El constructor Garcerán trató de huir de la Policía y circuló unos 300 metros por prohibido
Los agentes se vieron obligados a chocar contra su Mercedes S350
Sitúan un vehículo policial K, con distintivos luminosos y acústicos activados delante de su flamente vehículo, y otro coche policial idéntico cortándole el paso por detrás. Teniendo en cuenta que el sospechoso tiene 64 años, los policías no esperan demasiados problemas. Pero no han contado con que Valero Garcerán tiene un problema: o un genio de mil demonios, o bien es muy corto de vista y muy duro de oído.
El caso es que el constructor, imputado por presunto cohecho y por un presunto trato privilegiado por parte del Ayuntamiento, arranca su coche de manera inopinada y obliga a los policías,, que estaban situados frente al coche, mostrando sus placas y pidiéndole que apagase el motor, a dar un salto para evitar ser atropellados.
Se inicia una persecución de película americana: salta con el Mercedes la mediana de la calle Neptuno y toma por la calle Bonsai, «en dirección prohibida y a gran velocidad, durante aproximadamente 300 metros, poniendo en peligro la vida e integridad física de las personas que en ese momento circulaban por las calles».
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