CITA DEL DIA

martes, 16 de diciembre de 2008

BUSCADO EN ZARAGOZA, MARBELLA Y GRANADA

La Policía Nacional detiene en Palma al 'estafador de las mil caras'

Está acusado por falsedad documental, estafa e intrusismo profesional
El detenido ha fingido ser enfermero, comercial y cirujano plástico

Actualizado lunes 15/12/2008 13:29 (CET)

JUAN RIERA ROCA

PALMA.- Pablo C.S., de 33 años de edad es 'presuntamente' un estafador de película española de los años 70. Se ha fingido enfermero, comercial de aparatos sanitarios y médico cirujano plástico de alto nivel, con guarda espaldas incluidos. Y en sus ratos libres se anuncia y trabaja como acompañante (sexual) para hombres y mujeres. Lo mismo le da.

Sin embargo, los agentes del Grupo de Delincuencia Económica y Delitos Tecnológicos de la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Jefatura Superior de la Policía Nacional en Baleares han sido más listos que él: tras escapar de las Islas lo localizaron en Granada, lo invitaron a venir con una oferta de trabajo y lo detuvieron al bajar del avión.

La detención tuvo lugar el pasado día 9 en el aeropuerto de Palma. Pablo C.S. ha sido acusado por la Policía de presuntos delitos de falsedad documental, estafa e intrusismo profesional. Estaba además bajo órdenes requisitorias de juzgados de Zaragoza, Marbella y Granada. Las investigaciones le achacan en Baleares estafas por 30.000 euros.

No es poco, pero los funcionarios encargados del caso se esperan que de un momento a otro aparezcan más denuncias, cuando la noticia de la detención del tal Pablo entre en la red informática de la Justicia. Aquí, en Palma, llegó a trabajar como enfermero, sin serlo, e incluso contrató a una enfermera en el centro de salud en el que trabajaba.

Pero no solo a eso se dedicaba. Pablo tenía miras más amplias. Según la Policía ha descubierto, en Palma llegó a alquilar un local en el Paseo Marítimo de Palma, en el que ubicó su base de operaciones. Aunque lo de 'alquilar' es una manera de hablar, porque no pagó ni el primer alquiler. Por no pagar, no pagaba nada. Pero nada.

Hasta el punto de que las tres secretarias que contrató y que trabajaron para él en cuerpo y alma durante un mes y unos días, se encargaban de su manutención y de sus gastos, con la promesa en el horizonte de cuantiosos sueldos que, finalmente, no llegó nunca a pagar. La Policía cree que gran parte de sus 'negocios' eran para impresionarlas.

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