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La ronda de contactos del presidente con sus homólogos regionales iba como la seda hasta que este lunes el murciano desembarcó en La Moncloa dispuesto a no pasarle ni una. Y vaya si lo hizo.
Pasada la resaca navideña, y recién llegado de Doñana, José Luis Rodríguez Zapatero retomó este lunes su ronda de contactos con los presidentes autonómicos para hablar sobre el nuevo modelo de financiación. Modelo que por ahora no tiene cifras, o al menos no el borrador que recibieron los ejecutivos regionales el pasado 30 de diciembre.Hasta ahora el presidente había ido capeando con destreza torera todas las reuniones, de forma que los presidentes que salían de La Moncloa lo hacía con ciertas dosis de optimismo. Altas en el caso de los socialistas -con la excepción del catalán José Montilla- y más moderadas en el de los populares. Pero la cuestión es que Zapatero se las ingenió para decirles a unos y a otros lo que querían oír y lograr una entente cordiale hasta con pesos pesados de la oposición al Gobierno central desde las comunidades como lo son Esperanza Aguirre y Francisco Camps.
Este lunes, al presidente del Gobierno central le fallaron sus encantos y se topó con la primera gran piedra en el camino de su hasta ahora plácida ronda de contactos. Se la puso el murciano Ramón Luis Valcárcel, que no sucumbió a los cantos de sirena de Zapatero y salió de La Moncloa visiblemente enfadado. "Absolutamente decepcionado", según él mismo declaró a los periodistas.
El barón murciano se quejó de que el presidente no le concretara detalles del nuevo modelo y se limitara a exponerle las líneas generales. "Hay música", afirmó, "pero nos gustaría que además hubiera una letra". La primera exigencia que traía bajo el brazo Valcárcel era que el Gobierno central reconozca la deuda histórica con Murcia por el incremento en 300.000 habitantes censados que no están incluidos en el sistema vigente, al no regularse la actualización de la población.
Pero, según él, Zapatero se fue por la tangente. En contra de lo que previamente había hecho con los presidentes de Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana, las otras tres regiones que reclaman que se les reconozca el incremento poblacional. Entre todas, según dijo Valcárcel que le explicó Zapatero, deberán repartirse 3.000 millones de euros, pero el murciano asegura que sólo a su tierra le deberían tocar 1.600 millones por la "deuda histórica", así que las cuentas no cuadran.
Mucho más plácidas fueron las otras tres reuniones del día con el castellano y leonés Juan Vicente Herrera (también del PP), a quien Zapatero le prometió que habrá un tercer fondo para las comunidades que no sólo no crezcan en población, sino que incluso mermen; y, especialmente, los encuentros con el aragonés Marcelino Iglesias y el castellano-manchego José María Barreda, por aquello de que son del mismo partido.
Tras el parón festivo del 6 de enero, el miércoles el presidente ha citado en La Moncloa al cántabro Miguel Ángel Revilla, al canario Paulino Rivero y al riojano Pedro Sanz. El último en subir las escalinatas del palacio presidencial será el jefe del Ejecutivo balear, Francesc Antich, que lo hará el jueves por la tarde.
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