Actualizado a 29/11/2006
Cueva Victoria, que «según los estudios realizados tendría una edad mínima de 1,1 millón de años, si bien estamos trabajando con varias universidades para precisar lo máximo posible esta cantidad», indica Gibert, vivirá en 2007 un año clave: «Se darán a conocer al mundo nuevos restos humanos de una gran importancia hallados en ella, y se determinará totalmente su edad».
Hablamos de un yacimiento cárstico que durante el Pleistoceno Inferior funcionó como un cubil de hienas y cuya importancia reside «en la abundante fauna excavada, la presencia de restos humanos y de un Theropithecus cf. oswaldi (un gran papión africano, que emigró de África y llegó aquí probablemente por el estrecho de Gibraltar). Los restos humanos, pocos pero significativos, son tan viejos como los de Orce y más antiguos que los de Atapuerca, quizás los primeros que pasaron el estrecho de Gibraltar y colonizaron Europa. Estos dos aspectos le confieren una singularidad peculiar que debe ser explotada. Suelo decir que Cueva Victoria es la puerta de Europa, por ahí pasó el hombre...».
-¿Cuántos restos humanos decisivos han encontrado hasta ahora?
-Que estén bien estudiados y publicados, uno: la segunda falange del quinto dedo de una mano derecha; la pieza está casi completa. Pero, sin duda, hay más. Ya tenemos otros dos, un incisivo muy desgastado y un fragmento de fémur, a los que me voy a dedicar todo el 2007. Estudiarlos es difícil y hay que realizar muchos viajes e investigaciones que exigen mucho dinero.
José Gibert precisa que, en estos momentos, «tenemos también restos de unos sesenta animales diferentes, entre mamíferos y pájaros, y eso ya de por sí se convierte en una colección de referencia». «En el Pleistoceno Inferior, de la edad de Cueva Victoria hay sólo otros dos yacimientos más en Europa: los de Orce (Granada), y otro en Italia. Hablamos de una edad en torno a un millón trescientos mil años; por tanto, tengamos lo que tengamos, por poco que sea, hay que sacarlo y exprimir todo el jugo que se pueda».
-¿Por qué se conoce tan poco la existencia de Cueva Victoria, mientras que, por ejemplo, todo el mundo sabe que existe Atapuerca?
-La divulgación de un yacimiento tiene dos fases: la de los artículos científicos, y de éstos existen ya muchos sobre Cueva Victoria; y la divulgación mediática, que es en buena parte responsabilidad del entorno social donde está el yacimiento. ¿Cuál ha sido la ventaja de Atapuerca, que sin duda es un gran yacimiento? Pues que ha tenido un apoyo inmenso político, económico y mediático.
-¿Es mucho más importante Atapuerca que Cueva Victoria?
-Si juntamos todos los yacimientos del sureste de la Península Ibérica: Cueva Negra, en Caravaca; Cabezo Gordo, en Torre Pacheco; Cueva Victoria, en Cartagena; y los de Orce (Granada), que están a 70 kilómetros de Caravaca, nos encontramos con un conjunto que es una maravilla. No voy a decir que compiten con Atapuerca, porque la palabra competir no me gusta, pero sí que los yacimientos de Murcia y Orce tienen la misma importancia que los de Atapuerca, o quizás más. Cueva Victoria, en concreto, es una maravilla desconocida.
-¿Qué enseñanza obtiene de estudiar a estos primeros europeos?
-Una muy sencilla, pero muy valiosa: la Humanidad ha pasado desde hace miles y miles de años por muchas dificultades, y siempre se ha salido de ellas. Quizás todas estas investigaciones sobre nuestros antepasados nos den un método sobre cómo superar las dificultades que no deberíamos olvidar.
Ir a lo esencial
-¿A qué se refiere?
-El método es muy sencillo: la Humanidad ha prosperado gracias a la solidaridad entre los individuos del grupo, si no se acaba... La Humanidad actual, formada por no sé qué burrada de millones de personas con no sé cuántas culturas, lenguas y religiones, debería no desterrar esa solidaridad de grupo, debería ir a lo esencial para conservar entre todos el planeta. Me gusta esa idea de que la Tierra es como una nave que va sola por el espacio, y todos estamos en esa nave.
-¿Qué es lo que más le fascina de nuestros antepasados?
-La capacidad que tuvieron de adaptación al medio, y cómo consiguieron entenderse para superar enormes adversidades. Qué gran capacidad inventiva. Vamos a situarnos: por ejemplo, imagínese que estamos en la sabana africana hace unos dos millones de años.
-Imaginado, allí estamos.
-Bien, pues muy probablemente veríamos a un grupo, de cuarenta o cincuenta personas, incluidas sus crías, compitiendo para conseguir un poco de alimento con todo tipo de fieras de lo más peligrosas.
-Vaya, qué mal rollo.
-Así es que ahora, si no superamos las dificultades que tenemos, es que somos tontos.
Fuente:
La Verdad de Murcia
http://www.arqueomurcia.com/index.php?a=ver&id=574
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