III. CAN BRIANS, 1994, UN ENSAYO DEL 2008.
Rafael del Barco Carreras
Recordar aquel año a la vista del actual 2008, catorce años después, más que un ejercicio de memoria es un intento a fuerza de repetirme de traslación de los acontecimientos y mis comentarios actuales a los de un año definitivo y decisorio para quienes dominaban Barcelona y España, y que en definitiva, con cuatro meses de cárcel de Javier de la Rosa, consolidarían las grandes fortunas creadas en el entorno del disparatado financiero. Se demostraría una vez más que en las altas esferas el "coge la maleta y corre" sale impune, y además no necesitan "correr", máxime repartir con la inmensa corrupción judicial. A mi criterio si el papanatismo general consiguió la continuidad del corrupto gobierno González, aunque perdiendo el poder absoluto, pactando con otro gobierno corrupto, el de Pujol de la Generalitat, aquel año preparó el vuelco de las próximas elecciones a favor de Aznar que debería también repartir poder con Pujol. La experiencia demostraría que la corrupción judicial supera a Derecha e Izquierda, o las engloba a las dos, y la otra, la financiera, igual.
Si la detención y encarcelamiento de De la Rosa no significaba nada para la Ciudad, ni menos para el País, pues de hecho ya no ejercía en ninguna actividad o empresa, o sea, sin ningún poder, en la realidad despertó tanto temor entre la clase política que su nombre no solo llenó periódicos y televisiones sino iniciaba lo que definí como la segunda "gran corrupción" de su vida, la lucha con y contra la Justicia. Si en la primera pasaría veinte años dilapidando, corrompiendo, chantajeando, estafando y hasta corrompido y chantajeado, la segunda amenaza con superar los veinte años entre iguales conceptos. Merecida su celebridad y hasta popularidad, pues partiendo de tres empleos en la banca, Banco Pastor, Banco Urquijo y Banco Garriga Nogués, en veinte años consigue ser incluido en la lista de los 500 hombres más ricos del Mundo de la revista Forbes, y a sus 46 años se declara insolvente, acabando en prisión acusado de una estafa a 9.000 inversores de 30.000 millones, caso Gran Tibidabo, e iniciadas las reclamaciones judiciales del Grupo KIO donde las cifras superaban los 500.000 millones de pesetas. A recordar que en cuanto a Gran Tibidabo se juzgará en dos días 14 años después y con una condena a tres años ¡y con el mismo abogado! Françés Jufresa, que con mis insignificantes delitos ni conseguiría para mí la libertad provisional, condenado a siete años, y en cuanto a KIO el sainete judicial se iniciará con el juez Miguel Moreiras que no encontrará delitos. Y quedarían impunes la descarada burbuja, manipulación y estafa, en Bolsa con las acciones de Prima Inmobiliaria, Ercrós y Torras, donde miles de inversores dejarían sus ahorros. En principio, la mayor suspensión de pagos y serie de estafas de la historia de España contempladas catorce años después, cuando cientos de miles de millones de euros por el "crak del ladrillo" amenaza con un descalabro total de la Economía Española, se presenta como un insignificante episodio entre unos inversores, los kuwaitíes, y un alocado financiero, sin más repercusión que la inquietud de los que se repartieron tanto dinero desaparecido. Bromeando se podría asegurar que De la Rosa y su entorno escribirían el guión o manual de la mayor estafa piramidal imaginable, la inmobiliaria, donde el actor bancos y cajas, o mejor, no más de cinco personas, que primero y como ensayo lanzaron por los 2000 la de Telefónica Terra con no menos de 5 BILLONES de pesetas esfumados, rematados con el correspondiente "no ha lugar" y archivo de las denuncias. Y en mi ingenuidad solo se me ocurre escribir una novela. Pero se torcería mi inducida "mala suerte" en la concesión de permisos y el cumplimiento de mi condena, aunque ni de lejos conseguiría que la Prensa incluyera en su biografía y a su cargo el descarado robo de mínimo 10.000 millones de las pesetas de la segunda mitad de los 70. La participación de la propia Prensa en la ascensión y "ganancias" del personaje condicionaba la información.
Si mi clase de "Contabilidad y Economía" añadiendo los comentarios de las noticias que a diario publicaban los periódicos sobre los célebres financieros tenía cierto atractivo en el módulo, el día 18-10-94 mi clase rebosaba. Jamás nadie con jet, helicóptero y yate, entró en prisión en España. Todos comentaban la hazaña del mítico Juan March que se evadió con el director de la cárcel. Y si ésa no se repitió, comparado con mis procesos, que él pasara cuatro meses preventivo y las futuras concesiones penitenciarias, tendrían el mismo significado.
La corrupción sin paliativos. En principio celda para él solo, al poco dijeron que su situación síquica aconsejó un compañero, y en el especial módulo de "destinos". Teléfonos a su disposición, y visitas a discreción. Los telegramas, a página entera desde al Rey y Pujol a todos, tenían desconcertados a presos y funcionarios. Se diría que Pujol y su gobierno en pleno pretendían crear en el alterado De la Rosa la sensación de entrega y favor frente al Juez Aguirre que ordenó la prisión. Se extendía la fábula de que el juez amenazó al abogado Piqué Vidal con que uno u otro entraban en prisión aquel día, y el abogado prefirió señalar el coche donde le esperaba su cliente o socio-colega. He de recordar que Juan Piqué Vidal, inculpado en el caso, consiguió "desinculparse" y catorce años después me sorprendió no verlo en el banquillo. Pero a nivel penitenciario, las distinciones, tan descaradas o más que las judiciales, hasta desautorizar al funcionario que el día del ingreso en Brians pretendió el reglamentario desnudo y flexiones ante el espejo en el suelo para mostrar el ano por si se escondían drogas. Denigrante. Ya el traslado de La Modelo, prisión para preventivos, a Brians, un penal para condenados, era una excepción.
Obtenida la baja del destino de Enfermería, para compensar los días de redención, además de las clases de economía, que convertidas en charlas sobre los acontecimientos conseguían la entrega de los oyentes, presos y funcionarios (aunque alguno ironizaba con lo de un estafador dando clases a simples chorizos), trabajaba de tramoyista en el teatro, otro destino con drama incluido. Una "educadora", contratada especial proveniente del Instituto de Teatro, se aplicaba al montaje de una obra donde el actor principal, un alto y bien parecido aunque destartalado muchacho, Júpiter en la obra, acabó tan compenetrado con la directora que quedó embarazada. No era la primera historia de amor entre presos y funcionarias, o entre funcionarios y presos. Del chismorreo, pues se encerraban en un pequeño cuarto de trastos, se pasó al drama debido al Sida del romeo y al inmenso e irrefrenable amor de la Julieta. Y en escena los padres de la muchacha, que si de inmediato consiguieron el despido de la hija, no pudieron oponerse a todas las visitas posibles. El drama, ni él ni ella ni el hijo tenían entonces posibilidades de demasiada vida, un resto de puro sufrimiento, pues aun pasarían años hasta alcanzar esa llamada "calidad de vida" otorgada por un combinado de fármacos y retrovirales. Sé que él murió al poco, pero ignoro que sucedió a madre e hijo o hija. Parecido final el de Pedro Baret, hijo de mi "amigo" Baret pretendiente a la presidencia del Barsa, tras sus amores en los talleres de La Modelo.
Una copia de La Modelo, drogas y Sida condicionaban la convivencia, y si en la enfermería una o dos salidas al hospital de Tarrasa o a una "residencia para terminales" anunciaban el final, en los Módulos varias entradas y salidas a la enfermería marcaban el camino. Todos sabían que al aumento de defensas en las primeras analíticas, tras la aplicación de los retrovirales, seguirían recaídas. Alargar la vida unos años después de diagnosticados los antivirus, o las insuficientes autodefensas del organismo, era un milagro. Sin embargo los había arrancando días a la muerte, aunque los más se lanzaban por el camino de la inconsciencia de las chutas de heroína, la droga más cotizada y generalizada. Si por los 80 en La Modelo "colocarse" era quitarle días de cárcel al juez, por los 90 era quitárselos a la "puta vida". Los médicos mareaban más que curaban, y todos soñaban con el articulo 90 que los excarcelaría por enfermedad terminal, demostrando las profundas deficiencias de la medicina que el "terminal" podía salir muerto de la cárcel (mal asunto por lo de las estadísticas) o atracar a diestro y siniestro hasta caer grogui en cualquier rincón rebosando drogas, o contra una valla con un coche robado tras atracar una gasolinera, como también mi "amigo" y compañero de celda Silvestre, y parecido a mi conocido el Vaquilla.
Para contrariar, sin más conocimientos que la experiencia, yo en mi entorno e incluso en las clases de Economía mantenía que el Sida no era más que una consecuencia de las drogas, que desmantelando el cuerpo de defensas, propiciaban toda enfermedad. Una teoría sencilla que las propias víctimas confirmaban. Lo de que yo "no caería", porque además de "ni fumar" llevaba y había llevado una vida "normal" dentro de todos los cánones, no me lo creía ni yo mismo. Allí flotando el SIDA podía uno infectarse de varias maneras puesto que para una mayoría de infectados "jodido yo, que se joda el Mundo". Que otro de mis compañeros de celda se desquiciara por sobredosis o por el "mono de la abstinencia", difíciles de distinguir, hasta reducirlo entre varios funcionarios mientras me parapetaba y escondía bajo la tabla-mesa de la celda, de donde se negaba a salir puesto "que era su casa", propició el cambio a la de mi "amigo de La Modelo", mi jefe en los pinks y decoración teatral, con quien pasaría los próximos meses en paz y tranquilidad.
Entre escribir en mi celda, pintar decorados y las clases, esperando las visitas familiares de fin de semana, transcurría 1994 con la esperanza de poder cumplir la condena, a pesar de todos los inconvenientes burocráticos posibles, antes de que añadiera la otra recurrida al Supremo, o como mínimo hasta concederme el al parecer imposible tercer grado sección abierta, situación penal que en teoría propiciaba sumar la próxima condena.
Un absurdo contrasentido explicar, a entre diez o treinta "discípulos", como se habían enriquecido De la Rosa o Mario Conde, o el Gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, y su corte de amiguetes (uno, nada menos que el Síndico de la Bolsa de Madrid, Manuel de la Concha) no solo con las especulaciones en Bolsa, conocedores del precio de compra y de venta de muchos valores puesto que el propio Banco de España intervenía comprando y vendiendo, sino sobre la peseta devaluándose varias veces por la inflación provocada por las grandes emisiones de billetes nuevos para financiar las Olimpíadas, la Expo de Sevilla o la gran inversión en autopistas, AVE, y demás infraestructuras. Mostrar los dientes de sierra de la cotización y explicar que quien fija los precios desde el Banco de España podía ganar fortunas con su "información privilegiada" provocaba las quejas de los presentes que por dos cochinos duros traficaban con papelinas o robaban gasolineras. Tan parecido al 2008, con el euro que en teoría frenaría el arbitrario recurso a la impresión de billetes y por lo tanto gran parte de la tradicional corrupción político-funcionarial española, que huelga comentario. Lo de Luis Roldán, Director General de la Guardia Civil, colmaba indignaciones, aunque todos supieran de siempre que la Policía barcelonesa dominaba en la prostitución y tráfico de drogas. La teoría del que afirmaba que De la Rosa era un yonki, pues así le medicaban, y que él hubiera podido hacer lo mismo, me obligaba a citar la manida frase de Ortega, "el hombre es él y sus circunstancias".
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