El diestro Pepín Liria, que el jueves cortó una oreja a un toro de Victorino Martín en la octava corrida de abono de Sevilla, y que estuvo a punto de abrir la puerta del Príncipe, dijo ayer: «Me jugué la vida porque tenía que triunfar en mi despedida de esta plaza, que tantas alegrías me ha proporcionado». Liria, que sufrió dos tremendos revolcones cuando recibió al segundo de su lote en la misma puerta de toriles y durante la faena de muleta, afirmó que pasó la noche «con muchas molestias por la tremenda paliza» que recibió, pero insistió: «Desde que hice el paseíllo tenía claro que no podía dejar escapar esta tarde».
El torero de Cehegín resultó con erosiones en la cabeza y en varias partes del cuerpo, y una fuerte contusión en el pecho que, según explicó, le produce molestias al respirar. Liria agradeció la presencia en Sevilla para arroparle en este festejo de varios cientos de murcianos, entre ellos los integrantes de sus peñas de La Arboleja y Cehegín, con sus presidentes, Manuel Zaragoza y Pepe Franco, a la cabeza. Pepín Liria también tuvo frases de reconocimiento para los aficionados de Sevilla, que lo aclamaron tras hacer el paseíllo y le obligaron a saludar desde el tercio y luego en los brindis que le hicieron sus compañeros de cartel.
El torero de Cehegín resultó con erosiones en la cabeza y en varias partes del cuerpo, y una fuerte contusión en el pecho que, según explicó, le produce molestias al respirar. Liria agradeció la presencia en Sevilla para arroparle en este festejo de varios cientos de murcianos, entre ellos los integrantes de sus peñas de La Arboleja y Cehegín, con sus presidentes, Manuel Zaragoza y Pepe Franco, a la cabeza. Pepín Liria también tuvo frases de reconocimiento para los aficionados de Sevilla, que lo aclamaron tras hacer el paseíllo y le obligaron a saludar desde el tercio y luego en los brindis que le hicieron sus compañeros de cartel.
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