- Viendo su lamentable estado no extraña que haya estado meses fuera de los escenarios
LISBOA.- ¿Amy Winehouse sí? ¿Amy Winehouse no? ¿Aparecería Amy? ¿Cancelaría a última hora? Mar de dudas y expectación máxima en la apertura de la tercera edición lisboeta de Rock in Rio ante el regreso de la reina británica del soul del siglo XXI tras ocho meses sin ser capaz de ofrecer conciertos.
Viendo el lamentable estado en el que se plantó delante de 90.000 personas en el Parque da Bela Vista, no resulta nada extraño comprender por qué tan larga ausencia de los escenarios y por qué cada vez parece causarle más perjuicios el ruido mediático en el que se ha dejado envolver por la prensa británica más despiadada.
Casi 40 minutos hubo que esperar a que la diva de tan sólo 24 primaveras reuniese las fuerzas suficientes para, convenientemente escoltada por dos de sus músicos, ponerse delante del micrófono. Bastante que logró sostenerse en pie a duras penas, tal era su grado etílico y de otras sustancias.
Estaba ahí, pero había dejado su portentosa voz en Camden Town, el distrito londinense donde se puede decir que malvive. El chorro de su garganta joven pero heredera de las grandes maestras de la Tamla Motown o la Stax se transmutó, para disgusto de sus ávidos fans, en una patética exhibición aguardentosa que nada tenía que ver con el derroche que rezuma su aclamado álbum 'Back to black'.
"Amy, Amy, Amy", gritaba la multitud en el arranque de un show tan escueto que ni siquiera alcanzó una hora de duración. Y eso que la organización le había reservado 90 minutos para explayarse en el 'prime time' de la primera de las cinco veladas de este macrofestival, antesala del Rock in Rio que desembarcará en Madrid el último fin de semana de junio y el primero de julio.
Leer +:
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/31/cultura/1212237792.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario