El think tank monclovita le ha advertido de dónde está el peligro. A Rajoy le tiene embridado; a Aznar, no. Así es que Zapatero se dedica ahora a golpear al ex-presidente. Si Aznar decide volver, puede restablecer la unidad del PP y derrotar en las urnas al PSOE. Se trata de hacer trizas la gestión aznarí para dificultar el regreso del líder.
En una torpe entrevista audiovisual, el presidente Zapatero la emprendió a mamporros contra José María Aznar. Le buscó los bajos. Se equivoca el líder socialista si cree que en Aznar encontrará la misma pasta merengosa que en Rajoy. El ex-presidente le devolverá los golpes con contundencia. El PSOE puede tirar piedras contra los tejados ajenos pero el suyo es de frágil cristal. Se puede acusar a Aznar de colaborar en la guerra sucia de Bush contra los talibanes. El PSOE lo hizo directamente con los Gal contra Eta. Aquello se movió en las fronteras del crimen de Estado y los Tribunales dictaron sentencias espectaculares por el relieve político de los condenados.
Lo más importante, en todo caso, de la guerra emprendida por Zapatero para erosionar a Aznar es el reconocimiento de la fuerza que mantiene el antiguo líder popular. Se intenta destruir al rival antes de que las debilidades de Rajoy y las circunstancias de la vida nacional aconsejen al ex-presidente su regreso al primer plano político. La saña con que se empleó Zapatero en la entrevista televisiva fue relevante. Trató de presentar al líder popular como al hombre que tuvo que borrar las huellas informáticas de su gestión porque no tenían presentación ante la opinión pública. Que no espere Zapatero doblegar a Aznar. El líder popular le hará frente con firmeza y sin una sola concesión.
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