Rafael del Barco Carreras
Barcelona 9-05-2012. La semana dedicada a Bankia oscurece la imposible "subasta", ofreciendo 8.800 millones de euros de "ayudas" (o eso publican) a quien absorba la CatalunyaCaixa de Narcís Serra, uno de los pilares de LA GRAN CORRUPCIÓN.
Se diría que esa caixa no tiene solución, que los tres o cuatro únicos posibles adjudicatarios no la quieren ni con el total aval del Estado y dinero añadido. Creo que se entiende bien que tipo de buitres han forjado los 30 años... y solo se retiran cuando apenas quedan los huesos.
SEGUNDA PARTE 
Banco Garriga Nogués 
KIO 
Gran Tibidabo 
1984-1995
El 21 de marzo de 1994, Cambio 
16, con portada de Javier cubierto a lo moro, de nuevo como con su padre en 
1979, utiliza la palabra “timo”, y se empeña en una versión donde los poderes 
sufren por culpa del genio de las finanzas. Felipe González, o su enemigo del 
alma, Narcís Serra, o el mismo Pujol cediendo a las presiones en Gran Tibidabo. 
¡Un inaguantable sufrimiento!. Si los dientes cayeran con las mentiras, a los 
grandes políticos no le quedarían ni las encías. Los grandes utilizan 
intermediarios que de su cuenta a las de sus jefes, numeradas, impersonales, 
abonan dinero sin registrar nombres. Un Jet saltando de paraíso en paraíso borra 
los rastros. Y Cambio o La Vanguardia publicarán los sufrimientos de los 
líderes. 
Todas las publicaciones se 
sumaban a la fantasía. Morbo de millones, jet y yates. A falta de orgías, el 
muchacho las cargaba a los demás, resucitaban las del padre. Para la prensa, un 
escándalo sin mujeres es un jardín sin flores. El País, día sí y otro también 
llenaba titulares. Sesgados. El día 13 de marzo del 94, domingo, a página entera 
“Javier de la Rosa”, “... Antonio de la Rosa Vázquez procesado y fugado al 
Brasil tras efectuar en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona uno de los 
fraudes del tardofranquismo. Así lo cuenta Rafael del Barco, ex secretario de 
Antonio de la Rosa y autor de una historia en clave de ficción escrita en la 
cárcel Modelo, donde cumplió condena por aquel desfalco. Acompañado siempre por 
el penalista Juan Piqué Vidal, el financiero se mueve con agilidad felina en la 
tangente política negocios, como lo demuestran sus pagos políticos realizados 
durante la guerra del Golfo, desvelados ahora por un ex alto cargo de Kio. Sus 
excelentes relaciones en los ambientes de Convergencia i Unió (CIU) indican el 
sesgo de sus inclinaciones políticas. Ya al principio de los años ochenta estuvo 
muy vinculado a los equipos de Adolfo Suárez, gracias a su relación con Aurelio 
Lito Delgado, secretario del ex presidente del Gobierno y puente en la 
financiación del Noticiero Universal, auténtico órgano catalán de UCD en 
aquellos años”. 
Cada medio barriendo para los 
suyos, o marginándolos, otra forma de mentir. No citar a sus socialistas, o 
calificarlos de enemigos y sufridores, simple cretinismo informativo. Y lo de 
“secretario” encarcelado cuadraba en el guión. Nadie informó que sus verdaderos 
secretarios fueron Enrique Tintoré Cazurro, empleado y abogado acusador por el 
Consorcio, y su propia hija Pilar. Y en el Consorcio, el cargo que oficialmente 
tenía Antonio, secretario, lo ocupa Pedro Vega Panizo, antiguo empleado y hombre 
de los De la Rosa de toda la vida. Sus empleados y secretarios, que nunca vieron 
nada sospechoso ni en Antonio ni en la Institución donde bien claro dejaría una 
inspección de Hacienda que el control y la contabilidad eran un enorme pastiche. 
Decenas de años cobrando para hacer la pelota a su jefe Antonio. Al paso de los 
años una nebulosa la tal jefatura, solo “secretario del Comité”. Mis dudas sobre 
el verdadero autor. Tenía poderes, y peso en la Delegación de Hacienda, hombre 
del Régimen, pues “jefe”, todos los demás de Comités y Asambleas, y Delegado del 
Estado, a “parar la mano”. Mi explicación para entender. Al gracioso “orgías” la 
prensa seguía con “secretario”, una condena sin retorno.
Por encima de la verdad, la 
prensa selecciona creando la propia, y el olvido cimenta la historia. Nada sobre 
el rocambolesco proceso en el Juzgado de Instrucción nº. 3 de Reus, 
procedimiento abreviado 90/90. “Un incendio de grandes proporciones que afectó 
en cadena a gran número de sistemas relacionados con la seguridad de la 
Central”. La Central Nuclear. FECSA, y concretamente su presidente Luis Magaña y 
consejero delegado Jaime Carrasco, conociendo bien las persuasivas 
intervenciones de Piqué Vidal, le pagan por pactar con la parte contraria 
“acción popular”, Marc Viader de abogado, les cambie de acusados a testigos. 
Cita en el libro del ex secretario, y una operación con una finca a favor de 
Viader y dos cheque librados por el Central Hispano por 70 millones de pesetas. 
Otro buen año para Piqué Vidal, a pesar de publicarse por primera vez su íntima 
relación con el financiero. FECSA, indispensable para la gran corrupción 
barcelonesa, y su abogado Juan Vives de Hinojosa. Se cruzó y cruzará en varias 
historias. Los millones en negro abundan. Después se complicarían las relaciones 
entre Piqué y los Vives. Lo de menos el incendio en la Central Nuclear, en torno 
a FECSA circulará, como la electricidad a través de sus tendidos eléctricos, 
buena parte de la corrupción, sin rastro y sin condena. Rastro si hubo, unos 
vales de caja por cientos de millones, corriéndose un tupido velo. El pobre 
secretario de Piqué terminaría procesado.
Si la segunda o tercera negativa a mis solicitudes de permiso, ratificadas por la jueza de Vigilancia Penitenciaria, Remei Bona, presagiaba mal futuro, mi ánimo por los suelos por el nombramiento de Luis Pascual Estevill como miembro de la Academia de Jurisprudencia y Legislación de Cataluña. A pesar de, no ya rumores, gritos, y letra impresa, pregonando las andanzas del juez del 26, la flor y nata de la Ciencia del Derecho en Cataluña le sienta en su Sanedrín. Quince mil profesionales del Derecho colegiados tendrían de faro y referencia al Doctor en Leyes, Luis Pascual Estevill.
Si la segunda o tercera negativa a mis solicitudes de permiso, ratificadas por la jueza de Vigilancia Penitenciaria, Remei Bona, presagiaba mal futuro, mi ánimo por los suelos por el nombramiento de Luis Pascual Estevill como miembro de la Academia de Jurisprudencia y Legislación de Cataluña. A pesar de, no ya rumores, gritos, y letra impresa, pregonando las andanzas del juez del 26, la flor y nata de la Ciencia del Derecho en Cataluña le sienta en su Sanedrín. Quince mil profesionales del Derecho colegiados tendrían de faro y referencia al Doctor en Leyes, Luis Pascual Estevill.
Si malo era el nombramiento, peor 
quienes le auspiciaban, conocidos míos y de los casos en celebridad. Con las 
bendiciones del presidente del “Consell Consultiu” de la Generalitat, el doctor 
y catedrático, Francisco Fernández de Villavicencio, y apadrinado por asimismo 
doctor y catedrático de Penal Octavio Pérez Victoria, y el Presidente Josef Juan 
Pintó Ruiz, el 26 de marzo de 1994, leería el discurso de toma de posesión, “La 
culpa in contrahendo”. Continué leyendo para entender el latinajo, una lengua 
que a mis dieciséis años leía y traducía con fluidez se me había olvidado por 
completo, y ni recordándola lo hubiera entendido. El discurso, al estilo del de 
ortodoxos y heterodoxos sobre la Trinidad, para refinadas mentes o la crema de 
la Sabiduría. Contestado por su profesor particular de la tesis doctoral, Puig 
Ferriol; “constatamos, a menudo, su admiración por la carrera judicial, que 
seguramente ha constituido para él durante muchos años una especie de vocación 
secreta”. No leí entonces que de los treinta académicos votaron dieciocho, y en 
la sala de actos del Colegio de Abogados de oyentes los fiscales Mena y Jiménez 
Villarejo. Y Puig Farriol discurseando sobre la verdadera obsesión científica 
del nuevo académico, la “responsabilidad civil”, su otra “vocación secreta”. 
¡Qué jauría!. 
¡Joder!, ¡joder!. Lo único bueno 
de aquella fantasmal barbaridad, situarlo a tan lejos rasero del suelo que a la 
fuerza se olvidaría de mí, un puto preso bien empapelado y enfangado en un 
complicada tela de araña. Ni siquiera mosca cojonera. Y me olvidaba de mi 
novela, de mi despido en el 82, y de su podrida personalidad en el 92 en 
evidencia desde mi lugar en la Modelo. La vieja amistad con el catedrático de 
Penal Octavio Pérez Vitoria, abogado de Bruna, adquiría una sospechosa magnitud, 
ya probada en mi propuesta a Bertran de Queralt, y otro tanto la ignorada con 
Villavicencio, catedrático de Civil, y mi profesor en el Instituto Bancario, 
consejero en la sustitución de Pascual. Se me mostró el Consell Consultíu de la 
Generalitat, Piqué Vidal y sus intimidades con Pujol, y Pascual Estevill, 
recomendando una acción negativa, o nota en el expediente, y mis años en la 
cárcel se multiplicarían. 
Nadie de aquella pocilga se 
libraba de tortuosa relación con Pascual, y profundos conocedores de lo fraguado 
y ya apuntado en sueltas noticias. ¡La cumbre del Derecho Catalán!. Y con el 
Presidente avalista, el Excelentísimo José Juan Pintó Ruiz, miembro o Presidente 
de un sin fin de instituciones en Cataluña, mi imaginación se aceleraba. ¿Por 
cual de sus muchos cargos y títulos le apretaba Pascual obligándole al aval?, ¿o 
la connivencia y relación mafiosa hacía innecesario el chantaje?, ¿o simplemente 
un favor a Pujol?. Ex presidente de la compleja Caja de Barcelona, fusionada a 
la Caixa (misteriosa fusión), ex decano del Colegio de Abogados (¿de cuando las 
misteriosas minutas del Caso Consorcio?), Presidente de la Fundación CAIXA, 
magistrado del Tribunal Superior de la Mitra de Andorra, vocal de la Comisión 
Jurídica Asesora de la Generalitat de Cataluña, ect.ect. Andorra, de nuevo.
Pasado el tiempo y novelando mi 
eterna “Zona Franca”, ya por los tres mil folios, al leer las dos 
contradictorias biografías sobre Pascual Estevill, al bucólico y romántico 
cabrero y analfabeto de los dieciocho años, tan machacona y sospechosamente 
repetido, añadí el camarero o “palanganero” en un célebre moblé de la carretera 
“la Rabasada”. Hacia el Tibidabo antes de la gasolinera al llegar al “revol de 
la paella”. Unas actuales ruinas que inspirarían a Agata Cristie. Exquisito y 
caro establecimiento para gente de relevancia social. Parés repetía lo de 
camarero en el Tuset de la gauche divine, por los 60. ¡Vete a saber!. 
 
Si su “palo delictivo”, 
especialidad, la extorsión y chantaje, situé a mi personaje, transmutado en Luis 
Bailén, de trepa social y académico a base de chantajear a ciudadanos de gran 
calibre. En el franquismo, el adulterio penado, a los homosexuales se les 
chantajeaba con total impunidad, y un pederasta no se libraba de la paliza en 
comisaría y otra de muerte en la cárcel. ¿Porqué no chantajear a algún probo 
doctor en leyes, descubierto en sus flaquezas, para licenciarse y doctorarse?. 
La fantasía no es tan descabellada como parece. A finales de los sesenta hubo un 
funcionario del Ministerio de Educación vendiendo títulos “legalizados” de 
licenciado de Derecho, y otros. Un caso exculpado, ejerciendo de profesor 
particular hasta hace poco. La prensa del Régimen no entraba en situaciones tan 
escabrosas, aunque algún suelto se colara. Actuaciones de falsos titulados los 
ha habido a cientos. Yo conozco quien aun hoy en día tiene su despacho lleno de 
cuadros con títulos falsos, y firma sus escritos a los juzgados con número de 
colegiado inventado. Internet y los bancos de datos se lo está imposibilitando. 
Abogados “ful” los ha habido muchos. Entre psicópatas y falsificadores anda el 
juego. Listillos aprendices o ex estudiantes pasantes de bufete han actuado de 
profesionales con brillantez. Y altas cotas a mano, como lo demuestra Roldan, 
otro triunfante a lo Pascual Estevill, en cuya tarjeta de visita estampó el 
“ingeniero”. Entre vagos recuerdos, me viene a la memoria una conversación con 
Parés por el verdadero nombre de Pascual, puesto que en comentarios había oído 
“Luis Pascual de Estevill”. La verdad, en sus formularios no utilizaba el “de” 
aristocrático. Entre falsario y estudioso anda el juego, un juego propicio al 
ambiente “político-profesional” a rebosar de corrupción. 
Cuando le lanzan con descaro al 
estrellato de la Ciencia Jurídica, los periódicos lejos del “Juez Estrella” le 
apeaban de las constelaciones. Callados sobre el tópico contra los “ricos”. 
Voces quejándose de pasteleos y rápidas salidas de prisión. En su descargo, es 
bien sabido que los Sabios no escuchan las vulgares súplicas del populacho, y la 
prensa su representante. El nombramiento y las insinuaciones periodísticas de 
altos designios para mi ex abogado en el Consorcio, caso de referencia al 
mostrar su “reconocido prestigio”, ningún periódico publicó nunca que le 
despedí, no me presagiaban nada bueno. Cuando transcurridos unos años pregunté 
al autor de la más aceptable de las biografías porqué argumentó su fracaso en el 
juicio del Consorcio si él no me había defendido, de nuevo “por las hemerotecas” 
contestó. Socorrida excusa. Evasión común. “Lo dicen los periódicos”. Las 
dichosas hemerotecas no solo no se dignaron atender mis cartas y escritos 
públicos, ni siquiera tomaron nota. El pataleo de un preso no encajaba en la 
versión oficial. 
De la Rosa trinaba contra mi 
novela, y una simple de la infinidad de sus llamadas podía estampar en mi 
expediente penitenciario la “cruz en rojo” fatal. Y las casualidades 
sobrepasaban el tres fatídico convirtiéndolas en prueba. Un “del Barco” 
suspendía en su perfecto e universitario catalán en un concurso a ingeniero 
funcionario donde once plazas de contratados se convertían en fijas, y por si 
fuera poco, un permiso a la boda de mi hija mayor, prometido con pago de 200.000 
al mismo abogado de los permisos de Abel, condenado a doce años por tráfico de 
heroína, y cumpliendo desde el mismo enero del 92, se transforma en una salida 
vigilada por cuatro enormes mossos de escuadra y esposado. No pagué. Quince años 
después las fotografías de Mario Conde con tres días de permiso por la boda de 
su hija, condenado a veinte años, harían preguntarme de nuevo si yo vivía en el 
mismo país que De la Rosa y Conde. Indiscutiblemente que sí, por cuanto 
arbitrariedad y corrupción, nos hermanaban. Descontando redenciones me faltaban 
pocos meses para la “condicional”, ¾ de condena, si me la concedían. Y la fecha 
llegó y ni siquiera los permisos. 
Pascual, sube, De la Rosa, baja. 
El 5 de abril de 1994, precipitándose los acontecimientos, es relevado como 
primer accionista de Gran Península, y de presidente su hombre y cuñado Alfonso 
Maristany. La casualidad sitúa siempre en las esquilmadas poltronas a hombres de 
su gran confianza, convertidos oportunamente en oponentes o enemigos, y que 
callarán por su implicación voluntaria o inconsciente. Pactos entre la Caixa, 
Pujol y dicen la Pearson americana. Una enorme tempestad por un desvío de mil 
millones, ¡qué importancia tendrían mil millones entre milmillonarios!. Todos 
mareando la perdiz por mil millones con aval de la Generalitat, y los treinta 
mil millones de nueve mil sufridos ahorradores, ¡qué se jodan!, y tanto les 
joderán que su en teoría activo principal, el parque de Vilaseca y Salou, les 
desaparecerá cambiado de nombre. Port Aventura. Vilarasau se desmarcaba con 
manifestaciones públicas, racionadas y desconocidas en el superbanquero de 
Cataluña, y Pujol, ante las presiones de De la Rosa, discurseará sobre lo 
conveniente para Cataluña. La suspensión de pagos del grupo KIO y su mala imagen 
desprestigiaban el gran parque de atracciones. Los pequeños accionistas, 
impuesto un mayoritario y la inversión, se quedan sin “empresario modelo” y el 
gran activo de su sociedad. Once años y aun se discutirá la retroacción de la 
quiebra para obligar a quien por peso y posición dominante, la Caixa, se apropió 
del parque, que nadie sabe si fue un buen o mal robo a los restantes accionistas 
sin voz ni voto. Por si faltaban pocos a reclamar aún colean recursos a los 
expedientes de expropiación. La CAIXA, principio y fin de Javier de la Rosa 
Martí. 
Y continúan sus amarguras, el 19 
de mayo del 94, una carga de profundidad repercutiendo en toda la cadena de 
procesos. La Corte de Londres se declara competente en la demanda presentada el 
13 de abril del 93 por el Grupo Torras contra sus anteriores directivos, De la 
Rosa, vicepresidente, Miguel Soler, director financiero, Jorge Núñez, presidente 
de Torraspapel, Juan Piqué Vidal, secretario del Consejo de Administración, 
Narciso de Mir, director, Juan José Folchi, letrado del grupo, Plinio Coll y 
Michael Russel, de diferentes sociedades intermediarias, y los kuwaitíes Al 
Sabat y Al Jaffar, de la oficina en Londres de KIO, y Mouzarkel, director de 
Torras Londres. Las supermillonarias indemnizaciones pedidas por los contratos 
blindados terminarían en la hilaridad de los jueces de lo social en Barcelona. 
El tema se desmadra a nivel internacional. Y lo delicado, su orgullo, por los 
suelos en una fiesta en el Up & Dow, increpado por un acreedor. Se acabó su 
soberbia y chulería en público. 
Pero como en todas sus etapas 
exige reconocimientos y con total desvergüenza del pujolismo el Parlament 
escribirá en sus actas: “El Parlamento de Cataluña acuerda felicitar al Gobierno 
de la Generalitat por las relaciones que ha mantenido en estos últimos años con 
el financiero Javier de la Rosa. En estas relaciones sujetas al interés de 
Cataluña...”, y continúa hasta hacer extensiva la felicitación a sus 
colaboradores: Joseph M. Cullell (ex Consellé), Miró y Ardévol (ex Consellé), 
Vicenç Oller (ex Consellé), Carles Vilarrubí (ex Director General de la Entitat 
Autónoma de Jocs y Apostas de la Generalitat), Inma Folchi (esposa de Miró y 
Ardevol), Elena Roca-Junyent, directa colaboradora de Narciso de Mir, (cerebro 
de Gran Tibidabo o “alter ego”, dirán los autores), Carles Malfeito (cuñado de 
Masiá Alavedra, Consellé de Economía), ect. Los que con supersueldos y repartos, 
obedecen, callan, y hacen posible los expolios, además de la conexión directa 
con los padrinos supremos.
Cruzando nombres, entre lo mucho 
publicado en los diferentes frentes, colocando y quitando personajes con la idea 
de contabilizar por diez lo que cuesta uno, en el encaje de bolillos de la 
última gran estafa girando en torno a Javier de la Rosa se encuentra Josep Gomis 
(antes José). Sus fotos de falangista, rindiendo pleitesía a Franco como Alcalde 
de Montblanch, se repartirían en el Parlament. De falangista a Presidente de la 
Diputación de Tarragona por CIU. Un cacique. De hombre clave en el arreglo 
político entre ayuntamientos para la realización del Parque asciende a Consellé 
de Gobernació, y ya de bajada, a Delegado de la Generalitat en Madrid, cuando 
Pujol, hombre clave por sus 20 diputados, no necesita especiales esfuerzos en la 
Capital. Y después de los ayuntamientos entra en el juego la Caixa de Tarragona, 
de la Diputación, que Javier intentaría utilizar para transformar en su dinero 
los miles de millones de la gran Caixa y los avales de la Generalitat, como el 
Banco Garriga con el empréstito al Consorcio. Indispensable un banco. ¿Cuánto 
consiguió antes de los mil millones finalizando su vida de “empresario modelo”?. 
Quizá Gomis estorbara a Pujol en Barcelona. Poca carne para la corrupción 
barcelonesa si no fuera que la denuncia del abogado Obregón le sitúa entre los 
hombres del Juez Fernández Oubiña, cuando ejercía en Reus y de Alcalde 
franquista en Montblanch, relaciones que continuarán con el sucesor en la 
alcaldía Salvador Nogués Olivé. Esas relaciones que en manos del Juez, Javier y 
Piqué Vidal acabarían con las fincas familiares de Odena y sus condenas a 
prisión, con antecedentes por incendio forestal, confesión arrancada el año 1964 
por la Guardia Civil, con una madera comprada por Nogués, rival lugareño y 
familiar del adoptado Odena. Si con Vicenç Oller ex colaborador directo en el 
Banco Garriga, Pujol no tenía suficiente para conocer al dedillo lo sucedido en 
el Banco, para otra de las ocupaciones de Javier, más sórdida y mafiosa si cabe, 
le informaría su propio Consellé de Gobernació Gomis. ¿Le dictaría la famosa 
frase de “empresario modelo”?. Si algún curioso pretendiera satisfacer sus 
inquietudes que no recurra a la hemeroteca del Diari de Tarragona, porque entre 
su procedencia del Movimiento, su compra con intervención de De la Rosa, y el 
control de Gomis, además de una incomprensible versión, se marearía. 
La Caixa de Tarragona, o los 
políticos, sus prácticos dueños, paliaron el enredo, o sea, que no se 
entendiera. Las cajas locales repetían desde que la ley les permitió hacer todas 
las operaciones bancarias la mecánica que llevó a la quiebra por los 80 a 
decenas de bancos, grandes operaciones de préstamo y descuento con grupos 
concretos, siempre ligados a políticos locales. Al filo de la estafa Caixa 
Layetana perdió miles de millones con Juan Sempere, Caixa de Manresa con Irla, o 
la Caixa de Girona vendería pisos a precio de regalo tapando vocas, sin 
conseguirlo, puesto que los oponentes políticos locales llevaron al juzgado a 
los rectores de las últimas décadas. Y no falta la unión con las épocas del 
banquero Pujol, con Salvador Carrera del Banco de Gerona absorbido por Banca 
Catalana, y ahora en la Caixa de Gerona. Leer en El Triangle.




 
 
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