El director general Pablo Fernández realizó hoy una suelta de ejemplares de esta especie endémica del litoral mediterráneo español en las salinas del Rasall
El fartet (Aphanius iberus) es un pez que sufre el mismo grado de amenaza que el lince ibérico. Se trata de una especie endémica del litoral mediterráneo español, catalogada en peligro de extinción. Sus poblaciones se encuentran extremadamente reducidas y se enfrenta a multitud de problemas para sobrevivir, tales como la escasez y desaparición de su hábitat, la contaminación biológica por especies exóticas y la presión antrópica, entre otras.
La Consejería inició en enero de 2005 un ambicioso proyecto para la recuperación del fartet denominado “Conservación de stocks de Aphanius iberus”, a través de una ayuda financiera del fondo europeo LIFE-Naturaleza, en el que participaron como socios la Universidad de Murcia y el Museo de la Ciencia y el Agua de la capital.
Según Pablo Fernández, dicho proyecto “abordó la mejora del hábitat y la eliminación de impactos puntuales en aquellas zonas donde la especie se encuentra más amenazada, así como la adecuación de otras zonas potenciales para la reintroducción de la especie”.
El fartet habita en cursos de agua someros y con poca corriente de diferentes ambientes, se desplaza en pequeños grupos y se oculta entre la vegetación. En la cabecera del río Chícamo se encuentra la única población de fartet en aguas continentales de la Región. Allí se llevaron a cabo actuaciones como: limpieza del hábitat, creación de nuevas charcas y reforzamiento de la población con ejemplares criados en cautividad por investigadores del departamento de Zoología y Antropología Física de la Universidad de Murcia. Dichas actuaciones, según Pablo Fernández, “son un pilar básico que nos permitirá recuperar la población de fartet existente en este ecosistema tan exclusivo”.
Recuperación de las salinas del Rasall
Tras la realización de numerosos estudios y una elaborada metodología, la última fase del proyecto ha sido la reintroducción de ejemplares de fartet, procedentes de las salinas de Marchamalo, en las salinas del Rasall. Para ello, señala el director general, “ha sido necesario un trabajo previo de adecuación, ya que estas se encontraban abandonadas desde principios de la década de los noventa”.
La Consejería aprobó en su día unas directrices para la recuperación integral de este espacio salinero. En este sentido, apunta Pablo Fernández, “se llevaron a cabo la toma de agua marina y el sistema de evacuación de salmueras y pluviales, se derribaron y retiraron las instalaciones deterioradas o en ruinas, se estabilizaron las motas perimetral e interiores, y se crearon islas a partir de las viejas motas existentes, así como charcas freáticas, para que puedan ser colonizadas por las especies de estos ecosistemas”.
El responsable autonómico concluye que actualmente se está redactando el Plan de conservación y armonización de las salinas del Rasall, cuyo objetivo es “describir los instrumentos básicos para mejorar y garantizar la conservación de los principales valores de este espacio como fuente de biodiversidad”.
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