CITA DEL DIA

miércoles, 12 de noviembre de 2008

¿Quién le lavó la cara a Stalin?

Martes, 11 de noviembre de 2008 - 10:42 GMT

Redacción BBC Mundo

Él tuvo las manos manchadas con la sangre de millones de personas pero José Stalin escapó al juicio que la historia le deparó por ejemplo a Adolfo Hitler. ¿Por qué el ex líder soviético se salvó de esta condena? Ésta es la opinión del historiador británico Lawrence Rees.

José Stalin

Hace unos meses, durante una visita a una de las universidades británicas más importantes, vi por casualidad un gran póster desplegado en la pared de una de las residencias de estudiantes. Era de José Stalin.

Tal vez fuera una referencia irónica a algo. Tal vez simplemente estuviera cubriendo una mancha de humedad en la pared. Pero, en cualquier caso, a nadie parecía llamarle la atención.

Imagínese qué pasaría si en lugar de Stalin allí hubiera una imagen de ese otro terrible tirano del siglo XX, Adolfo Hitler. Imagínese la lluvia de protestas.

Todo esto es sintomático de lo siguiente: según el juicio de la historia (o al menos según el juicio del individuo británico común y corriente) Stalin parece haber salido más airoso de lo que merecía, y eso que él fue el responsable de la muerte de millones de personas.

Sus sospechas y su paranoia condenaron a la tortura y a la muerte a muchos individuos totalmente inocentes.

Cualquiera que tenga un conocimiento mínimo sobre Stalin sin duda sabrá de su naturaleza monstruosa.

Pero hay una explicación lógica sobre por qué el líder soviético está considerado todavía como una figura no tan oscura como debiera ser. Y es que todavía vivimos, en cierto modo, a la sombra de la información color de rosa sobre la Unión Soviética (URSS) que los aliados occidentales fabricaron como si de salchichas se tratara durante la segunda guerra mundial.

Propaganda aliada

En Gran Bretaña muchos periódicos estaban decididamente a favor de los esfuerzos soviéticos durante la guerra.

Gobierno soviético
Stalin y su gobierno en 1938, con Nikolay Yezhov, el jefe de
la policía secreta, en el extremo derecho.

Además, el hecho de que el escritor George Orwell no lograra publicar su fábula Rebelión en la Granja, una brillante sátira sobre el estado soviético, es indicativo de que había entonces poco apetito por equilibrar la información con horrores.

Es más, en Estados Unidos, en la edición de enero de 1943 la revista Time publicó en la portada la imagen de Stalin como "Hombre del año" de 1942.

"1942 fue un año de sangre y fuerza", decía la revista.

"El hombre cuyo nombre significa acero en ruso, cuyas escasas palabras en inglés incluyen la expresión estadounidense "tough guy" (chico duro) fue el hombre de 1942... Los métodos de Stalin fueron duros, pero valieron la pena".

En otro artículo aún más positivo sobre Stalin, publicado en la revista Life en marzo de 1943, se describía a la Unión Soviética como una nación "casi igual que Estados Unidos", con gente que "parece estadounidense, se viste como los estadounidenses y piensa como los estadounidenses".

Además, en él se calificaba a la tristemente célebre policía secreta de Stalin, la NKVD (predecesora de la KGB), como "una policía nacional similar al FBI".

"Una mentira conveniente"

Pero el premio al más grande lavado de cara de Stalin se lo lleva la película de 1943 "Misión a Moscú", de los Warner Brothers, basada en un libro escrito por Joseph Davies, un ex embajador estadounidenses en la URSS.

Churchill, Roosevelt y Stalin
"Los tres grandes": Churchill, Roosevelt y Stalin, en 1945.

Tanto en el libro como en el filme, se presenta a Stalin como una figura paternal para la Unión Soviética, un hombre gigante responsable de proyectos enormes de industrialización.

Y las purgas estalinistas, en las que sufrieron decenas de miles de inocentes, se pasan por encima como necesidades implícitas para la seguridad del estado.

Más tarde el productor de "Misión a Moscú", Robert Buckner, describiría la película como "una mentira conveniente para fines políticos".

Ya en los años 50 el largometraje fue condenado como propaganda pro soviética, pero durante la guerra fue un material extremadamente influyente.

Y no es que los gobiernos de Reino Unido y Estados Unidos no supieran la verdad sobre el régimen asesino de Stalin.

No sólo sabían ya en 1940 de la brutalidad con que las fuerzas estalinistas se comportaban en los territorios ocupados, sino que además el entonces presidente de EE.UU., Franklin Roosevelt, y el primer ministro británico Winston Churchill llegaron incluso a suprimir la información que denunciaba el hecho de que Stalin y su policía secreta habían orquestado un asesinato masivo: el de la muerte de miles de oficiales polacos en la masacre del bosque de Katyn.

Claro que no es difícil entender por qué los líderes políticos de EE.UU. y Reino Unido sintieron que tenían que dar una imagen positiva de Stalin y de la Unión Soviética.

Leer el articulo completo: http://news.bbc.

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