Por M.J.Martínez Garcerán
En La zona del Mar Menor la construcción constituye uno de los puntales de la economía y pese a los altos precios de la vivienda y las voces de alarma, las grúas presiden el paisaje de este lugar privilegiado.
SAN JAVIER. ¿El exceso de construcción está deteriorando el entorno del Mar Menor? ¿son tan perjudiciales los campos de golf como algunas asociaciones ecologistas afirman? ¿es posible armonizar las necesidades turísticas con el respeto al medio ambiente¿ ¿realmente es factible el desarrollo sostenible en el principal enclave turístico de la Región?.Para contestar a estas preguntas, que continuamente se plantean en los medios de comunicación y que son objeto de controversia entre sectores implicados en el devenir turístico del Mar Menor, hemos contactado con un experto en cuestiones medioambientales, para quien el crecimiento económico de una zona a cualquier escala “nunca debe superar sus propios recursos de renovación”.
Un entorno tan peculiar como el Mar Menor, donde la población se cuadruplica en verano puede verse seriamente perjudicado si se construye masivamente, sin orden ni control y una de las soluciones pasaría por un tipo de urbanización para veraneantes de alto poder adquisitivo, lo que resulta inviable, dado que durante muchos años se ha orientado la construcción hacia el veraneante de clase popular.
“En los años 70 se construyeron urbanizaciones a base de bungalows y adosados y para venderlas, se organizaron viajes a las localidades de los alrededores de Madrid y se traían al personal en autobuses, se les enseñaban las casas y como eran asequibles, tuvieron mucha aceptación”, afirma un promotor urbanístico.
Evolución de la oferta
Con los años, el turismo de sol y playa ha ido evolucionando y las necesidades de los veraneantes se fueron ampliando. Los populares barros de Lo Pagán, los festivales que se prodigan a lo largo de la costa durante todo el verano y un interés cada vez mayor por la ecología, han ampliado las zonas construidas y multiplicado las urbanizaciones.
“La talasoterapia es una de las mejores opciones de desarrollo económico para una zona tan privilegiada como el Mar Menor”, afirma el experto. En este sentido, San Pedro del Pinatar se encuentra a la cabeza en esta oferta turística, pues cuenta con varios establecimientos hoteleros con spa junto al Parque Regional de las Salinas. “Un parque natural es un valor añadido y alguien que tenga una casa en su entorno, lo considera como una prolongación de su jardín”, afirma la misma fuente. Tanto el parque pinatarense como el espacio natural La Hita, ubicado entre San Javier y Los Alcázares, constituyen dos oasis en la costa marmenorense y son un punto de encuentro de ciclistas y paseantes.
Por otra parte, la Academia General del Aire ha supuesto una ayuda adicional para evitar la congestión urbanística en el Mar Menor. En la década de los 60 se construyeron varios edificios de apartamentos en primera línea de playa, pero los vuelos de los alumnos del centro militar y la construcción del aeropuerto modificaron las normas urbanísticas y desde entonces sólo se pueden construir dos plantas para viviendas y para los hoteles.
Amplios jardines y urbanizaciones de estrechas calles
Los municipios de la zona norte del Mar Menor, San Pedro del Pinatar, San Javier y Los Alcázares presentan un aspecto diferenciado en cuanto a urbanismo se refiere y es fácil constatar en qué época se han construido las diferentes urbanizaciones por el respeto al medio ambiente y los espacios verdes de que disponen. Así, Los Alcázares, que se ha desarrollado urbanísticamente en los últimos años, cuenta con enormes jardines ya que se les ha obligado a los constructores a destinar un 20 por ciento de la superficie a zonas verdes, el doble de lo que estipula la ley. En el otro extremo, en Santiago de la Ribera se han construido largas hileras de dúplex de estrechísimas calles, en torno a la ermita de San Blas, que no se ajustan a las normas actuales.
Leer +:
http://www.elfarodemurcia.info/noticia.asp?ref=91424
No hay comentarios:
Publicar un comentario