Rafael del Barco Carreras
Barcelona 11-05-2012. Un buen capítulo para reafirmar la arbitrariedad de la aplicación de las leyes por parte de los jueces... hace 20 años como ahora... la Ley NO ES IGUAL PARA TODOS.
SEGUNDA PARTE 
Banco Garriga Nogués 
KIO 
Gran Tibidabo 
1984-1995
Cap. 16 18-10-94 prisión Javier de la Rosa. 7-11-94. Pascual Estevill vocal del CGPJ. Querella Marugán. Tercera querella, Albert García Reina, de la Caixa. Permisos Brians.
El último trimestre de 1994 
decidía el futuro de dos grandes personalidades catalanas. 18 de octubre, Javier 
de la Rosa, acompañado por su secretario Piñana, su segundo Narciso de Mir, y 
Ramón Fiter, a La Modelo, y Luis Pascual Estevill, al Consejo Nacional del Poder 
Judicial. El 7 de noviembre tomaba posesión de su cargo, elegido por unanimidad 
por el Congreso de los Diputados. ¡Unanimidad!. Las Cortes de Franco a las 
órdenes del Mando. El día 11 de noviembre entraba en prisión Juan Cruells 
Mercadé, por Presidente de Gran Tibidabo. Otro firmón, que pagada la fianza por 
De la Rosa, a los cuatro meses seguiría en Quail por un millón de pesetas 
mensuales. Folchi se libró de la cárcel, y varios más. Se inicia el “sálvese 
quien pueda”, y de paso la corrupción del Sistema. Narciso de Mir Faura 
conseguiría que la Audiencia le dejara en libertad sin fianza, “no era 
cooperador necesario”. De Mir, un ex empleado del grupo industrial de Banca 
Catalana, ¡como no!, y multimillonario. Se conocieron en el 82 en el IESE, y en 
el 86 montan Quail España SA. ¿Serían la misma Audiencia, el mismo país y leyes 
de mis tres años preventivos por encubrimiento?, y ¡aun faltaban agravios 
comparativos!. El menor que Piqué Vidal siga sin pisar la cárcel, o que los 
consejeros Samarach y Pujol juniors, ni molestarles. 
Días antes Marugán interpuso una 
querella por prevaricación ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, 
admitida de inmediato, con señalamiento de antejuicio. Teresa Fernández de la 
Vega, dicen, llamó a Miguel Roca advirtiéndole de lo inadecuado del 
nombramiento, pero en una carrera contrarreloj Pujol se salió con la suya. Su 
voz, oída y obedecida en Madrid. De entrada no desentonaba la respuesta del 
nuevo vocal de que una factura del Hotel Ritz de Madrid a su nombre encontrada 
en un registro a Arturo Piñana Bo, secretario de Javier, se trataría de un error 
ya que él apenas si conocía a De la Rosa y la factura la creía pagada por la 
Universidad de Madrid donde impartió un curso. Quince años de tortuosas 
negociaciones sin más referencia que una triste factura. Después abundarían las 
referencias. Aquel Piñana lo guardaba todo, cientos de cintas y grabaciones, y 
tanto guardaba que el triste y denigrado secretario se construía, cuando lo 
detuvieron, un palacete en Pedralbes. 
Obviando el nombramiento, el TSJC, 
Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, no se inhibió a favor del Supremo, y 
aceptó otra querella por delito fiscal. 
Javier me trajo suerte. En 
noviembre a un escaso mes que la Audiencia de Barcelona reafirmara a la Jueza de 
Vigilancia Remei Bona el poder otorgado por la Ley para conceder y denegar 
permisos, Instituciones Penitenciarias me otorga el primero. A dos o tres meses 
de la condicional, cuya concesión podría demorarse por la falta de permisos, y 
con la práctica de concederse a los tres permisos, la sentencia en el Supremo 
podría caer antes de la libertad. 
En la vista sobre mis permisos en 
la Sala 9 de Barcelona, Rucabado, sin demasiado entusiasmo, argumentó la novela 
como causa de persecución contra su defendido. La Sala al finalizar la vista 
pidió tres ejemplares del libro, a poder ser en aquel momento. Mi mujer, en el 
pasillo, cumplió el pedido. No pude entrevistarme con mi querido Rucabado, lo 
enterraron un día antes de mi permiso. 
No le hizo la misma gracia a 
Javier cuando en la mesa del comedor alguien le puso delante la novela. Le salió 
el energúmeno, “todo mentira, me estafó quince millones”. Buena memoria. Mi 
amiguete le contestó que Rafael estaba muy enfadado por los tres años pasados en 
la cárcel por su culpa, y eso aquí se veía mal. En la clase un alumno en 
contacto con Javier se mostraba implacable; “Rafael ese tío no ha podido hacer 
tanto millón... si es un yonki... los médicos le recetan las mismas pastillas 
que a un drogata”. Podría ser, cuadraba con mis premisas sobre los últimos 
tiempos, ni trabajando las veinticuatro horas del día podía montar tanto 
estropicio, y máxime si de las veinticuatro se pasaba varias bajo los efectos 
del alcohol y otras sustancias. Con De la Rosa en la cárcel, y Pascual en 
Madrid, entreteniéndose con su querido colega Moreiras, yo no existiría. El 
peligro pendía, un adecuado toque, tan propio de su personalidad, precipitaría 
la condena del Supremo. Algo fantástico, en la Audiencia Nacional Moreiras, en 
el Supremo, Sala de lo Penal, Bacigalupo, y en el Consejo General del Poder 
Judicial, Pascual Estevill. Garantizada la impunidad a los grandes. 
Iniciaba su carrera penitenciaria 
con ventaja, por treinta mil millones cuatro meses de preventiva frente a mis 
tres años por encubrimiento a su padre. Lo mejor de la detención, la espera en 
el parking frente a las dependencias judiciales donde Piqué Vidal pretendía 
contener al Juez Joaquín Aguirre. Hubo lenguas viperinas asegurando la amenaza 
del juez con De la Rosa o tú. Una pareja de la policía judicial acompañó al 
abogado al automóvil. A Piqué, 30 millones de fianza. Una minucia. Concesiones 
de la Justicia al que se va de la lengua, y se cree o interesa su versión. El 
número de monedas cobradas por Judas. Tratándose de “miseros” o “cristeros” un 
dígito bíblico. 
Para De la Rosa, muy densos los 
meses en prisión. De entrada, librado de la cochambrosa Modelo (donde la prensa 
le fotografía tras los barrotes de su celda mordiendo con afición un simple 
bocadillo, buen trabajo de información porque es imposible distinguir desde la 
calle o los pisos de enfrente, o la cámara trasmutarse en la carabina que 
liquidara al mafioso lionés). Trasladado a Brians, se negó a desnudarse y pasar 
por el espejo en el suelo para flexionándose observar el funcionario el ano por 
si escondía droga. Otra vejación fruto de la esquizofrénica e inútil lucha 
contra la droga. ¡Los inventos de funcionarios, y universitarios, para vejar al 
prójimo!. Extraño placer la aniquilación moral del “enemigo” vencido. En este 
caso, el funcionario acallado. El primer individuo con un Falcon 900, un yate de 
2.000 millones, y un helicóptero de 1.500, en prisión en España. Nada extraño 
que con la continua música de prensa y televisión sus compañeros le observaran 
como a un bicho raro, y encima, apuntado a diario al médico. Mejor que 
apuntarse, le visitaban. Un peligroso camino que se inicia para rectificar 
problemas vitales, siempre relativos, o en la cárcel el tan común de “hacerse el 
loco”, y termina el cerebro flotando en el limbo, zombi perdido. Algo 
conscientes serían los infinitos llamados desde el teléfono a su disposición, 
sobrepasando cualquier trato de favor. O la condescendencia de solo en la celda 
en un resguardado módulo especial para “destinos”, se entiende “enchufados”, o 
para no dañar su mente con la soledad, por si se suicidaba, elegían un compañero 
de “confianza”. No se tropezaría con uno de los que me tocó a mí, que en un 
ataque de sobredosis, de “mono”, o un cóctel de legales e ilegales, revolvió la 
celda y se dispuso a luchar contra un grupo de funcionarios dispuestos a sacarlo 
de “su casa”, gritaba. Y yo doblado bajo la tabla mesa. En cuanto a Javier, las 
órdenes sin duda de Pujol. El ancestral fascismo español, el jefe por encima de 
las leyes. Algún funcionario pagó con el traslado su democrático y recto 
entender del reglamento. Los telegramas enviados desde al Rey, Pujol, y todos 
los poderes sumaban páginas. “Aun estoy en prisión”, comenzaban o terminaban.
Al tiempo, el subterráneo y 
emisario Pascual se debatía entre mieles y tormentas. El 10 de septiembre de 
1994, aun le cobra al amigo de Javier y conocido suyo, Lorenzo Rosal Bertrand, 
de Textiles Bertrand Serra, y consejero del ex Banco Garriga, 25 millones en el 
pasillo de los juzgados, recogidos por quien pasado el tiempo, reconociera por 
la prensa, hijo de Pascual. Una puta enseñando el oficio a la hija. Un ejercicio 
de perspicacia valorar las posibilidades del cliente. Un peligro añadido, a su 
socio José María Huguet Torremade (con sus célebres barridos fiscales llenando 
sus cuentas en Suiza), inspector jefe de Hacienda de Barcelona, le inspecciona 
Jorge Buiren de Madrid (cinco años después se quejará de no encontrar el 
expediente). Y peor, el 30 de noviembre caduca el delito fiscal que su acérrimo 
enemigo Marugán ha documentado para iniciar un ataque en toda regla. 
Iniciado el ciclón, toma posesión 
de Delegado para Cataluña del Consejo General del Poder Judicial, a sabiendas 
que en su feudo los enemigos actúan rápido aceptando querellas. Una carrera 
contra el tiempo. Su mujer vendió cinco años atrás por 500 mil pesetas la 
totalidad de las acciones de una sociedad cuyo patrimonio real, una torre. “El 
Torreón”, en primera línea de mar en Sitges, no bajaba de noventa millones. 
Resistiría el ataque inicial, pero tocado lo estaba. Él mismo recurrió pidiendo 
que el asunto se viera en el Supremo. ¡Delegado para Cataluña!. Y en el “corral 
de la Pacheca” se especulaba del porqué la querella contra Javier de la Rosa no 
se destinó al Juzgado 26 de Pascual. 
Y otra querella. La tercera. 
Albert García Reina, delegado de la Caixa (un atrevido irresponsable el juez de 
la horca) fue encarcelado, decretando responsabilidad civil de 300 millones a la 
Entidad, por una presunta venta irregular de pisos que resultó regular (un tema 
procedente de la absorción de la Caja de Barcelona en 1990). Con la Iglesia 
hemos topado Sancho. Salió de la cárcel a los pocos días, normal, pero se la 
juró. ¿Pagó?, no se sabe. Tres querellas presentadas justo antes de su 
nombramiento. ¿Sabría Marugán o García Reina, con el que congenió, que por 
encima de su empecinamiento obró la política?. 
El nombramiento al Consejo 
Nacional del Poder Judicial, la espoleta. Los honores, académico, se aguantaron, 
pero escalar por encima de todo escalafón, inaguantable. La aceptación de la 
querella no venía condicionada por las pruebas de los delitos sino por el 
enfrentamiento entre las diferentes agrupaciones de jueces, las íntimas 
inquietudes por los altos cargos. Con los ofendidos por acusarles y extorsionar 
formarían piña los enemigos acérrimos que cada ascenso conlleva, escondidos tras 
la sonrisa y la enhorabuena. Es de resaltar que no actuaran de oficio con la 
Modelo, cuatro años, rebosando de extorsionados, o el específico y público 
cabreo del juez que sustituido en sus vacaciones le alteró testigos por 
acusados. Así muñía dos juzgados, el propio y la sustitución. En la Modelo no 
observé que en Julio y Agosto aumentaran las prisiones ordenadas por el Juez 
Pascual. 
El ascenso al máximo órgano del 
Poder Judicial quedará en los anales de la corrupción cerrado bajo siete llaves. 
Todos, Pujol en cabeza, mienten, sencillamente porque la vileza del nombramiento 
impide la verdad. 
Marugán, un desconocido en 
España, con intereses en varios países. En Nueva York y Suiza denunciaría al 
Juez y los abogados, Piqué Vidal y Rafael Jiménez de Parga. No perdonaría el 
cambio de testigo a inculpado en una de las muchas reclamaciones del Banco 
Español de Crédito, representado por Jiménez de Parga, por impagados del Banco 
Garriga Nogués, ordenando su detención. Tantos años pasados defendiendo al 
Ayuntamiento contra los del “Consorcio”, y las ubres de la vaca “Banesto” y su 
hijuela Garriga siguen dando leche. A quienes debió culpar del desfalco del 
Consorcio, Banesto y el Banco Garriga de Javier, son sus grandes clientes. Los 
americanos a miles de kilómetros lo ven claro y les aplican la Ley Rico, 
antimafia, asociación de estafadores. Las leyes americanas certeras en sus 
conceptos. 
Marugán no se contentaría con lo 
del fraude fiscal, pero entrando en cargos de prevaricación y extorsión el 
corporativismo, o miedos, salieron a la palestra poniendo palos en las ruedas. 
En Hacienda desaparecieron los expedientes de los últimos ochenta, acusado un 
desgraciado espadista de escalar por los áticos y ventanas cerradas, pero se 
reconstruyó el camino del dinero. 
Las primeras declaraciones de 
Pascual Estevill denotaban falta de imaginación y un desconcierto mental 
impropio de su oficio. Si Pujol con Banca Catalana se escudó en las cuatro 
barras y “su” Cataluña, o Felipe González vociferaba achacando de ataques a la 
Democracia las denuncias por los asesinatos del GAL, con profusión de millones a 
Suiza, casinos y amantes, o la infinita recua de simples desfalcos y reparto de 
comisiones, el juez creyéndose un elegido de las masas descargaba contra los 
denunciantes, vulgares chorizos con la recta aplicación de la Ley. 
Ante las primeras cifras de 
simples ingresos de decenas de millones en las agencias bancarias a mano (mil 
millones en los cortos años de judicatura, ¡rentable el empleo de juez!), o 
descubiertas sus cuentas suizas, se aturulló con créditos de amigos, el “Bueno 
para Cataluña”, o pagos de operaciones imposibles de detectar en declaraciones 
de renta. Los vales de 50 millones del dinero negro de FECSA sin justificación. 
Marugán, dispuesto a que le acusaran de soborno con pena de cárcel, y con suerte 
la Ley se ajustó al escándalo, extorsión. 
Las declaraciones a la prensa, ni 
sus compinches en la Judicatura, le salvarían (un fondo de pocos amigos, y 
selectos implicados), lanzándose a un ataque masivo abusando y presionando con 
su cargo de Delegado para Cataluña del CGPJ. La primera vez que se 
inspeccionaban tantos juzgados, empapelando a la mayoría. Razones le sobrarían, 
sin embargo no era razones lo buscado sino su coraza protectora. El terror se 
adueñó del Palacio de Justicia, acumulando enemigos. 
Mi estado de ánimo se apaciguaba 
ante tantas contrariedades. Esperaba no utilizar de nuevo mi novela de argumento 
ante las arbitrariedades. La Juez Remei Bona, obstinada recibiendo a mi mujer, 
“ni hablar de permisos”, y tan descriptivo el abogado de Abel, Salinas, “no hay 
nada que hacer, no se trata de dinero”. El tercer grado previo a la condicional 
urgía. En condenas “económicas” y ante un comportamiento perfecto no se 
demoraban las concesiones penitenciarias. El inicio de sin “libertad con 
fianza”, podía concluir peor. 
Y para Javier entra en liza el 
Bufete Jufresa, mi abogado en sustitución de Rucabado. Otra sorpresa. No se 
deshace de Piqué Vidal, no puede, dice y repite, por lo del padre, lo contrata 
de apoyo. Sin embargo la evidencia de intereses encontrados, sospechar que Piqué 
deberá defenderse, puesto que no en vano es consejero de la sociedad, y en los 
ambientes jurídicos se comentaba con descaro la incongruente posición de letrado 
y acusado, y aun manifestando que Javier no podía tener otra defensa que la 
suya, aconsejaba enfriar las relaciones con Piqué. 
El tejido de los implicados, De 
la Rosa, Piñana, De Mir, Cruells, Fiter, Soler, en cerrada omertá, le lleva a 
fiscalía a pensar que el “cerebro” de las desapariciones de miles de millones se 
decanta hacia Piqué Vidal, sin tiempo perdido en el Ideal, ni nublado el cerebro 
por los cócteles. El verdadero virtuoso. El abogado, consejero de Urbas, con 
Fiter de hombre fuerte, que cierra operaciones con Bueno, de tantas ruinas como 
Fiter. Se compran, se prestan, se sustituyen pagarés por otros en que Fiter 
confiesa que todos sabían que la firmante se encontraba en quiebra. Operaciones 
cruzadas con el único objetivo de llevarse lo máximo posible en crudo. ¡Que 
perspicaz la Fiscalía!. “Hombres de paja”, conscientes o inconscientes. 
Mil millones de fianza presta el 
Banco Popular Español. Y si por las firmas sospecharan sobre lo irracional de 
las operaciones financieras, la fianza situaba a banco y avalado en la mesa del 
pasteleo mafioso. El Opus del ínclito Termes y de los Valls (Cacho cita amistad 
con Luis Valls). El abc del blanqueo de capitales, se ingresa en paraíso fiscal 
y se concede un crédito o aval en España. ¿El coste?, o imposiciones, en este 
caso de miles de millones, propias o sociedades y fundaciones, puede que 
administradas por abogados holandeses y barceloneses, o además de la imposición 
de un mínimo de los mil millones unos costes compensando el enorme “favor”, por 
ejemplo, un diez por ciento, cien millones, o menos y un resto en negro. Ad 
mayoren Dei gloriam. ¿Se confesarían a por una avemaría de penitencia?. La 
Fiscalía se interesó... hace diez años...
 





 
 
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