Rafael del Barco Carreras
Barcelona 14-03-2013.Trabajar juntos
por la Paz y
Dignidad Humana, palabras de Obama al felicitar al nuevo Papa. 
Que los grandes poderes de la Tierra enarbolen esas
banderas, para quienes con las espaldas demasiado cargadas hemos vivido y
sufrido la ambición y maldad humana… no cabe más que felicitarse.
Mi blog LA GRAN CORRUPCIÓN no es el lugar
apropiado para un tema tan complejo como la Religión, pero es evidente que la fe y espíritu
religioso inciden en la vida y sociedad, y sobretodo en España está
presente en este delicado momento en que el deterioro social atenta contra la Paz y la Dignidad Humana.
Entrar en historias y
opiniones sobre la Iglesia Católica
Española por suerte ha pasado de moda, ya nadie sueña con quemar iglesias. Y
por su actual importante e indispensable labor social, y con su indiscutible  peso específico, hasta los agnósticos deberíamos
insistirle que medie ante una corrupta Casta Política que nos conduce a la
pobreza y el enfrentamiento.
“Augura un giro en la Iglesia”, comentan. En lo
concerniente a España el único giro que le pediría es que azote a los corruptos
que aun la utilizan en sus hipócritas puestas en escena. El Evangelio defiende la Justicia Social, es su
paradigma, por lo que no reza con saldos en Suiza y  la inmensa corrupción
que los genera.
Como de una u otra forma
todos REZAMOS celebro que el actual Papa lo haga en castellano, y que provenga
de una nación azotada por los mismos problemas que España; dictadura,
partitocracia, corrupción y saqueo financiero, más delirante demagogia. 
En Barcelona la noticia del
día tras la elección del Papa…
…. parece aporta cierta
cordura. Pactar es la base de la PAZ.
 Importante para un Parlament dominado por fanáticos entre
vividores y subvencionados, ajenos al deterioro de los Derechos Humanos que se
produce en la sociedad a la que se supone deben servir. El mesianismo, que
siempre encuentra su caldo de cultivo en las situaciones sociales conflictivas,
debería atender en Cataluña primero al PARO y luego a sus ilusiones
independentistas. 
Por lo demás “cordura” que
tampoco parece disfrutar el presidente Rajoy…
… cuando esa garantía es única
y suficiente en la mayoría de países democráticos, donde los bancos no
pretenden, además de quedarse con la vivienda,  machacar de por vida a quienes por  desgracia no han podido pagar.
Luchar por LA
  PAZ Y DIGNIDAD HUMANA abarca mucho más que la GARANTÍA HIPOTECARIA.
 
 PRENSA Y TELEVISIÓN
LA VANGUARDIA
EL PERIÓDICO
 ARA
EL DEBAT
EL CONFIDENCIAL
DEFINE QUÉ CONTENIDOS PERSEGUIR
El Consejo de Ministros recibirá el
anteproyecto para iniciar la aprobación de la reforma ley 
VOZ POPULI
Los casos Gürtel, Campeón e ITV ya incorporan datos facilitados
por el informático francoitaliano sobre evasores españoles con cuentas en
Suiza. El extrabajador del HSBC permanece custodiado por la Policía en un lugar
desconocido a la espera de que en abril la Audiencia Nacional
decida si lo extradita o no al país helvético.
LIBERTAD DIGITAL












 SE CUMPLEN TREINTA AÑOS, y me
 apetece repetir uno de tantos escritos de hace CINCO AÑOS, 19-02-2008, 
sobre aquella MODELO de los 80, donde toda DIGNIDAD HUMANA era pisoteada... en mi caso a favor de los CORRUPTOS que engordaban sus saldos SUIZOS...
SE CUMPLEN TREINTA AÑOS, y me
 apetece repetir uno de tantos escritos de hace CINCO AÑOS, 19-02-2008, 
sobre aquella MODELO de los 80, donde toda DIGNIDAD HUMANA era pisoteada... en mi caso a favor de los CORRUPTOS que engordaban sus saldos SUIZOS...
16. LA MODELO. 1983 hasta Mayo 
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Rafael del Barco Carreras
  
 
  
Algunas
 de las duras situaciones de mis últimos meses de cárcel, como en la 
vieja mili, desaparecieron quizá por la libertad, de golpe, por 
sorpresa, sin esperarla. Pero antes aun sucedieron leves incidencias en 
los pasillos entre cancelas donde me movía, de esas que ni siquiera se 
registran en partes oficiales, pero que alteran el ánimo. Abrazar a mi 
amigo Koldo, devuelto a La Modelo después de un año en Madrid, me costó 
una reprimenda del capitán de la guardia civil que le rodeaba y tuve que
 excusarme ante un Jefe de Servicios con lo de que la amistad no iba más
 allá de mis partidas de frontón, y con que los amigos en aquel lugar 
los imponían las circunstancias y la obligación de la mejor de las 
convivencias. 
  
Una
 pieza, Koldo, el jefe de la ETA que entró con su grupo en el Cuartel de
 Berga a robar armas, y huidos por las montañas detuvieron a varios, 
entre ellos su compañera. Tan romántico como Camacho que tras su fuga 
por el túnel de la enfermería “raptó” a su entregada novia, Koldo 
falsificó una documentación de abogado y solo se le ocurrió entrar 
armado en la cárcel de la Trinidad a visitar a su compañera con la idea 
de tomar rehenes y liberarla. “Cuando me cercó la Guardia Civil exigí mi
 entrega a la Policía Nacional…”, me contaba. Yo le solía contestar que 
lo de Berga y la Trinidad demostraba que su cabeza no funcionaba del 
todo bien. Me perdonaba esa, y muchas otras de mis ocurrencias contra la
 ETA, como que las huestes vascas de los ejércitos de los reyes de 
Castilla o del Imperio Español formaron la España, o sea, que ellos, las
 tribus vascas, cántabras y astures,  y no los 
andaluces, mis ancestros, formaron lo que hoy es España, de la que 
pretendían salir matando a diestro y siniestro. O que me olía no estaban
 muy bien informados porque algunos de los secuestros de industriales, 
por lo que yo sabía de finanzas, familiares y bancos les darían dinero 
pero para que se los quedaran. Todo me lo admitía, discutía y reía, 
contestando que solo de un  ácrata y anarquista 
aguantaría ese discurso. Un fallo dejarme llevar y abrazarlo esposado 
entre no menos de seis guardia civiles cuando esperaba la tramitación de
 la entrada. Ningún problema cuando con otros presos de vuelta, o 
entrando y saliendo al clínico, como Xiqui, el kíe de la Sexta en mis 
inicios, que tras varios meses de su fuga por el túnel de la panadería, 
entraba en camilla con la pierna recompuesta  entre hierros ortopédicos.
 Las cosas normales en otros tiempos, departir con “amigos” mientras 
esperaban estampar las huellas y  demás
 trámites de ingreso, ya ni se me ocurrirían, apenas si bajaba al 
pasillo de estrada a la cárcel. Los últimos meses intentando 
desaparecer. El Jefe de Servicios me perdonó el impulso, no cursaría un 
parte. Nunca lo hicieron, mi expediente impecable.
  
  
 Hasta
 mayo, si la tensión Interior bajaba, la mía subía a niveles de infarto.
 Asociarme con mi compañero de frontón y de “destino”, Camacho, me 
situaba en el punto de mira de varios clanes internos, que aunque 
desechos por traslados, seguían activos. Es una tontería alegar que a 
“rey muerto, rey puesto” y que si los kíes y cabos perdían dominio a 
manos de nuevos y más funcionarios, el “mercado de la droga” con 
abundantes beneficios creaba de nuevos a enorme velocidad. El futuro me 
demostraría por mis otras dos condenas que mi nombre se limpió y mi 
recuerdo impecable entre presos y funcionarios. Pero en aquel momento ni
 el ambiente  “oficial” andaba muy seguro en 
cuanto a mí. Un tal Pena, secretario del Director Camacho, me interrogó 
sobre los rumores del millón de pesetas contra los de la COPEL, pero 
concretando. Al parecer la fábula se la atribuyó Pedro Baret          Sabater en huelga de hambre porque consideraba que su prisión  preventiva se alargaba demasiado. No confundir con su hijo Pedro Baret Herrero,
 también encarcelado por la misma estafa, que creó una curiosa banda de 
“guaperas” estafadores, convirtiendo en célebre a su madre por tragarse 
en una comisaría el talón que incriminaba al hijo, y  que
 moriría años después de sobredosis. Baret pretendía “politizar” su 
situación, se convertía en adalid o mentor espiritual de la COPEL. El 
tema quedó congelado, yo nunca había amenazado ni a Baret con quien 
hacía meses no tenía ningún contacto, ni a nadie, pero como los del 
“Consorcio” significaban según la prensa el Franquismo y la mayor estafa
 desde Matesa, pues quien mejor. 
  
También
 pasarían muchos años hasta no entender el verdadero trasfondo de lo que
 entonces me pareció otra de las absurdas locuras que envolvían mi vida.
 Dos o tres años después, ya en libertad, en uno de mis viajes me 
sorprende en la librería del aeropuerto un libro de Pedro Baret y Federico Gallo (ver Internet “Mi verdad y algo más”, 1983)
 contando su vida y estancia en prisión. Se convertía en guía espiritual
 de los motines y reivindicaciones, y a mí en poco menos que jefe de la 
reacción, una especie de extrema derecha pro Sistema, y sin más me hacía
 financiero por un millón de unos supuestos asesinos a sueldo que debían
 acabar con su jefatura. De nuevo mi obsesión por leer todo lo que se 
publicaba sobre los ya muy famosos personajes redondearía mis sospechas.
 En 1998 el ex secretario de Piqué Vidal, Antoni Piñol,  publica un libro, “La toga manchada de Piqué Vidal”, y leo, tras las sociedades creadas con el ex guardia civil Sebastián Martínez Ferraté, “Privacy” y “Enterprise of Investigación”,  “Nos encontramos también Ona, Institut d´Imatge i Comunicació, con el fabuloso periodista y mejor persona que fue Federico Gallo”.
 Después cita sociedades creadas con el nombre de los futuros Juegos 
Olímpicos… digo yo que pensaría participar en la gran tarta.  De
 inmediato comprendí lo que solo atribuí a una fábula de un fantasioso 
Baret, arrimando el ascua de la complicada situación interior a su 
sardina, su particular huelga de hambre para obtener la libertad con 
fianza, que se la concederían. Un caso pringoso el de Baret con alguien 
de la Caixa y del Banco Central de por medio, pues de lo contrario era 
imposible su “estafa”, que se diluiría en el tiempo y la corrupción 
barcelonesa.
  
No
 sería una fantasía a estas alturas de la vida pensar que alguien 
aprovechaba el río revuelto para que, ante un complejo juicio en el que 
Del Barco soltaría su bilis, mejor si desaparecía. El “bueno” Federico Gallo, personaje del Franquismo como Baret, amigo y colaborador de Juan Piqué Vidal. Ya pocos recuerdan al celebérrimo comunicador que llegó a Gobernador Civil.  Y
 que uno más de los destacados personajes de los “medios” barceloneses 
de los 70 trabajara para Piqué Vidal, o sea, De la Rosa, nada especial 
si toda la prensa barcelonesa gozaba de créditos del Banco Garriga y 
Nogués bajo la dirección de Javier, y como se demostraría con varios 
periodistas en nómina, caso Feliciano Baratech de la Vanguardia.
  
  
Pero
 si lo del millón de pesetas se olvidaba a nivel oficial, y aunque 
seguiría transcribiendo los informes de Doña Pilar, unos días antes del 
juicio, surgió lo que al parecer era inevitable. Una mujer joven, 
sicóloga me dijo, me levantó airada de mi mesa de trabajo, echándome de 
la oficina. Estaba solo, y salí al pasillo de “jueces”. Allí me encontró
 Doña Pilar que por tradición  nunca llegaba antes
 de las diez. Me tranquilizó, simplemente, se completaría el equipo 
técnico y ningún preso podría inmiscuirse en su trabajo. Yo, que ya me 
veía de nuevo en el Interior, regulé el ataque de adrenalina. Fregar la 
sala de visavís, pasillos y oficina calmaría mis inquietudes. 
  
Mi
 mundo, el pasillo de jueces, la sala de visavís y las oficinas de Doña 
Pilar, vedadas cuando se “trabajaba”, entraron en cierta paz y 
tranquilidad sin la actividad del joven Camacho. Si las “novias” de los 
“bos” franceses dejaron de incordiar al romperse el canal por donde 
entraban a “jueces”, que no provenía del mismo por el que obtuvieron el 
primer visavís a los pocos días de su ingreso en prisión, resultando del
 simple añadido en las listas que una vez firmadas en la dirección 
pasaban a manos de Camacho para su “aviso y salida”.
  
Un
 momento delicado, con el juicio a la vista que anulaba la solución del 
503 y 504 sobre el límite de la prisión preventiva, y por tanto la 
segura condena, de nuevo el “tercer grado” de Doña Pilar se mostraba la 
única esperanza. Ni siquiera me planteaba trato especial. Tres años, 
suponían con las redenciones ordinaria y extraordinaria, más del tiempo 
necesario para la concesión de un “tercer grado”, incluso de una pronta 
libertad condicional, pero un traslado a penales sin que Doña Pilar 
pudiera intervenir complicaría el proceso. El ambiente cambiaba a 
demasiada velocidad, la  psicóloga, la primera en 
La Modelo, no parecía dispuesta a concesión de ningún género. Apenas los
 buenos días. Y si Don Daniel ya diera por sentado que los negocios de 
la “oficina técnica” eran de dominio común en la Dirección, ahora con 
nuevos miembros, el proceso se complicaría. No se cortaba un pelo, al 
tropezarse conmigo por el pasillo, en achacarme el error de dejar el 
economato, y aunque me contestaba a mi mismo que siempre sería necesario
 alguien que fregara el suelo, o acercar la silla tapizada en rojo “para
 autoridades”, tipo el fiscal Carlos Jiménez Villarejo, única autoridad al que recuerdo acercársela cuando tomé las funciones del cesado ordenanza, Camacho,  no
 me tranquilizaba. Contrapartida, Ana seguía apareciendo, pero menos. 
Las guardias se complicaban, disminuyendo también el coste de las 
“invitaciones” en el Bar Modelo.
  
Un
 par de meses de relativa tranquilidad. Pilar, si bien me parecía que se
 retraía en manifestarse conmigo con la ventaja de suprimir mis 
servicios mecanográficos, me insistía que lo del juicio era buena 
noticia ya que a una condena de doce años con tres cumplidos le seguiría
 un tercer grado, y a la calle. Si la “minirreforma”, así se la 
denominó, del Código Penal no tenía más objetivo que vaciar las 
cárceles, aunque los Socialistas la mostraban como uno de sus grandes 
avances hacia el control y democratización de la Justicia (que por 
cierto después ampliarían los plazos), los “terceros grados” formarían 
parte de esa filosofía y yo entraba en los postulados necesarios. Toda 
una esperanza. Llegar al juicio, vivo, era una cuestión de prudencia y 
suerte. Los controles interiores se reforzaron, lo que añadido a la 
esperanza de libertad en una gran mayoría, mejoró en mucho la 
convivencia. El trabajo, fregar pasillos y oficinas, no solo no agobiaba
 sino que me permitía leer y escribir la mayor parte del día, a la par 
que una activa relación pública con alguno de los muchos abogados que 
visitaban a sus clientes. El “todo iba a cambiar” de Don Daniel se hacía
 visible a diario con nuevos funcionarios, y si tras la actitud hostil 
de la nueva “sicóloga” esperaba más reacciones, ni las hubo, ni nadie 
parecía tener ningún interés en el “ordenanza” de la “Oficina Técnica”. 
De mi celda, fuera del circuito normal interior,  después del toque de 
diana, a mi trabajo tras la primera cancela, y después del cierre al 
anochecer, de nuevo a la celda. 
  Antes del Juicio aun oiría a mis abogados hablar sobre la posibilidad del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo,
 donde aseguraban que las prácticas del Sistema Español eran no solo mal
 vistas sino que las primeras sentencias contra el Reino de España se 
dejaban sentir entre los políticos, repitiendo los socialistas sus 
promesas de cambio en la Justicia, incluso entre los propios 
profesionales, jueces, fiscales y abogados, que deberían cambiar no solo
 sus hábitos sino mucho más su mentalidad.  Gonzalo
 Quintero se atribuía haber participado en varias ponencias y redactados
 sobre el nuevo Código Penal, del que la mini reforma era una 
manifestación primera. Un nuevo Código Penal que tardaría 13 años 
creando no pocos problemas, endureciendo las condenas y otorgando más 
arbitrariedad funcionarial, aboliendo las redenciones por el trabajo, 
pero sin cambiar la filosofía de la Justicia Española. Si en las 
arbitrariedades del Franquismo decidían uno o dos personajes, según la 
importancia del caso, ahora decidirían entre varios, pero muy sujetos a 
esos uno o dos.