó allí a conciencia. Adornaba su personalidad con excentricidades de misógino, similar a la “vocación” de Pascual, enmascarando una realidad tortuosa. Y no solo volcaba sus genialidades en el caso KIO, en un buen entendimiento con Pascual Estevill se sacó de la manga unas liquidaciones a Hacienda compensatorias para vaciar el Caso IVA Indelso. Ignoro si es peor un juez corrupto o el Sistema que superadas las evidencias, pruebas indiscutibles, no actúa, o le encubre y minimiza. La reprimenda de la Sala a Moreiras, obligándole a actuar, si bien para la prensa un triunfo de los “nuevos KIO”, algún avispado lo describiría de buena noticia para los “estafadores”, pues en manos de tan predispuesto magistrado los acusados rebasarían la vejez sin juicio y en libertad.
12
La Vanguardia anuncia la muerte de Antonio Parés Neira, el 11 de marzo de 1993, de mi misma quinta, mi antiguo socio y ex amigo. Se moría sin contarme la dura trastienda donde actuó de actor de reparto. Se merecía otra novela, y de protagonista con Tita Cervera, baronesa Tyssen. Y me puse a la labor. Recordar alguna fiesta en su casa, con Espartaco Santoni arrodillado declarando su amor a la esposa ya en vía de otros amores, los cuadros falsos, o el Goya, para mí, ignorante total en pintura, tan falso como el Urgel vendido y devuelto por Serena. Y de nuevo la prensa entusiasmada con Tita y el Barón, y la Comisión Permanente del Congreso de los Diputados, una vez disueltas las Cortes, con previsible pérdida de Felipe González, aprobando la compra de la “mayor y mejor colección del mundo”. Previsión incumplida, el pueblo amaba a Felipe.
¡Buenos recuerdos el 78!, pretendiendo el esplendor de las Tardes del Ritz de Bernard Hilda de los 40, sustituyó el espionaje a favor de la Resistencia Francesa contra los Nazis por las intrigas del cercano Noticiero Universal, llenando La Parrilla con Paulowki, riéndole la gracia Cugat, y criticándosela a la larga el márques de Castellbell, Grande de España. El barato y degradado ambiente se inclinaba, anticipándose a los “programas del corazón” por personajes como Marujita Díaz, o el promotor del travestismo Pitito.
Yo necesitaba distracción, la novela sobre los De la Rosa, pasó de ejercicio de puro entretenimiento a apretar mi intelecto con la porquería que destrozó mi vida. Tito, sublimaba las putas de Antonio, intercalando disparates cómicos con la obsesión por mujeres con maridos o amantes, burlando hermanos y padres. Así desapareció de mi vida en Madrid. Sería a finales del 86, y con él la cuñada del banquero, mi amigo, provocando las iras de un marido con treinta años de diferencia, dispuesto a denunciar la enorme deuda en seguros sociales del Hotel Ritz. Por las necrológicas supe del hijo con Macame, su aventura madrileña. Su simpatía escondía un torrente de alcohol, o peor. Sandoval en su sección de La Vanguardia, 30 de marzo de 1993, se entristecía del “que solos se quedan los muertos”. Yo no pude acudir, pero al parecer tras los oropeles el excelente “relaciones públicas” que sacó el Hotel Ritz de Barcelona de su total decrepitud y ruina no mereció reconocimiento en su entierro. José Luis de Vilallonga por sus resquemores de vividor escribirá que lo convirtió en un moublé. Creí entender un agrio comentario en uno de sus libros, descontento del amigo que en definitiva le agenció un crédito a través de su amigo Rafael, que además compró el caótico restaurante de su mujer Silianne, o interviniendo en la venta a la Generalitat, para su sala de hombres ilustres de Cataluña, de un cuadro del Virrey Amat, célebre virrey de Perú que mandó construir en las Ramblas el Palacio de la Virreina para su amante La Perricholi, o eso cuentan. En total y poco tiempo, treinta millones, tan oscuros que el noble escritor entierra matando al mensajero, y ni la más mínima mención en tanta memoria publicada. Otra historia paralela. A Tito, jamás le vi un duro de su cosecha, siempre le solucioné complejas situaciones, y en sus momentos de esplendor desaparecía. Publicaron que traspasado el Ritz en el 89, vivió un tiempo en Los Ángeles, donde fue consejero de Canon y Metro Golwdyn Mayer, aventuras de un tal Gian Carlo Parretti, camarero italiano, amigo de socialistas y mafiosos, perseguido por varios países, con estancia y operaciones en la España de González, Serra, y Solchaga. Comunes conocidos torcieron la cabeza al comentario. Eduardo Soler Fisas, su abogado, me aseguró que enriqueció a sus hijas, ¡se lo merecían!.
La muerte de Tito no fue la única noticia que removió mi memoria repasando la intervención de mis allegados en el gran traspiés del 80. A los pocos días, otro suelto de prensa replanteó de nuevo toda mi situación sobre los dos años antes de caer en prisión. Fernando Serena Mascaray presentaba quiebra voluntaria por 1.700 millones de pesetas, entre ellos los 500 a cargo del Banco Central. Alegaba el cambio total en la distribución y venta de automóviles. No citaba la cárcel destrozándole la vida. Lo entendí bien, Fernando se engordó cuando los automóviles nuevos de importación se adquirían comprando una licencia a intermediarios madrileños, ¿o amigos de Antonio de la Rosa en Hacienda?, o los usados flotaban entre comerciantes. La implantación directa de todas las marcas europeas y la masificación del automóvil alteraba las reglas de un juego basándose en giros y letras entre compraventas, o de ventas a crédito, con gran masa de giro flotante y con alto riesgo de impagados, y los intereses y coste del dinero por las nubes. Fernando ya no cabía en un mercado reglamentado y en manos de las multinacionales. El F. Serena, Automóviles, con el caballito de la Ferrari, por concesión del distribuidor en Madrid, Taire SA, en la Diagonal esquina Casanovas, o en Carretera de Sarriá frente al Español, aun se conservaría años, pasados los tres de prisión. Se negaría a tirar la toalla y se instaló con sus cuñados en la calle Urgel, hasta que Mitsubisi le compraría el negocio. Rumores me contaron unas inversiones inmobiliarias en su pueblo, Campo, en Huesca, afectándole unos centenares de millones. Desapareció de mi vida o yo de la suya tan intensamente como apareció. Tres años de forzada compañía en prisión no solidifican amistades, a menudo a la inversa.
Ante la cifra, minúscula ateniéndose a la lluvia de millones de los actores principales de la comedia, intentaba buscar la razón de mi intervención en sus negocios con Antonio de la Rosa. Uno y otro, y su normal entorno, se bastaban y sobraban para las operaciones encargadas, y mi presencia en la supuesta intimidad, estancias en la oficina de Fernando, comidas, poquísimas cenas, o unos viajes a Madrid y el crucero por la Costa Azul, provocaban sospechosos apartes. Las pretendidas diferencias y peleas amorosas con sus cuñados, socios en todas las operaciones donde invertía Antonio de la Rosa, el futuro demostró olvidadas o inventadas. En cuanto Antonio, tenía suficientes subordinados, socios y amigos para aun tratándose de extremar prudencias recurrir a íntimos reales, no de instantánea fabricación. Disculpando a Fernando, terminaba mis deducciones, se convirtió en protagonista habiéndole asignado el papel de telonero. Si en su concepto, y por eso pagó tres años de cárcel, él era “administrador” de Antonio, poco o ningún sentido tenía cualquier composición de lugar. La corrupta Justicia redistribuyó el guión al dictado de los De la Rosa, y se sentenció tal cual.
Se casó con Pili, su amor y mujer en la “doble vida” con Antonio, después de trastear con la propia, la cuñada, la hermana de otra cuñada italiana, gran amor de Antonio, anterior a la francesa (para quien compraron la sastrería Aramis en Rambla Cataluña, donde se vestía Serena, y alguna joya en la preferida Puig Doria), a una vecina, a la francesa, o la sobrina dirigiendo sus amores. Había asistido a la boda de su amor con un dentista del que se divorció. Derrochaba comicidad, tanta como “mala leche”, y a decir de sus amigas, solo eso derrochaba... comicidad, sexo poco.
13
Rucabado, mi viejo abogado conocido en la primera quiebra actuando de contable, a los veintiséis años, me castigaba con “¿te has divertido escribiendo esa novela?, pues eso se paga”. Le sobraba experiencia, setenta años, y desde joven, y por familia, pateando juzgados. El único abogado despertándome simpatía, buen rollo, feeling, y encima cobraba a pequeños pellizcos. Sumando diez años promedio por causa o problema judicial, los pellizcos compensaban. “Si con cuatro o cinco clientes diarios en la salita de espera, le pega un pellizco a uno, ¡excelente renta!”, “!no sabes Rafael el trabajo y años para llenar la salita!”. Un clásico, pedía unos billetes para colocar entre las hojas del escrito y otro tanto para el procurador. Las cuentas para él “ya se pasarán”.
La casualidad contactó a Ana a través de amistades con un impresor y encuadernador en conexión con el Grupo Z, la edición corría a mi cargo. Al parecer las relaciones de Asensio con Javier eran tensas por dos centenares de millones pillados en una de tantas sociedades. Apoyaron la novela, aunque se quejaran de los nombres simulados, y la distribuyeron por toda España. El enfado sería sobrado, o nadie de su grupo la leyó, porque “Intervíu” se transmutaba en “Entrevistas”, relacionándole con la toma de posición de la prensa por los 80. El simple aficionado sabrá del sueño imposible de editar. Unos minutos de gloria en la prisión se multiplican, y la primera liquidación por los vendidos convertía el minuto en meses. Rucabado tenía razón.
¡Qué importaría una novelita, si nadie lee!. Desoídos los berridos contra Javier, Pujol se obstina en que el muchacho siga “tocando dinero”, largo, no solo los 30.000 de los accionistas de CNL, más, todo el posible. Así se entienden los titulares de El País de 26 de junio de 1993. “Los pequeños accionistas abuchean a De la Rosa en la Junta de Gran Tibidabo”. “Luis Magaña admite que FECSA entrará en Tibigardens por presiones de la Generalitad”. Y FECSA es de ENDESA, y Endesa del Estado. Y desaparecidos los 30.000 de nueve mil ahorradores, le regalan contra viento y marea la construcción del Parque de Vilaseca y Salou, Port Aventura.
Los socialistas se dejaban marear por Pujol (la gobernabilidad), contratándose destacados de ellos con supercontratos, pagos de corrupción legales y por anticipado. Emilio Casinello, vicepresidente a 50 millones de pesetas anuales, funcionario con Suárez, del PSP de Tierno Galván, de la Exposición de Sevilla, le sobraba experiencia para codearse con De la Rosa. Para compensar el socialista, uno de Pujol, Jaume Casajuana, abogado, de Edicions 62, fundador de Convergencia y Banca Catalana, encarcelado con Pujol en el Franquismo. Piqué Vidal debía pensar “cuantos más seamos más reiremos”. Desde Madrid el objetivo diáfano, carnaza a los de Pujol, pellizco para los nuestros, y que siga la juerga. FECSA, y la CAIXA. Ese Gran Kan tan divertido se vería desde Madrid si le hubieran invertido lo volcado a los periódicos. Y los pequeños accionistas, que digan misa, destinados al sacrificio, ni un activo limpio para sus ahorros. Les soltarán unos huesos y a pelearse. ¿O ya no los tocaba Javier, y solo firmaba con sus colegas del viejo Garriga, y el Bufete Piqué Vidal redistribuía?.
Casinello no era el primer gran socialista a supersueldo de Javier. El primer presidente fichado para ERCROS, José Aureliano Recio, amigo personal de Felipe Gonzalez y Carlos Solchaga, procedía de nada menos del BBV con 150 millones de pesetas anuales, también fichado por “socialista”. ¿Conocería las cuentas del Banco en las Islas Jersey?. ¡Y los socialistas rasgándose las vestiduras por las andanzas de Javier!
El 93 de pesadilla, comparable al 80 para Javier, y como el 80 un gran año para el Bufete. Unía las tribulaciones del financiero con la cola de empresarios entrando y saliendo de la cárcel por autos del juez Pascual Estevill. ¡Pascual, y otros jueces, el “cuarto turno” dio de sí!. Un magnífico sustituto para los petrodólares. Solo en las listas del IVA se leían docenas de sociedades con centenares de directivos y consejeros, clase alta de la ciudad, y recortando noticias en los periódicos, a diario, al estilo de la policía limpiando las calles de chorizos, se hubieran iniciado acciones penales a barullo. ¡Tendrá usted un problema con Hacienda!. El empresario tiritando acudía a la llamada del gran y conocidísimo abogado, y al poco se encontraría ante el Juez Pascual.
Tribuna, revista de éxito entonces, el 25 de octubre de 1993. “De la Rosa y el preso”, “En los próximos días aparecerá en Barcelona un libro titulado “Las mil hojas de la rosa”. Su autor que cumple condena en prisión, relata las andanzas financieras de Javier de la Rosa con profusión de nombres, aunque todos ellos salen desfigurados en el texto. De la Rosa conocerá su antibiografía mientras convalece de una operación de menisco a la que ha sido sometido a consecuencia de una lesión que sufrió durante sus últimas vacaciones”. No conseguía mi propósito. La novela se limitaba al tiempo en relación con su padre y sobre mis conclusiones del caso Consorcio, extendiéndome poco en el Garriga, KIO y citando Gran Tibidabo, estafa en ciernes. Aun anticipándome, hoy la novela, un simple esbozo. Significativa la transformación de Clavell, hijo, en centro y creador del padre.
No era yo el único ignorado, mi abogado desde Madrid, Jorge Trias Sagnier, atacaba en el ABC el 17 de noviembre de 1993 al Juez Luis Pascual Estevill, no le agradaría mi criterio sobre su defensa en el Caso Consorcio, o defendía a sus amigos los empresarios catalanes. “Monopoly Judicial”... “No digamos ya si la mala “suerte” le toca a un empresario catalán cayendo en las garras de ese azote de la economía que es el ex abogado mercantilista –hoy juez- Pascual Estevill. A Pascual, hasta que saltó a las primeras planas del estrellato judicial especializado en escándalos financieros, lo hacíamos al mediodía en “La Puñalada” barcelonesa a un “Montecristo” pegado. Nadie ha dado razón suficiente, todavía, de cómo funcionan las normas de reparto en los juzgados de la ciudad condal, pues siempre toca el mismo juez para un determinado tipo de asuntos”. Tampoco a él le escucharon los poderes ni fiscalía alguna. Apenas un año de toma de posesión en Barcelona y en Madrid resuena su actividad. Los asuntos se amontonaron en su juzgado, y de “campanillas”, en presunción cocidos, preparados, redactados los atestados y denuncias en el Bufete Piqué Vidal del que eran clientes. Y el triple salto mortal, sin recato alguno, aun situándole El País, 21 de noviembre de 1.993, en la órbita de Piqué Vidal, y sobre la sospechosa dirección de los “casos económicos” argumenta a su favor que el mismo Juez pidió cambios en el “reparto”, le apunta para el Consejo General del Poder Judicial. ¿Un sondeo?. La desvergüenza de los políticos, total, de todos, la oposición y los socialistas.
Si en la vida la gloria es efímera, en la cárcel, un humo volátil. El traslado a Madrid en un práctico cajón de hierro con una rejilla sin posible visión y condenado a seis años por las “letras falsas” de los primeros ochenta, complicaba con la de Sabadell, siete años, mis perspectivas de libertad. Trece años, aún con el código antiguo, significaban, sin complicaciones, entre seis y siete. Mi razonamiento, de no aceptar un pacto de cuatro años sin juicio ofrecido por la fiscalía, se basaba en que en teoría sería posible cumplir la de siete años antes de que el Supremo ratificara la sentencia de seis años, pedidos por el fiscal, gozar de libertad, y “ya vería”. Llorar por la leche derramada es inútil. Trece años después ignoro si mi decisión fuera la acertada. La inmediata verdad, la condena pendiente entorpecía el proceso penitenciario. Concretamente a mí, porque en infinidad de casos, situación actual de Javier (tener una causa pendiente) no altera los beneficios posibles. La doble o triple vara de medir de la Administración.
En Brians, una cárcel de cinco estrellas a tenor de la prensa, me inicié en uno de los peores módulos, largas condenas, dos meses. En definitiva faltaba poco para los dos años, con las redenciones, cumplida la mitad de siete años. A lo sumo, trabajando duro, o de ordenanza en la terrible enfermería, la condicional a un año vista. La condena del 83, de nuevo salía a la palestra por “antecedentes”. Los permisos posibles, y el tercer grado, tan profusamente regalados, se mostraban inalcanzables. Un sueño que me aplicaran la parte blanda de la Ley. Imposible. Razonarían sus arbitrariedades con los tópicos salvados en otros condenados. Una ruleta, y no solo por el dinero a poner en el tapete, sino por lo aleatorio de la suerte.
Allí no había ningún condenado de Pascual, poco probable que condenaran alguno, o ni siquiera entraran en prisión, como así ha sucedido. No encontraría con quien entretener el aburrimiento. Una celda nueva, dos literas, televisión, y trasladado a una galería de “condenas cortas”, me animaron. De compañero el colega del alcalde Abel, condenados por heroína, los de la desaparición de lo confiscado y fotografiado por La Vanguardia. Un muchacho “movido” para mi gusto por la escritura, pero aceptable. Y ante las perspectivas de redimir los cuarenta y cinco días de tope trimestrales, alterné la enfermería (una verdadera antesala de la muerte) con el teatro, pintor de brocha gorda, o lo refinado de impartir clases de “contabilidad y economía”.
Con los periódicos y el continuo bombardeo de “Conde y De la Rosa”, sin faltar el gobernador del Banco de España Mariano Rubio y sus especulaciones en Bolsa asociado al síndico Manuel de la Concha y el banquito Ibercord, o Roldán, cada día la clase se limitaba a largas charlas sobre los miles de millones defraudados. Cifras ni soñadas, y difícil comprender el valor de mil millones. Deducción, la relatividad de las leyes que nos condenaban. Letras, acciones, ampliaciones de capital, Banco de España y bolsa, añadían al nutrido auditorio algún educador y funcionario. Y si en las clases, un jolgorio, en el teatro asistí al drama de la monitora (una romántica estudiante de teatro) enamorándose del primer actor. Preñez, sida y muerte.
La primera sicóloga, sin descaro, sin enrojecer, a las primeras de cambio para los permisos, con la mitad de la condena cumplida, bastaba con un cuarto, me soltó lo de mucho dinero. “Señora ese mucho dinero para una industria que lo perdía a chorro, y que aguanté durante unos meses, es nada si comparamos con las cifras que cuentan los periódicos...”. Para ella, sobrepasando su nómina, un disparate. Un millón no se diferenciaba de mil, y el sonsonete de las otras causas. “No estoy condenado, puede suceder como en Gerona... inocente”. ¨Con antecedentes”. “Ni es el mismo delito y menos de tres años... y mi expediente penitenciario es perfecto”. Total, denegado. Recurrido al Juzgado de Vigilancia, denegado. Mal inicio, a un año del cumplimiento o de la posible condicional, denegados los permisos. No cabía lo del agravio comparativo, no existía en el reglamento, cada caso es diferente, sin embargo a mí alrededor los permisos se otorgaban con causas pendientes, largas condenas, y tipo de delito conflictivo. Posible huida, reincidente, y causa pendiente, los leería durante un año, el tiempo de toda la condena. Y lo grave, de no haber permisos, por falta de experiencia en las salidas, no habría tercer grado, y sin tercer grado, tampoco la condicional. Total, se alargaría la condena en no menos de un año y medio, y en dos años probable que el Supremo ratificara los seis años de las “letras madrileñas”. La negativa al primer permiso suponía una debacle, pero recordando los doce años pedidos en el 83, y a los cinco días la libertad, me negaba al pesimismo. Cada dos meses se cursaba la instancia solicitando permisos, pues a esperar otros dos meses.
Cuatro meses de enfermería fueron suficientes. Batallar con veinticinco terminales de SIDA y otros veinticinco en el “psiquiátrico” (también todos con SIDA) superaba mis deseos de redenciones. Y encima, uno de los funcionarios broncas sin sentido, ordenándome cargar con un desmayado lleno de herpes, o gritaba a lo energúmeno porque servía arroz a quién lo exigía con distinta dieta. Agotó mi paciente temperamento. Por los enfermos hubiera continuado, había situaciones divertidas, como la de un par de pellejos, que rompiendo las estrechas rejas de un respiradero en los lavabos conectando con los de la pequeña enfermería para mujeres, se aseguraron las juergas durante unos días. Una ventaja considerable, la comida variada y abundante. Y no era poca, por entonces se montó un pitote, con platos por los suelos por escasa y poco adecuada. Un catering de un militante de Pujol utilizó su contrato de servicio para un “nazareno”, comprar, vender a bajo coste y no pagar a los proveedores, y agregando un terrible servicio. La empresa se llamaba “Bon Servei”, su quiebra aumentaría varias condenas, los platos por los suelos se catalogaron de “motín”. Una de las visitas multitudinaria de la Direcció General de Serveis Penitenciaris de la Generalitat me pilló comiendo en la enfermería. “¿Está bueno hoy?”, me preguntó el director general (un pequeño monstruo de la desvergüenza), “hoy sí”, “¿Únicamente hoy?”, “usted me ha preguntado si estaba bueno”. Al “Bon Servei” se le sumaba la perfecta red de ofis con instalaciones de calentado, a mi entender millonarias, sin calentar. Brians sufría una millonada mal invertida demostrado en las aperturas neumáticas de las puertas, los circuitos de vigilancia, diseñados y abastecidos desde Israel a un socio de los Pujol, las simples manchas y grietas en la mampostería de las paredes, o las desastrosas duchas.
14
El 21 de marzo de 1994, Cambio 16, con portada de Javier cubierto a lo moro, de nuevo como con su padre en 1979, utiliza la palabra “timo”, y se empeña en una versión donde los poderes sufren por culpa del genio de las finanzas. Felipe González, o su enemigo del alma, Narcís Serra, o el mismo Pujol cediendo a las presiones en Gran Tibidabo. ¡Un inaguantable sufrimiento!. Si los dientes cayeran con las mentiras, a los grandes políticos no le quedarían ni las encías. Los grandes utilizan intermediarios que de su cuenta a las de sus jefes, numeradas, impersonales, abonan dinero sin registrar nombres. Un Jet saltando de paraíso en paraíso borra los rastros. Y Cambio o La Vanguardia publicarán los sufrimientos de los líderes.
Todas las publicaciones se sumaban a la fantasía. Morbo de millones, jet y yates. A falta de orgías, el muchacho las cargaba a los demás, resucitaban las del padre. Para la prensa, un escándalo sin mujeres es un jardín sin flores. El País, día sí y otro también llenaba titulares. Sesgados. El día 13 de marzo del 94, domingo, a página entera “Javier de la Rosa”, “... Antonio de la Rosa Vázquez procesado y fugado al Brasil tras efectuar en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona uno de los fraudes del tardofranquismo. Así lo cuenta Rafael del Barco, ex secretario de Antonio de la Rosa y autor de una historia en clave de ficción escrita en la cárcel Modelo, donde cumplió condena por aquel desfalco. Acompañado siempre por el penalista Juan Piqué Vidal, el financiero se mueve con agilidad felina en la tangente política negocios, como lo demuestran sus pagos políticos realizados durante la guerra del Golfo, desvelados ahora por un ex alto cargo de Kio. Sus excelentes relaciones en los ambientes de Convergencia i Unió (CIU) indican el sesgo de sus inclinaciones políticas. Ya al principio de los años ochenta estuvo muy vinculado a los equipos de Adolfo Suárez, gracias a su relación con Aurelio Lito Delgado, secretario del ex presidente del Gobierno y puente en la financiación del Noticiero Universal, auténtico órgano catalán de UCD en aquellos años”.
Cada medio barriendo para los suyos, o marginándolos, otra forma de mentir. No citar a sus socialistas, o calificarlos de enemigos y sufridores, simple cretinismo informativo. Y lo de “secretario” encarcelado cuadraba en el guión. Nadie informó que sus verdaderos secretarios fueron Enrique Tintoré Cazurro, empleado y abogado acusador por el Consorcio, y su propia hija Pilar. Y en el Consorcio, el cargo que oficialmente tenía Antonio, secretario, lo ocupa Pedro Vega Panizo, antiguo empleado y hombre de los De la Rosa de toda la vida. Sus empleados y secretarios, que nunca vieron nada sospechoso ni en Antonio ni en la Institución donde bien claro dejaría una inspección de Hacienda que el control y la contabilidad eran un enorme pastiche. Decenas de años cobrando para hacer la pelota a su jefe Antonio. Al paso de los años una nebulosa la tal jefatura, solo “secretario del Comité”. Mis dudas sobre el verdadero autor. Tenía poderes, y peso en la Delegación de Hacienda, hombre del Régimen, pues “jefe”, todos los demás de Comités y Asambleas, y Delegado del Estado, a “parar la mano”. Mi explicación para entender. Al gracioso “orgías” la prensa seguía con “secretario”, una condena sin retorno.
Por encima de la verdad, la prensa selecciona creando la propia, y el olvido cimenta la historia. Nada sobre el rocambolesco proceso en el Juzgado de Instrucción nº. 3 de Reus, procedimiento abreviado 90/90. “Un incendio de grandes proporciones que afectó en cadena a gran número de sistemas relacionados con la seguridad de la Central”. La Central Nuclear. FECSA, y concretamente su presidente Luis Magaña y consejero delegado Jaime Carrasco, conociendo bien las persuasivas intervenciones de Piqué Vidal, le pagan por pactar con la parte contraria “acción popular”, Marc Viader de abogado, les cambie de acusados a testigos. Cita en el libro del ex secretario, y una operación con una finca a favor de Viader y dos cheque librados por el Central Hispano por 70 millones de pesetas. Otro buen año para Piqué Vidal, a pesar de publicarse por primera vez su íntima relación con el financiero. FECSA, indispensable para la gran corrupción barcelonesa, y su abogado Juan Vives de Hinojosa. Se cruzó y cruzará en varias historias. Los millones en negro abundan. Después se complicarían las relaciones entre Piqué y los Vives. Lo de menos el incendio en la Central Nuclear, en torno a FECSA circulará, como la electricidad a través de sus tendidos eléctricos, buena parte de la corrupción, sin rastro y sin condena. Rastro si hubo, unos vales de caja por cientos de millones, corriéndose un tupido velo. El pobre secretario de Piqué terminaría procesado.
Si la segunda o tercera negativa a mis solicitudes de permiso, ratificadas por la jueza de Vigilancia Penitenciaria, Remei Bona, presagiaba mal futuro, mi ánimo por los suelos por el nombramiento de Luis Pascual Estevill como miembro de la Academia de Jurisprudencia y Legislación de Cataluña. A pesar de, no ya rumores, gritos, y letra impresa, pregonando las andanzas del juez del 26, la flor y nata de la Ciencia del Derecho en Cataluña le sienta en su Sanedrín. Quince mil profesionales del Derecho colegiados tendrían de faro y referencia al Doctor en Leyes, Luis Pascual Estevill.
Si malo era el nombramiento, peor quienes le auspiciaban, conocidos míos y de los casos en celebridad. Con las bendiciones del presidente del “Consell Consultiu” de la Generalitat, el doctor y catedrático, Francisco Fernández de Villavicencio, y apadrinado por asimismo doctor y catedrático de Penal Octavio Pérez Victoria, y el Presidente Josef Juan Pintó Ruiz, el 26 de marzo de 1994, leería el discurso de toma de posesión, “La culpa in contrahendo”. Continué leyendo para entender el latinajo, una lengua que a mis dieciséis años leía y traducía con fluidez se me había olvidado por completo, y ni recordándola lo hubiera entendido. El discurso, al estilo del de ortodoxos y heterodoxos sobre la Trinidad, para refinadas mentes o la crema de la Sabiduría. Contestado por su profesor particular de la tesis doctoral, Puig Ferriol; “constatamos, a menudo, su admiración por la carrera judicial, que seguramente ha constituido para él durante muchos años una especie de vocación secreta”. No leí entonces que de los treinta académicos votaron dieciocho, y en la sala de actos del Colegio de Abogados de oyentes los fiscales Mena y Jiménez Villarejo. Y Puig Farriol discurseando sobre la verdadera obsesión científica del nuevo académico, la “responsabilidad civil”, su otra “vocación secreta”. ¡Qué jauría!.
¡Joder!, ¡joder!. Lo único bueno de aquella fantasmal barbaridad, situarlo a tan lejos rasero del suelo que a la fuerza se olvidaría de mí, un puto preso bien empapelado y enfangado en un complicada tela de araña. Ni siquiera mosca cojonera. Y me olvidaba de mi novela, de mi despido en el 82, y de su podrida personalidad en el 92 en evidencia desde mi lugar en la Modelo. La vieja amistad con el catedrático de Penal Octavio Pérez Vitoria, abogado de Bruna, adquiría una sospechosa magnitud, ya probada en mi propuesta a Bertran de Queralt, y otro tanto la ignorada con Villavicencio, catedrático de Civil, y mi profesor en el Instituto Bancario, consejero en la sustitución de Pascual. Se me mostró el Consell Consultíu de la Generalitat, Piqué Vidal y sus intimidades con Pujol, y Pascual Estevill, recomendando una acción negativa, o nota en el expediente, y mis años en la cárcel se multiplicarían.
Nadie de aquella pocilga se libraba de tortuosa relación con Pascual, y profundos conocedores de lo fraguado y ya apuntado en sueltas noticias. ¡La cumbre del Derecho Catalán!. Y con el Presidente avalista, el Excelentísimo José Juan Pintó Ruiz, miembro o Presidente de un sin fin de instituciones en Cataluña, mi imaginación se aceleraba. ¿Por cual de sus muchos cargos y títulos le apretaba Pascual obligándole al aval?, ¿o la connivencia y relación mafiosa hacía innecesario el chantaje?, ¿o simplemente un favor a Pujol?. Ex presidente de la compleja Caja de Barcelona, fusionada a la Caixa (misteriosa fusión), ex decano del Colegio de Abogados (¿de cuando las misteriosas minutas del Caso Consorcio?), Presidente de la Fundación CAIXA, magistrado del Tribunal Superior de la Mitra de Andorra, vocal de la Comisión Jurídica Asesora de la Generalitat de Cataluña, ect.ect. Andorra, de nuevo.
Pasado el tiempo y novelando mi eterna “Zona Franca”, ya por los tres mil folios, al leer las dos contradictorias biografías sobre Pascual Estevill, al bucólico y romántico cabrero y analfabeto de los dieciocho años, tan machacona y sospechosamente repetido, añadí el camarero o “palanganero” en un célebre moblé de la carretera “la Rabasada”. Hacia el Tibidabo antes de la gasolinera al llegar al “revol de la paella”. Unas actuales ruinas que inspirarían a Agata Cristie. Exquisito y caro establecimiento para gente de relevancia social. Parés repetía lo de camarero en el Tuset de la gauche divine, por los 60. ¡Vete a saber!.
Si su “palo delictivo”, especialidad, la extorsión y chantaje, situé a mi personaje, transmutado en Luis Bailén, de trepa social y académico a base de chantajear a ciudadanos de gran calibre. En el franquismo, el adulterio penado, a los homosexuales se les chantajeaba con total impunidad, y un pederasta no se libraba de la paliza en comisaría y otra de muerte en la cárcel. ¿Porqué no chantajear a algún probo doctor en leyes, descubierto en sus flaquezas, para licenciarse y doctorarse?. La fantasía no es tan descabellada como parece. A finales de los sesenta hubo un funcionario del Ministerio de Educación vendiendo títulos “legalizados” de licenciado de Derecho, y otros. Un caso exculpado, ejerciendo de profesor particular hasta hace poco. La prensa del Régimen no entraba en situaciones tan escabrosas, aunque algún suelto se colara. Actuaciones de falsos titulados los ha habido a cientos. Yo conozco quien aun hoy en día tiene su despacho lleno de cuadros con títulos falsos, y firma sus escritos a los juzgados con número de colegiado inventado. Internet y los bancos de datos se lo está imposibilitando. Abogados “ful” los ha habido muchos. Entre psicópatas y falsificadores anda el juego. Listillos aprendices o ex estudiantes pasantes de bufete han actuado de profesionales con brillantez. Y altas cotas a mano, como lo demuestra Roldan, otro triunfante a lo Pascual Estevill, en cuya tarjeta de visita estampó el “ingeniero”. Entre vagos recuerdos, me viene a la memoria una conversación con Parés por el verdadero nombre de Pascual, puesto que en comentarios había oído “Luis Pascual de Estevill”. La verdad, en sus formularios no utilizaba el “de” aristocrático. Entre falsario y estudioso anda el juego, un juego propicio al ambiente “político-profesional” a rebosar de corrupción.
Cuando le lanzan con descaro al estrellato de la Ciencia Jurídica, los periódicos lejos del “Juez Estrella” le apeaban de las constelaciones. Callados sobre el tópico contra los “ricos”. Voces quejándose de pasteleos y rápidas salidas de prisión. En su descargo, es bien sabido que los Sabios no escuchan las vulgares súplicas del populacho, y la prensa su representante. El nombramiento y las insinuaciones periodísticas de altos designios para mi ex abogado en el Consorcio, caso de referencia al mostrar su “reconocido prestigio”, ningún periódico publicó nunca que le despedí, no me presagiaban nada bueno. Cuando transcurridos unos años pregunté al autor de la más aceptable de las biografías porqué argumentó su fracaso en el juicio del Consorcio si él no me había defendido, de nuevo “por las hemerotecas” contestó. Socorrida excusa. Evasión común. “Lo dicen los periódicos”. Las dichosas hemerotecas no solo no se dignaron atender mis cartas y escritos públicos, ni siquiera tomaron nota. El pataleo de un preso no encajaba en la versión oficial.
De la Rosa trinaba contra mi novela, y una simple de la infinidad de sus llamadas podía estampar en mi expediente penitenciario la “cruz en rojo” fatal. Y las casualidades sobrepasaban el tres fatídico convirtiéndolas en prueba. Un “del Barco” suspendía en su perfecto e universitario catalán en un concurso a ingeniero funcionario donde once plazas de contratados se convertían en fijas, y por si fuera poco, un permiso a la boda de mi hija mayor, prometido con pago de 200.000 al mismo abogado de los permisos de Abel, condenado a doce años por tráfico de heroína, y cumpliendo desde el mismo enero del 92, se transforma en una salida vigilada por cuatro enormes mossos de escuadra y esposado. No pagué. Quince años después las fotografías de Mario Conde con tres días de permiso por la boda de su hija, condenado a veinte años, harían preguntarme de nuevo si yo vivía en el mismo país que De la Rosa y Conde. Indiscutiblemente que sí, por cuanto arbitrariedad y corrupción, nos hermanaban. Descontando redenciones me faltaban pocos meses para la “condicional”, ¾ de condena, si me la concedían. Y la fecha llegó y ni siquiera los permisos.
Pascual, sube, De la Rosa, baja. El 5 de abril de 1994, precipitándose los acontecimientos, es relevado como primer accionista de Gran Península, y de presidente su hombre y cuñado Alfonso Maristany. La casualidad sitúa siempre en las esquilmadas poltronas a hombres de su gran confianza, convertidos oportunamente en oponentes o enemigos, y que callarán por su implicación voluntaria o inconsciente. Pactos entre la Caixa, Pujol y dicen la Pearson americana. Una enorme tempestad por un desvío de mil millones, ¡qué importancia tendrían mil millones entre milmillonarios!. Todos mareando la perdiz por mil millones con aval de la Generalitat, y los treinta mil millones de nueve mil sufridos ahorradores, ¡qué se jodan!, y tanto les joderán que su en teoría activo principal, el parque de Vilaseca y Salou, les desaparecerá cambiado de nombre. Port Aventura. Vilarasau se desmarcaba con manifestaciones públicas, racionadas y desconocidas en el superbanquero de Cataluña, y Pujol, ante las presiones de De la Rosa, discurseará sobre lo conveniente para Cataluña. La suspensión de pagos del grupo KIO y su mala imagen desprestigiaban el gran parque de atracciones. Los pequeños accionistas, impuesto un mayoritario y la inversión, se quedan sin “empresario modelo” y el gran activo de su sociedad. Once años y aun se discutirá la retroacción de la quiebra para obligar a quien por peso y posición dominante, la Caixa, se apropió del parque, que nadie sabe si fue un buen o mal robo a los restantes accionistas sin voz ni voto. Por si faltaban pocos a reclamar aún colean recursos a los expedientes de expropiación. La CAIXA, principio y fin de Javier de la Rosa Martí.
Y continúan sus amarguras, el 19 de mayo del 94, una carga de profundidad repercutiendo en toda la cadena de procesos. La Corte de Londres se declara competente en la demanda presentada el 13 de abril del 93 por el Grupo Torras contra sus anteriores directivos, De la Rosa, vicepresidente, Miguel Soler, director financiero, Jorge Núñez, presidente de Torraspapel, Juan Piqué Vidal, secretario del Consejo de Administración, Narciso de Mir, director, Juan José Folchi, letrado del grupo, Plinio Coll y Michael Russel, de diferentes sociedades intermediarias, y los kuwaitíes Al Sabat y Al Jaffar, de la oficina en Londres de KIO, y Mouzarkel, director de Torras Londres. Las supermillonarias indemnizaciones pedidas por los contratos blindados terminarían en la hilaridad de los jueces de lo social en Barcelona. El tema se desmadra a nivel internacional. Y lo delicado, su orgullo, por los suelos en una fiesta en el Up & Dow, increpado por un acreedor. Se acabó su soberbia y chulería en público.
Pero como en todas sus etapas exige reconocimientos y con total desvergüenza del pujolismo el Parlament escribirá en sus actas: “El Parlamento de Cataluña acuerda felicitar al Gobierno de la Generalitat por las relaciones que ha mantenido en estos últimos años con el financiero Javier de la Rosa. En estas relaciones sujetas al interés de Cataluña...”, y continúa hasta hacer extensiva la felicitación a sus colaboradores: Joseph M. Cullell (ex Consellé), Miró y Ardévol (ex Consellé), Vicenç Oller (ex Consellé), Carles Vilarrubí (ex Director General de la Entitat Autónoma de Jocs y Apostas de la Generalitat), Inma Folchi (esposa de Miró y Ardevol), Elena Roca-Junyent, directa colaboradora de Narciso de Mir, (cerebro de Gran Tibidabo o “alter ego”, dirán los autores), Carles Malfeito (cuñado de Masiá Alavedra, Consellé de Economía), ect. Los que con supersueldos y repartos, obedecen, callan, y hacen posible los expolios, además de la conexión directa con los padrinos supremos.
Cruzando nombres, entre lo mucho publicado en los diferentes frentes, colocando y quitando personajes con la idea de contabilizar por diez lo que cuesta uno, en el encaje de bolillos de la última gran estafa girando en torno a Javier de la Rosa se encuentra Josep Gomis (antes José). Sus fotos de falangista, rindiendo pleitesía a Franco como Alcalde de Montblanch, se repartirían en el Parlament. De falangista a Presidente de la Diputación de Tarragona por CIU. Un cacique. De hombre clave en el arreglo político entre ayuntamientos para la realización del Parque asciende a Consellé de Gobernació, y ya de bajada, a Delegado de la Generalitat en Madrid, cuando Pujol, hombre clave por sus 20 diputados, no necesita especiales esfuerzos en la Capital. Y después de los ayuntamientos entra en el juego la Caixa de Tarragona, de la Diputación, que Javier intentaría utilizar para transformar en su dinero los miles de millones de la gran Caixa y los avales de la Generalitat, como el Banco Garriga con el empréstito al Consorcio. Indispensable un banco. ¿Cuánto consiguió antes de los mil millones finalizando su vida de “empresario modelo”?. Quizá Gomis estorbara a Pujol en Barcelona. Poca carne para la corrupción barcelonesa si no fuera que la denuncia del abogado Obregón le sitúa entre los hombres del Juez Fernández Oubiña, cuando ejercía en Reus y de Alcalde franquista en Montblanch, relaciones que continuarán con el sucesor en la alcaldía Salvador Nogués Olivé. Esas relaciones que en manos del Juez, Javier y Piqué Vidal acabarían con las fincas familiares de Odena y sus condenas a prisión, con antecedentes por incendio forestal, confesión arrancada el año 1964 por la Guardia Civil, con una madera comprada por Nogués, rival lugareño y familiar del adoptado Odena. Si con Vicenç Oller ex colaborador directo en el Banco Garriga, Pujol no tenía suficiente para conocer al dedillo lo sucedido en el Banco, para otra de las ocupaciones de Javier, más sórdida y mafiosa si cabe, le informaría su propio Consellé de Gobernació Gomis. ¿Le dictaría la famosa frase de “empresario modelo”?. Si algún curioso pretendiera satisfacer sus inquietudes que no recurra a la hemeroteca del Diari de Tarragona, porque entre su procedencia del Movimiento, su compra con intervención de De la Rosa, y el control de Gomis, además de una incomprensible versión, se marearía.
La Caixa de Tarragona, o los políticos, sus prácticos dueños, paliaron el enredo, o sea, que no se entendiera. Las cajas locales repetían desde que la ley les permitió hacer todas las operaciones bancarias la mecánica que llevó a la quiebra por los 80 a decenas de bancos, grandes operaciones de préstamo y descuento con grupos concretos, siempre ligados a políticos locales. Al filo de la estafa Caixa Layetana perdió miles de millones con Juan Sempere, Caixa de Manresa con Irla, o la Caixa de Girona vendería pisos a precio de regalo tapando vocas, sin conseguirlo, puesto que los oponentes políticos locales llevaron al juzgado a los rectores de las últimas décadas. Y no falta la unión con las épocas del banquero Pujol, con Salvador Carrera del Banco de Gerona absorbido por Banca Catalana, y ahora en la Caixa de Gerona. Leer en El Triangle.
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El 30 de junio de 1994, el Periódico anuncia que Javier cederá a la Sociedad Gran Tibidabo su 26% de capital para que las restantes acciones suban de valor, y comprará el mismo porcentaje por lo que quienes se sientan perjudicados por su gestión puedan resarcirse. Y en puro derroche de concesiones pagará en su momento 2.000 millones de deuda personal, y otros mil cuando se venda su participación en la Clínica Teknon (otro enredo con otros socios).
Sumando con los dedos y aún sin contar en el activo con el parque Port Aventura donde nadie sabe cuanto se ha perdido, o mejor esfumado, se crea el desconcierto y la división entre los nueve mil accionistas, unos pensando en recuperar lo posible y otros “a por todas” contra el multimultimillorario que pagará su estropicio. Se repite la jugada de la promesa de pagar el desfalco de su padre, o recomprar Tierras de Almería al Banesto, o su machada ante KIO por 500.000 millones de pesetas con “unos americanos”. Ofertas semejantes demoran la toma de decisiónes. Ante el juzgado de guardia los estafados se detienen si vislumbran recuperar. “Le he robado el capital de su negocio pero se lo compro”. Compraba señalando el propio dinero robado, y las tres o cuatro veces la estrategia funciona, ganaba tiempo, y encontraba culpables. ¡Un genio!.
Sus ofertas no merecen suficiente credibilidad. Encima el PAIS publica la petición de prisión de los kuwaitíes al Juez Moreiras.
El 4 de agosto se anuncia que el Juzgado n.1 de Barcelona ha abierto diligencias contra Javier de la Rosa por la denuncia de 45 accionistas de Gran Tibidabo. A la denuncia interpuesta por el abogado Javier Nart, se le añade otra del preso en Ocaña 1, Carlos Odena Savalls, pidiendo se investigara Nuevos Mercados SA, investigación desestimada por el juzgado. Odena, un pueblerino adoptado al que le sonreirían en el juzgado sus faltas de ortografía (con su redactado es culpable per se), intentará inútilmente remover de nuevo, tras la querella rechazada presentada por su tiroteado abogado de oficio Obregón, la gran tela de araña que le costó decenas de años de condena y su patrimonio. Solo obtendría el placer de su contribución a la detención de Javier. Denunciaba a De la Rosa y Piqué Vidal, no ampliaría como en el 91, ni menos contra el Juez Fernández Oubiña o al policía Justo Aguilera. ¡Pírrica victoria!, seguiría en prisión. Lo de menos en el 94 Nart y Odena denunciando, los beneficiarios de Javier, dueños de la Plaza, exigían su final. Tenían bastante, todo, y obtener más por ese camino era entregarse a un verdadero psicópata. El fiscal jefe Jiménez Villarejo contesta que en septiembre decidirá.
Repetía fórmulas. Los accionistas en la Junta celebrada el 30 de Junio de 1994 certificada por el notario Miguel Tarragona. El notario preferido en los negocios de Javier relacionaba accionistas que se sorprenderían por poseer acciones de Gran Tibidabo, y menos asistir a junta alguna. Aunque las Congregaciones Religiosas en cuanto a inversiones pueden mentir como el común de los mortales, varias coincidían en la negativa. Los religiosos no fueron los únicos a quien involucró o benefició en su revoltijo de mentiras y verdades, los anticlericales masones recibirían o firmarían recibos. Se dice que el edificio de la Gran Logia Simbólica de la calle Aviñó 44 lo pagó Quail España, donde De la Rosa, remansaba gran parte de sus “comisiones”. No se sabe si Magí Pont Mestres, del Partido Popular, auditor de Gran Tibidabo, Director de la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales en el 77, doctor en Derecho, Intendente Mercantil, Catedrático de Hacienda y Contabilidad Pública, Presidente del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España, por lo tanto gran conocedor de los “affaires” de Javier en sus inicios (que publicaron le pagó 533 millones el año 92 por la auditoría de Gran Tibidabo), jugaba en las aficiones filosóficas de su hijo Juan Francesc Pont del Bufete de J.J. Folchi, o sea de Javier, que guardara en un local de su propiedad la documentación sacada de diversas oficinas ante el aviso de registros policiales.
Había falsos accionistas, similar a los compradores en el Consorcio de la Zona Franca. Y los mismos personajes reales del Consorcio y Banco Garriga; Piqué Vidal, Eduardo Bueno Ferrer, y Ramón Fiter. Cada uno aportaba, con sus firmas enredando la madeja, a otros de su cuerda, secretario de la sociedad Juan Carlos Piqué Hernández, hijo, a Fiter le secunda en la presidencia José Luis Vilaseca Guasch, director general del Deporte de la Generalitat, y para consejero delegado José Prior Cierco, de Piqué, repetido en Renta Barna. Nadie en la ciudad tenía tanta experiencia en quiebras y descapitalizaciones.
16
El último trimestre de 1994 decidía el futuro de dos grandes personalidades catalanas. 18 de octubre, Javier de la Rosa, acompañado por su secretario Piñana, su segundo Narciso de Mir, y Ramón Fiter, a La Modelo, y Luis Pascual Estevill, al Consejo Nacional del Poder Judicial. El 7 de noviembre tomaba posesión de su cargo, elegido por unanimidad por el Congreso de los Diputados. ¡Unanimidad!. Las Cortes de Franco a las órdenes del Mando. El día 11 de noviembre entraba en prisión Juan Cruells Mercadé, por Presidente de Gran Tibidabo. Otro firmón, que pagada la fianza por De la Rosa, a los cuatro meses seguiría en Quail por un millón de pesetas mensuales. Folchi se libró de la cárcel, y varios más. Se inicia el “sálvese quien pueda”, y de paso la corrupción del Sistema. Narciso de Mir Faura conseguiría que la Audiencia le dejara en libertad sin fianza, “no era cooperador necesario”. De Mir, un ex empleado del grupo industrial de Banca Catalana, ¡como no!, y multimillonario. Se conocieron en el 82 en el IESE, y en el 86 montan Quail España SA. ¿Serían la misma Audiencia, el mismo país y leyes de mis tres años preventivos por encubrimiento?, y ¡aun faltaban agravios comparativos!. El menor que Piqué Vidal siga sin pisar la cárcel, o que los consejeros Samarach y Pujol juniors, ni molestarles.
Días antes Marugán interpuso una querella por prevaricación ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, admitida de inmediato, con señalamiento de antejuicio. Teresa Fernández de la Vega, dicen, llamó a Miguel Roca advirtiéndole de lo inadecuado del nombramiento, pero en una carrera contrarreloj Pujol se salió con la suya. Su voz, oída y obedecida en Madrid. De entrada no desentonaba la respuesta del nuevo vocal de que una factura del Hotel Ritz de Madrid a su nombre encontrada en un registro a Arturo Piñana Bo, secretario de Javier, se trataría de un error ya que él apenas si conocía a De la Rosa y la factura la creía pagada por la Universidad de Madrid donde impartió un curso. Quince años de tortuosas negociaciones sin más referencia que una triste factura. Después abundarían las referencias. Aquel Piñana lo guardaba todo, cientos de cintas y grabaciones, y tanto guardaba que el triste y denigrado secretario se construía, cuando lo detuvieron, un palacete en Pedralbes.
Obviando el nombramiento, el TSJC, Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, no se inhibió a favor del Supremo, y aceptó otra querella por delito fiscal.
Javier me trajo suerte. En noviembre a un escaso mes que la Audiencia de Barcelona reafirmara a la Jueza de Vigilancia Remei Bona el poder otorgado por la Ley para conceder y denegar permisos, Instituciones Penitenciarias me otorga el primero. A dos o tres meses de la condicional, cuya concesión podría demorarse por la falta de permisos, y con la práctica de concederse a los tres permisos, la sentencia en el Supremo podría caer antes de la libertad.
En la vista sobre mis permisos en la Sala 9 de Barcelona, Rucabado, sin demasiado entusiasmo, argumentó la novela como causa de persecución contra su defendido. La Sala al finalizar la vista pidió tres ejemplares del libro, a poder ser en aquel momento. Mi mujer, en el pasillo, cumplió el pedido. No pude entrevistarme con mi querido Rucabado, lo enterraron un día antes de mi permiso.
No le hizo la misma gracia a Javier cuando en la mesa del comedor alguien le puso delante la novela. Le salió el energúmeno, “todo mentira, me estafó quince millones”. Buena memoria. Mi amiguete le contestó que Rafael estaba muy enfadado por los tres años pasados en la cárcel por su culpa, y eso aquí se veía mal. En la clase un alumno en contacto con Javier se mostraba implacable; “Rafael ese tío no ha podido hacer tanto millón... si es un yonki... los médicos le recetan las mismas pastillas que a un drogata”. Podría ser, cuadraba con mis premisas sobre los últimos tiempos, ni trabajando las veinticuatro horas del día podía montar tanto estropicio, y máxime si de las veinticuatro se pasaba varias bajo los efectos del alcohol y otras sustancias. Con De la Rosa en la cárcel, y Pascual en Madrid, entreteniéndose con su querido colega Moreiras, yo no existiría. El peligro pendía, un adecuado toque, tan propio de su personalidad, precipitaría la condena del Supremo. Algo fantástico, en la Audiencia Nacional Moreiras, en el Supremo, Sala de lo Penal, Bacigalupo, y en el Consejo General del Poder Judicial, Pascual Estevill. Garantizada la impunidad a los grandes.
Iniciaba su carrera penitenciaria con ventaja, por treinta mil millones cuatro meses de preventiva frente a mis tres años por encubrimiento a su padre. Lo mejor de la detención, la espera en el parking frente a las dependencias judiciales donde Piqué Vidal pretendía contener al Juez Joaquín Aguirre. Hubo lenguas viperinas asegurando la amenaza del juez con De la Rosa o tú. Una pareja de la policía judicial acompañó al abogado al automóvil. A Piqué, 30 millones de fianza. Una minucia. Concesiones de la Justicia al que se va de la lengua, y se cree o interesa su versión. El número de monedas cobradas por Judas. Tratándose de “miseros” o “cristeros” un dígito bíblico.
Para De la Rosa, muy densos los meses en prisión. De entrada, librado de la cochambrosa Modelo (donde la prensa le fotografía tras los barrotes de su celda mordiendo con afición un simple bocadillo, buen trabajo de información porque es imposible distinguir desde la calle o los pisos de enfrente, o la cámara trasmutarse en la carabina que liquidara al mafioso lionés). Trasladado a Brians, se negó a desnudarse y pasar por el espejo en el suelo para flexionándose observar el funcionario el ano por si escondía droga. Otra vejación fruto de la esquizofrénica e inútil lucha contra la droga. ¡Los inventos de funcionarios, y universitarios, para vejar al prójimo!. Extraño placer la aniquilación moral del “enemigo” vencido. En este caso, el funcionario acallado. El primer individuo con un Falcon 900, un yate de 2.000 millones, y un helicóptero de 1.500, en prisión en España. Nada extraño que con la continua música de prensa y televisión sus compañeros le observaran como a un bicho raro, y encima, apuntado a diario al médico. Mejor que apuntarse, le visitaban. Un peligroso camino que se inicia para rectificar problemas vitales, siempre relativos, o en la cárcel el tan común de “hacerse el loco”, y termina el cerebro flotando en el limbo, zombi perdido. Algo conscientes serían los infinitos llamados desde el teléfono a su disposición, sobrepasando cualquier trato de favor. O la condescendencia de solo en la celda en un resguardado módulo especial para “destinos”, se entiende “enchufados”, o para no dañar su mente con la soledad, por si se suicidaba, elegían un compañero de “confianza”. No se tropezaría con uno de los que me tocó a mí, que en un ataque de sobredosis, de “mono”, o un cóctel de legales e ilegales, revolvió la celda y se dispuso a luchar contra un grupo de funcionarios dispuestos a sacarlo de “su casa”, gritaba. Y yo doblado bajo la tabla mesa. En cuanto a Javier, las órdenes sin duda de Pujol. El ancestral fascismo español, el jefe por encima de las leyes. Algún funcionario pagó con el traslado su democrático y recto entender del reglamento. Los telegramas enviados desde al Rey, Pujol, y todos los poderes sumaban páginas. “Aun estoy en prisión”, comenzaban o terminaban.
Al tiempo, el subterráneo y emisario Pascual se debatía entre mieles y tormentas. El 10 de septiembre de 1994, aun le cobra al amigo de Javier y conocido suyo, Lorenzo Rosal Bertrand, de Textiles Bertrand Serra, y consejero del ex Banco Garriga, 25 millones en el pasillo de los juzgados, recogidos por quien pasado el tiempo, reconociera por la prensa, hijo de Pascual. Una puta enseñando el oficio a la hija. Un ejercicio de perspicacia valorar las posibilidades del cliente. Un peligro añadido, a su socio José María Huguet Torremade (con sus célebres barridos fiscales llenando sus cuentas en Suiza), inspector jefe de Hacienda de Barcelona, le inspecciona Jorge Buiren de Madrid (cinco años después se quejará de no encontrar el expediente). Y peor, el 30 de noviembre caduca el delito fiscal que su acérrimo enemigo Marugán ha documentado para iniciar un ataque en toda regla.
Iniciado el ciclón, toma posesión de Delegado para Cataluña del Consejo General del Poder Judicial, a sabiendas que en su feudo los enemigos actúan rápido aceptando querellas. Una carrera contra el tiempo. Su mujer vendió cinco años atrás por 500 mil pesetas la totalidad de las acciones de una sociedad cuyo patrimonio real, una torre. “El Torreón”, en primera línea de mar en Sitges, no bajaba de noventa millones. Resistiría el ataque inicial, pero tocado lo estaba. Él mismo recurrió pidiendo que el asunto se viera en el Supremo. ¡Delegado para Cataluña!. Y en el “corral de la Pacheca” se especulaba del porqué la querella contra Javier de la Rosa no se destinó al Juzgado 26 de Pascual.
Y otra querella. La tercera. Albert García Reina, delegado de la Caixa (un atrevido irresponsable el juez de la horca) fue encarcelado, decretando responsabilidad civil de 300 millones a la Entidad, por una presunta venta irregular de pisos que resultó regular (un tema procedente de la absorción de la Caja de Barcelona en 1990). Con la Iglesia hemos topado Sancho. Salió de la cárcel a los pocos días, normal, pero se la juró. ¿Pagó?, no se sabe. Tres querellas presentadas justo antes de su nombramiento. ¿Sabría Marugán o García Reina, con el que congenió, que por encima de su empecinamiento obró la política?.
El nombramiento al Consejo Nacional del Poder Judicial, la espoleta. Los honores, académico, se aguantaron, pero escalar por encima de todo escalafón, inaguantable. La aceptación de la querella no venía condicionada por las pruebas de los delitos sino por el enfrentamiento entre las diferentes agrupaciones de jueces, las íntimas inquietudes por los altos cargos. Con los ofendidos por acusarles y extorsionar formarían piña los enemigos acérrimos que cada ascenso conlleva, escondidos tras la sonrisa y la enhorabuena. Es de resaltar que no actuaran de oficio con la Modelo, cuatro años, rebosando de extorsionados, o el específico y público cabreo del juez que sustituido en sus vacaciones le alteró testigos por acusados. Así muñía dos juzgados, el propio y la sustitución. En la Modelo no observé que en Julio y Agosto aumentaran las prisiones ordenadas por el Juez Pascual.
El ascenso al máximo órgano del Poder Judicial quedará en los anales de la corrupción cerrado bajo siete llaves. Todos, Pujol en cabeza, mienten, sencillamente porque la vileza del nombramiento impide la verdad.
Marugán, un desconocido en España, con intereses en varios países. En Nueva York y Suiza denunciaría al Juez y los abogados, Piqué Vidal y Rafael Jiménez de Parga. No perdonaría el cambio de testigo a inculpado en una de las muchas reclamaciones del Banco Español de Crédito, representado por Jiménez de Parga, por impagados del Banco Garriga Nogués, ordenando su detención. Tantos años pasados defendiendo al Ayuntamiento contra los del “Consorcio”, y las ubres de la vaca “Banesto” y su hijuela Garriga siguen dando leche. A quienes debió culpar del desfalco del Consorcio, Banesto y el Banco Garriga de Javier, son sus grandes clientes. Los americanos a miles de kilómetros lo ven claro y les aplican la Ley Rico, antimafia, asociación de estafadores. Las leyes americanas certeras en sus conceptos.
Marugán no se contentaría con lo del fraude fiscal, pero entrando en cargos de prevaricación y extorsión el corporativismo, o miedos, salieron a la palestra poniendo palos en las ruedas. En Hacienda desaparecieron los expedientes de los últimos ochenta, acusado un desgraciado espadista de escalar por los áticos y ventanas cerradas, pero se reconstruyó el camino del dinero.
Las primeras declaraciones de Pascual Estevill denotaban falta de imaginación y un desconcierto mental impropio de su oficio. Si Pujol con Banca Catalana se escudó en las cuatro barras y “su” Cataluña, o Felipe González vociferaba achacando de ataques a la Democracia las denuncias por los asesinatos del GAL, con profusión de millones a Suiza, casinos y amantes, o la infinita recua de simples desfalcos y reparto de comisiones, el juez creyéndose un elegido de las masas descargaba contra los denunciantes, vulgares chorizos con la recta aplicación de la Ley.
Ante las primeras cifras de simples ingresos de decenas de millones en las agencias bancarias a mano (mil millones en los cortos años de judicatura, ¡rentable el empleo de juez!), o descubiertas sus cuentas suizas, se aturulló con créditos de amigos, el “Bueno para Cataluña”, o pagos de operaciones imposibles de detectar en declaraciones de renta. Los vales de 50 millones del dinero negro de FECSA sin justificación. Marugán, dispuesto a que le acusaran de soborno con pena de cárcel, y con suerte la Ley se ajustó al escándalo, extorsión.
Las declaraciones a la prensa, ni sus compinches en la Judicatura, le salvarían (un fondo de pocos amigos, y selectos implicados), lanzándose a un ataque masivo abusando y presionando con su cargo de Delegado para Cataluña del CGPJ. La primera vez que se inspeccionaban tantos juzgados, empapelando a la mayoría. Razones le sobrarían, sin embargo no era razones lo buscado sino su coraza protectora. El terror se adueñó del Palacio de Justicia, acumulando enemigos.
Mi estado de ánimo se apaciguaba ante tantas contrariedades. Esperaba no utilizar de nuevo mi novela de argumento ante las arbitrariedades. La Juez Remei Bona, obstinada recibiendo a mi mujer, “ni hablar de permisos”, y tan descriptivo el abogado de Abel, Salinas, “no hay nada que hacer, no se trata de dinero”. El tercer grado previo a la condicional urgía. En condenas “económicas” y ante un comportamiento perfecto no se demoraban las concesiones penitenciarias. El inicio de sin “libertad con fianza”, podía concluir peor.
Y para Javier entra en liza el Bufete Jufresa, mi abogado en sustitución de Rucabado. Otra sorpresa. No se deshace de Piqué Vidal, no puede, dice y repite, por lo del padre, lo contrata de apoyo. Sin embargo la evidencia de intereses encontrados, sospechar que Piqué deberá defenderse, puesto que no en vano es consejero de la sociedad, y en los ambientes jurídicos se comentaba con descaro la incongruente posición de letrado y acusado, y aun manifestando que Javier no podía tener otra defensa que la suya, aconsejaba enfriar las relaciones con Piqué.
El tejido de los implicados, De la Rosa, Piñana, De Mir, Cruells, Fiter, Soler, en cerrada omertá, le lleva a fiscalía a pensar que el “cerebro” de las desapariciones de miles de millones se decanta hacia Piqué Vidal, sin tiempo perdido en el Ideal, ni nublado el cerebro por los cócteles. El verdadero virtuoso. El abogado, consejero de Urbas, con Fiter de hombre fuerte, que cierra operaciones con Bueno, de tantas ruinas como Fiter. Se compran, se prestan, se sustituyen pagarés por otros en que Fiter confiesa que todos sabían que la firmante se encontraba en quiebra. Operaciones cruzadas con el único objetivo de llevarse lo máximo posible en crudo. ¡Que perspicaz la Fiscalía!. “Hombres de paja”, conscientes o inconscientes.
Mil millones de fianza presta el Banco Popular Español. Y si por las firmas sospecharan sobre lo irracional de las operaciones financieras, la fianza situaba a banco y avalado en la mesa del pasteleo mafioso. El Opus del ínclito Termes y de los Valls (Cacho cita amistad con Luis Valls). El abc del blanqueo de capitales, se ingresa en paraíso fiscal y se concede un crédito o aval en España. ¿El coste?, o imposiciones, en este caso de miles de millones, propias o sociedades y fundaciones, puede que administradas por abogados holandeses y barceloneses, o además de la imposición de un mínimo de los mil millones unos costes compensando el enorme “favor”, por ejemplo, un diez por ciento, cien millones, o menos y un resto en negro. Ad mayoren Dei gloriam. ¿Se confesarían a por una avemaría de penitencia?. La Fiscalía se interesó... hace diez años...
CONTINUARÁ… TERCERA PARTE.