SICARIOS…
o fantasmas…de wisky… y coca.
Rafael del Barco Carreras
En la llamada Transición el asesino a sueldo tampoco apareció demasiado en la prensa, aunque varios de los asesinatos de entonces, como los de Viola, Bultó, el caso Escala, no tengan demasiada explicación con la versión oficial, y desde luego no fueron los condenados y conocidos por mí en prisión, como confirmaría el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Años violentos, la apacible en apariencia noche franquista se convirtió en muy peligrosa, confundiéndose carne y pescado, delincuencia, policía o parapolicía, gentes de pistola reglamentaria por
Y si en el Chino y los barrios periféricos se expandía el hachís y la heroína, en esa parte “alta” la cocaína pasaba de minoritarios ricos excéntricos, o la intelectualidad progre, a masificarse sin freno. Fueron muchos los arruinados por la crisis de
¡Buena trituradora de figuras Barcelona! Aquellos 70 se mostrarían un tanto cutres y provincianos comparados con los macroprostíbulos y refinadísimos locales de ambiente actuales.
Al compás pues del gran negocio del narcotráfico el Sicario clásico aparecería en la prensa. Demasiado muerto, oliendo a ajuste de cuentas, o a atraco entre delincuentes, para acallarlo. Se diría que avanzados los 80 con el refinadísimo Up & Down, se aúnan los clásicos “chivatos y confidentes” explotadores de la prostitución y demás delincuencia con el narcotráfico. Y revueltos con los fantasmagóricos y golferas noctámbulos forman un espectáculo visible, sin demasiados tapujos, con la prostitución de lujo de auxiliar atractivo (el “Chino perfumado” de la calle Londres, Carretera de Sarriá o Río Rosas), entre la alegría de la burguesía clásica, o los ascendentes progres que transformarán su aspecto de barbas y trencas por refinados trajes. Además, de los abundantes e intelectuales sudamericanos huidos de las dictaduras, se pasa a narcos recelosos con la facilidad con que los naturales no pagan sus deudas encontrando una perfecta sociedad para su gran negocio, con el correspondiente blanqueo. Bufetes y el mundo lúdico en la misma acera.
Y los reductos se ampliarán transformando todo el Ensanche Izquierdo, donde vivo, y los viejos del lugar nos asombramos de que alguien pague tan excesivos alquileres, y más de saber que hasta funcionen laboratorios de trasformación.
Al esplendor acudieron los “licenciados en todas las altas tecnologías” del Este, alguno con dólares robados en su país con el lío del desmantelamiento del comunismo, y otros dispuestos a robar en tan rica y oscura sociedad. Gente que superan la violencia del narco sudamericano.
Entre Diagonal Aribau subiendo hasta
Mal tema tomarse una copa en según que lugares de la refinada Barcelona. El Oasis Catalán acalló como durante el Franquismo la violencia propia de una capital donde droga, blanqueo y dobles y triples contabilidades obligan a una “especial legalidad y mentalidad”, siempre corruptas.
Pero la época dorada se resquebraja. El boom de los dólares kuwaitíes, de
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