ANA MARTÍNEZ | SANTIAGO
Actualizado Viernes, 26-12-08 a las  09:4
«Tontos del culo... gilipollas». La desafortunada frase fue pronunciada el pasado 24 de noviembre, en el Parlamento de Galicia, durante la sesión plenaria monopolizada por los presupuestos autonómicos. En el hemiciclo, su administradora, Dolores Villarino, miró a la vicepresidenta de esta institución política, la nacionalista Tareixa Paz, y endilgó este comentario, durante el aplauso dedicado al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Los palmoteos impidieron a los diputados de este partido escuchar  la desacertada expresión en el transcurso del debate. Se enteraron más tarde,  cuando recibieron denuncias procedentes de personas que habían seguido la junta  por internet y se sintieron «agraviadas». Los populares gallegos aportaron ahora  el extracto de la grabación audiovisual donde, pese al ruido de fondo, se  percibe la injuria. «Me siento personalmente contento por subir un peldaño en  los insultos, ya que, desde luego, estoy más identificado con los gilipollas que  con los golpistas», manifestó, con humor caústico, el portavoz parlamentario de  este grupo, Manuel Ruiz Rivas.
 Su alusión se remonta al inicio de la legislatura bipartita.  Entonces, la veterana diputada socialista, al frente del legislativo, ya tenía  problemas con el principal grupo de la oposición. Por orden expresa suya, se  impidió la entrada al órgano cameral de 40 alcaldes y cargos electos de estas  siglas, perfectamente acreditados. Simplemente querían oír de primera mano las  explicaciones ofrecidas, en la sede de O Hórreo, por el conselleiro de Medio  Rural, el nacionalista Alfredo Suárez Canal, para justificar la paralización de  241 obras en sus ayuntamientos desde la llegada de la coalición PSOE-BNG al  gobierno de la Xunta de Galicia.
 Les prohibió la entrada cuando estaban autorizados para acudir a la  tribuna de invitados, pidió a la policía que disolviese su protesta pacífica,  provocó que el grupo abandonase el recinto y, como colofón, comparó la situación  presenciada (totalmente pacífica) con el 23-F, y llamó golpistas a los cuarenta  manifestantes congregados. Así se inició la versión gallega del «talante».   
 Ruiz Rivas lamentó que la última queja de su equipo, en plenas  fiestas navideñas, estuviese motivada por un nuevo «error de convivencia, que  resume la tónica habitual del comportamiento de esta señora hacia nosotros en  los últimos tres años y medio», dijo. 
 «Inició la legislatura llamándonos golpistas, y la termina  diciéndonos gilipollas», insistió. Interpretó el oprobio como una muestra «de la  estrategia diseñada» por el mandatario gallego, Emilio Pérez Touriño, para  «ningunear al grupo mayoritario del Parlamento de Galicia y situar la primera  institución de la comunidad autónoma al servicio del PSOE», pese a su compromiso  de convertirla en el «centro de la vida política gallega». De hecho, a su  llegada al cargo, abogó por propiciar «un lugar en el que germinen las ideas» y  por hacer «de la tolerancia, el respeto y la justicia los pilares  fundamentales». Se presentó, por entonces Villarino, con un lema: «Mi prioridad  es la dignidad».
 En su protesta, el PP recordó que en el último pleno de este  mandato, mientras el responsable popular de Medio Ambiente, Jaime Castiñeira,  solicitaba aclaraciones a la Xunta por la «sucesión de irregularidades»  cometidas en la compañía pública Sogama, encargada de la gestión y tratamiento  de los residuos urbanos, Dolores Villarino, de nuevo cuando pensaba que tenía el  fono cerrado, espetó un enérgico: «le voy a dar unas leches». El PP gallego  solicitó una «disculpa pública, ya que hay gente que está dañada».
Leido en:http://www.abc.es
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