La lucha biológica recibe una inversión de 30 millones de euros hasta el 2010 para lograr controlar las plagas de los cultivos murcianos sin emplear pesticidas.
F. CARRERES
Mil millones de insectos, enemigos naturales dispuestos a devorar las plagas que atacan los cultivos murcianos, componen el ejército con el que la Consejería de Agricultura se ha pertrechado para librar la lucha biológica. El objetivo final del plan Agricultura limpia, que cuenta con un presupuesto de 30 millones y se extenderá hasta el 2010, es controlar las plagas agrícolas y forestales sin recurrir al uso de pesticidas e insecticidas.
Las ventajas son muchas: los agricultores no tienen que exponerse a productos químicos ni esperar plazos antes de recolectar, no quedan residuos y el consumidor tendrá garantías de que la fruta o la verdura que se lleve a la boca está limpia de pesticidas.
El control biológico de las plagas consiste en la manipulación de insectos que son enemigos naturales o depredadores, y que combaten por completo a parásitos que afecten a una plantación determinada. En muchos casos, hay que recurrir a la suelta de los enemigos naturales cerca de los cultivos, y está previsto que antes de 2010 se hayan liberado más de mil millones. Sin embargo, los planes más ambiciosos pasan por no tener que recurrir a las sueltas masivas y lograr que los depredadores sean autóctonos y se reproduzcan de forma natural en la flora cercana a los cultivos. «Lo mejor es hacer prospecciones para saber qué plantas del entorno acogen depredadores autóctonos, y después trabajar en la conservación de ese entorno y de la población de enemigos naturales. Así, los insectos se encargan por sí solos de combatir las plagas cada vez que surjan de nuevo», asegura Juan Antonio Sánchez, biólogo del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida), donde desarrolla la investigación y aplicación del plan Agricultura limpia.
La utilización de enemigos naturales, parásitos, predadores y enfermedades, en la lucha contra los insectos perjudiciales, es la base de la lucha biológica, que se complementa con otras técnicas también limpias, como la confusión sexual con feromonas, la quimioesterilización o las trampas de luz.
Mil millones de insectos, enemigos naturales dispuestos a devorar las plagas que atacan los cultivos murcianos, componen el ejército con el que la Consejería de Agricultura se ha pertrechado para librar la lucha biológica. El objetivo final del plan Agricultura limpia, que cuenta con un presupuesto de 30 millones y se extenderá hasta el 2010, es controlar las plagas agrícolas y forestales sin recurrir al uso de pesticidas e insecticidas.
Las ventajas son muchas: los agricultores no tienen que exponerse a productos químicos ni esperar plazos antes de recolectar, no quedan residuos y el consumidor tendrá garantías de que la fruta o la verdura que se lleve a la boca está limpia de pesticidas.
El control biológico de las plagas consiste en la manipulación de insectos que son enemigos naturales o depredadores, y que combaten por completo a parásitos que afecten a una plantación determinada. En muchos casos, hay que recurrir a la suelta de los enemigos naturales cerca de los cultivos, y está previsto que antes de 2010 se hayan liberado más de mil millones. Sin embargo, los planes más ambiciosos pasan por no tener que recurrir a las sueltas masivas y lograr que los depredadores sean autóctonos y se reproduzcan de forma natural en la flora cercana a los cultivos. «Lo mejor es hacer prospecciones para saber qué plantas del entorno acogen depredadores autóctonos, y después trabajar en la conservación de ese entorno y de la población de enemigos naturales. Así, los insectos se encargan por sí solos de combatir las plagas cada vez que surjan de nuevo», asegura Juan Antonio Sánchez, biólogo del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida), donde desarrolla la investigación y aplicación del plan Agricultura limpia.
La utilización de enemigos naturales, parásitos, predadores y enfermedades, en la lucha contra los insectos perjudiciales, es la base de la lucha biológica, que se complementa con otras técnicas también limpias, como la confusión sexual con feromonas, la quimioesterilización o las trampas de luz.
Seguridad alimentaria
Limpiar los cultivos murcianos de pesticidas y plaguicidas antes de 2010 es el objetivo final. «Calculamos que ese año trataremos ya el 80% de las plantaciones. Hemos sido pioneros y seguimos avanzando. A día de hoy, Murcia es la región de la UE con más proporción de superficie bajo control biológico de plagas», asegura el director general de Modernización de Explotaciones y Capacitación Agraria, Ángel García Lidón.
El control al 100% de las plagas ya ha sido alcanzado con el pimiento y está a punto de ser una realidad con la uva de mesa. También se aplica en 8.600 hectáreas de cepas, en 4.100 de naranjos y en 2.600 de tomates. Este año la Consejería pretende llegar al 100% de los cítricos en su lucha contra la mosca de la fruta y comenzar ya con melocotón, albaricoque, ciruela y otras hortalizas. La pera con denominación de origen Jumilla, la alcachofa y el bróculi del Guadalentín y el limón son otros de los cultivos donde se ha comenzado a trabajar.
Adrián Martínez Cutillas, director del Imida, apunta que no suelen encontrar reticencias entre los agricultores para sustituir los procesos químicos por los controles biológicos. «Se han dado cuenta de que todo son beneficios, empezando porque no tiene que fumigar. Además, los productos tienen un valor añadido para el consumidor muy apreciado en Europa, que es la seguridad alimentaria».
Mil millones de insectos, enemigos naturales dispuestos a devorar las plagas que atacan los cultivos murcianos, componen el ejército con el que la Consejería de Agricultura se ha pertrechado para librar la lucha biológica. El objetivo final del plan Agricultura limpia, que cuenta con un presupuesto de 30 millones y se extenderá hasta el 2010, es controlar las plagas agrícolas y forestales sin recurrir al uso de pesticidas e insecticidas.
Las ventajas son muchas: los agricultores no tienen que exponerse a productos químicos ni esperar plazos antes de recolectar, no quedan residuos y el consumidor tendrá garantías de que la fruta o la verdura que se lleve a la boca está limpia de pesticidas.
El control biológico de las plagas consiste en la manipulación de insectos que son enemigos naturales o depredadores, y que combaten por completo a parásitos que afecten a una plantación determinada. En muchos casos, hay que recurrir a la suelta de los enemigos naturales cerca de los cultivos, y está previsto que antes de 2010 se hayan liberado más de mil millones. Sin embargo, los planes más ambiciosos pasan por no tener que recurrir a las sueltas masivas y lograr que los depredadores sean autóctonos y se reproduzcan de forma natural en la flora cercana a los cultivos. «Lo mejor es hacer prospecciones para saber qué plantas del entorno acogen depredadores autóctonos, y después trabajar en la conservación de ese entorno y de la población de enemigos naturales. Así, los insectos se encargan por sí solos de combatir las plagas cada vez que surjan de nuevo», asegura Juan Antonio Sánchez, biólogo del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida), donde desarrolla la investigación y aplicación del plan Agricultura limpia.
La utilización de enemigos naturales, parásitos, predadores y enfermedades, en la lucha contra los insectos perjudiciales, es la base de la lucha biológica, que se complementa con otras técnicas también limpias, como la confusión sexual con feromonas, la quimioesterilización o las trampas de luz.
Saber +:
http://www.laverdad.es/murcia/20080414/region/millones-bichos-20080414.html
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Las ventajas son muchas: los agricultores no tienen que exponerse a productos químicos ni esperar plazos antes de recolectar, no quedan residuos y el consumidor tendrá garantías de que la fruta o la verdura que se lleve a la boca está limpia de pesticidas.
El control biológico de las plagas consiste en la manipulación de insectos que son enemigos naturales o depredadores, y que combaten por completo a parásitos que afecten a una plantación determinada. En muchos casos, hay que recurrir a la suelta de los enemigos naturales cerca de los cultivos, y está previsto que antes de 2010 se hayan liberado más de mil millones. Sin embargo, los planes más ambiciosos pasan por no tener que recurrir a las sueltas masivas y lograr que los depredadores sean autóctonos y se reproduzcan de forma natural en la flora cercana a los cultivos. «Lo mejor es hacer prospecciones para saber qué plantas del entorno acogen depredadores autóctonos, y después trabajar en la conservación de ese entorno y de la población de enemigos naturales. Así, los insectos se encargan por sí solos de combatir las plagas cada vez que surjan de nuevo», asegura Juan Antonio Sánchez, biólogo del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida), donde desarrolla la investigación y aplicación del plan Agricultura limpia.
La utilización de enemigos naturales, parásitos, predadores y enfermedades, en la lucha contra los insectos perjudiciales, es la base de la lucha biológica, que se complementa con otras técnicas también limpias, como la confusión sexual con feromonas, la quimioesterilización o las trampas de luz.
Seguridad alimentaria
Limpiar los cultivos murcianos de pesticidas y plaguicidas antes de 2010 es el objetivo final. «Calculamos que ese año trataremos ya el 80% de las plantaciones. Hemos sido pioneros y seguimos avanzando. A día de hoy, Murcia es la región de la UE con más proporción de superficie bajo control biológico de plagas», asegura el director general de Modernización de Explotaciones y Capacitación Agraria, Ángel García Lidón.
El control al 100% de las plagas ya ha sido alcanzado con el pimiento y está a punto de ser una realidad con la uva de mesa. También se aplica en 8.600 hectáreas de cepas, en 4.100 de naranjos y en 2.600 de tomates. Este año la Consejería pretende llegar al 100% de los cítricos en su lucha contra la mosca de la fruta y comenzar ya con melocotón, albaricoque, ciruela y otras hortalizas. La pera con denominación de origen Jumilla, la alcachofa y el bróculi del Guadalentín y el limón son otros de los cultivos donde se ha comenzado a trabajar.
Adrián Martínez Cutillas, director del Imida, apunta que no suelen encontrar reticencias entre los agricultores para sustituir los procesos químicos por los controles biológicos. «Se han dado cuenta de que todo son beneficios, empezando porque no tiene que fumigar. Además, los productos tienen un valor añadido para el consumidor muy apreciado en Europa, que es la seguridad alimentaria».
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