Un pasillo azulgrana de 90 minutos
MADRID.- El Barça, con plomo en las piernas y agua en las venas, se abandonó en el Bernabéu como aquellos reos que nada tienen que esperar más que el castigo final. El pasillo azulgrana se prolongó durante 90 minutos de absoluta barra libre blanca. Gago y Diarra se dieron un festival ante un Barça en el que sólo un par de apuntes de Messi y la casta torera de Puyol le salvaron del 'pasotismo' general. Eto'o y Deco se habían borrado antes del partido... y muchos de sus compañeros esperaron al Bernabéu. [Estadísticas: 4-1]
Nadie hubiera imaginado un Barça tan tieso, tan falto de orgullo y argumentos en su pasillo antes y durante los 90 minutos. El Barça se arrastró como un moribundo, cayó en el Bernabéu sin decir ni mu, anestesiado por la indolencia de una temporada perdida más. Cuando se quitó la modorra palmaba 2-0 al minuto 20 con todas las de la ley con una defensa de mentira, plastilina para moldear. Raúl les robó la cartera en un balón suelto que porfió Guti y que colocó perfecto al palo derecho de Valdés. Inapelable. Y poco después, Robben cazó otra vez con la cabeza una falta botada por Guti entrando tan ufano como por el pasillo de su casa -casi idéntico a su gol en Pamplona-. Entre medias hubo netodominio y autoridad locales y unos cuantos incendios en el área visitante. Tanto como después...
Este clásico no fue más que la visión de las virtudes de un equipo lanzado y las miserias de otro en ruinas. El Real Madrid termina el curso henchido de garra y ambición; todo lo contrario que un Barça que abusa del barroquismo en el área -en el Bernabéu ni eso-, deprimido y esperando el tan cacareado cambio de ciclo. Y lo peor es que los signos de decadencia no sólo señalan al banquillo de Rijkaard, valiente al tratar de resucitar al muerto con un cuarto delantero como Giovani -por Gudjohnsen antes de la primera mitad-. Para alcanzar el segundo puesto del Villarreal toca sufrir.
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