Publicado el 16-12-08 , por Expansión
Izquierda Unida (IU) tiene ya un nuevo líder, pero los problemas de la organización siguen siendo los mismos: división interna y un discurso anclado en el pasado que se sitúa en el trastero del sistema político.
Cayo Lara, el nuevo coordinador general de IU, el candidato del Partido  Comunista de España (PCE), no presenta el perfil innovador que se necesita para  devolver la ilusión y buscar un espacio para una formación que vive en una doble  descomposición.
Pierde votantes y sus satélites en País Vasco y Cataluña  han decidido abandonar la órbita para convertirse al nacionalismo. El estreno de  Lara no parece esperanzador. En un momento en el que la crisis castiga con  dureza la economía y en el que todos los ciudadanos esperan de sus políticos  ideas que contribuyan a sacar a España del laberinto, el nuevo líder de IU optó  por amenazar con una huelga general si el Gobierno “continúa así”. 
La  propuesta es desproporcionada y pone de manifiesto que la formación de izquierda  está más en poner palos en la rueda que en pedalear. En este sentido la amenaza  tiene una buena dosis de oportunismo.
Si la crisis sigue castigando al  empleo es previsible que a corto plazo la tensión se traslade a la calle, lo que  podría ser utilizado por Izquierda Unida para intentar capitalizar el  descontento y ganar un poco de protagonismo, al que no tiene fácil acceso, ya  que Lara no es diputado.
Sin embargo, en esta estrategia poco  responsable también IU está sola. Ayer el secretario general de UGT, Cándido  Méndez, rechazó una movilización general y abogó por el diálogo social.
 
 
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