Rafael del Barco Carreras
Barcelona 25-05-2012. Cuando oigo que nuestro Sistema Jurídico es el más garantista del Mundo... recuerdo las pocas garantías otorgadas a los simples mortales y las corruptas concedidas a mis personajes... y no hablo de oídas como algún comentario me achaca... lo padecí en cuerpo y alma.
Un ejemplo, el citado en este artículo Caso Croesus... tras la condena en la Audiencia Nacional... la absolución por prescripción en el Supremo...
Y no es corrupta la prescripción... LA GRAN CORRUPCIÓN radica en que se juzga en 2007 el enredo del !!!año 1988!!! con Enrique Sarasola, ya fallecido, íntimo de Felipe González, por el que se le paga 35 millones de dólares por las acciones y servicios prestados en la venta de URBANOR a los kuwatíes...
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TERCERA PARTE 
Luis Pascual 
Estevill 
Juan Piqué Vidal 
Jordi Pujol 
  1995-2005
14 
En el 2003, De la Rosa ganaba otra 
partida, Tercer Grado y a la calle. Atrás dejaba los nuevos compis, desgraciados 
sin un duro para comprar nada. Insolventes profundos. 
Al tiempo que los justicieros tanques 
americanos acababan con la dictadura de Saddam Hussein (tan rentable para los 
políticos españoles cuando invadió Kuwait), Javier de la Rosa, conseguía el 
primer Tercer Grado, de la condena a dieciocho meses. Concesión batiendo todas 
las marcas administrativas. No era el único en batirlas, siempre por corredores 
de fondo del equipo oficial, y merece una reflexión. Un pulso entre la 
Generalitat, los Jueces de Vigilancia Penitenciara y el Gobierno Central con sus 
fiscales metiendo maraña. O eso parecía, querían que pareciera, y publicaban. 
Con causas en el Supremo y con peticiones de diecinueve años por el Caso Croesus 
en juicio, y varios pendientes, De la Rosa daba, por enésima vez, fe de la 
corrupción reinante. Ignoro que me contestaría la jueza Remei Bona, o la propia 
Junta de Tratamiento de Brians. Esa si sé que contestaba, “un caso especial”, y 
los había otros, desconocidos. Pujol, sin jugarse las elecciones porque ya no se 
presentaría, dominando las competencias penitenciarias, pasaría por encima de 
carros y carretas. 
La Sala que le condenara a cuatro meses 
por las cartas falsas del Emir vio su condena elevada a dieciocho meses por el 
Supremo, y sin atenerse a concesiones ordenó su cumplimiento en prisión. Primera 
condena en firme. A Pujol las salas de Justicia no le impresionaban, y aplicando 
sus poderes (que no la Ley) en unos días a la calle. Tercer Grado. Ni Kafka 
acertaría a describir tanto disparate. De cuatro meses a dieciocho, y de 
dieciocho a veintiún día. ¡Derroche de impuestos!. ¡Carreras y doctorados de 
Derecho quemados en el altar de la Corrupción!. La tragicomedia se repetía. El 
esperpento iniciado con la “prisión domiciliaria” continuaría. Cada estamento 
contraponiendo sus arbitrariedades. 
A finales del 2003 coincidíamos de 
nuevo en Brians. Sería difícil precisar días o meses porque la evolución de la 
primera condena de Javier no se atenía a ningún reglamento penitenciario. 
Vigilancia Penitenciaria anula el Tercer Grado, y la Generalitat le concede un 
100.2, trabajar en la calle y dormir en la prisión. Un follón porque el servicio 
aun no estaba inaugurado en la prisión de Brians. Perdí la cuenta de varias 
concesiones de Tercer Grado y su revolcón judicial. Trabajaba en la Cruz Roja de 
Martorell o servicios sociales en la Parroquia de San Odón de Barcelona, donde 
antes pasara el cepillo los domingos. Imposible tanta actividad si parte de esa 
condena se cumplió asistiendo al Juicio en Madrid de su primer caso 
multimillonario de los varios en que se desgajó la inicial denuncia de KIO, 
defendiéndose a sí mismo. Había tanto delito, que el juez Moreiras no descubrió 
en el Código Penal, que el proceso se desglosó en varios, multiplicando delitos 
y futuras condenas. 
Y por fin, la concesión a la tercera 
del Tercer Grado, otro monumento al disparate. Javier mostraba 
“arrepentimiento”, firmó el Juez de Vigilancia a propuesta y dictamen de la 
Junta de Brians. La Gispert, consellera de Justicia, suplicando a los jueces que 
lo soltaran, y sin vergüenza, en la televisión, les acusaba de discriminarle por 
ser quien era. Patético su discurso en el Parlament. Una novedad tanto 
movimiento político por un preso, declarado insolvente, sin presencia 
empresarial, la última cumplía diez años, sin incidencia social y menos 
política, en fin, que ni legal ni contractualmente significaba nada para nadie, 
excepto su familia, ¡sí así era!. Si había ruido, había nueces, millones de 
nueces. Los políticos acojonados por soltarlo. La mecánica huele más a chantaje 
que a dinero. De Brians le envían a la Roca, a cumplir su último Tercer Grado de 
los concedidos en tres meses de prisión. 
Se repetía el trato especial y la 
selección de compañeros. No aguantaría como yo otro Silvestre, treinta y cinco 
años, con Sida, y demás infecciones, tan avanzado que le costaba al Estado no 
menos de ciento ochenta mil pesetas mensuales (precio marcado en las cajas de 
los medicamentos). Aguanté unos tres meses. La única ventaja, dormía todas las 
horas de celda, y hasta en el comedor con el cubierto en la mano. El abuso de 
tranquilizantes se palpaba, y de colofón metadona. Más de una vez se la vendió 
con el método de boca a boca. Ignoro si entendía mi obsesión por la limpieza en 
la celda, aunque descarado una vez me soltó “no te voy a pegar nada...”, “lo 
hago por ti, estoy tan fuerte que uno de mis virus rechazado te infecta y la 
palmas”. La ventaja de dos por celda desaparecía compartiendo con semejantes 
personajes, aunque la metadona los inutilizara y ya no se repitiera ni la pelea 
del Silvestre de la Modelo, ni el ataque de sobredosis o mono del que destrozó 
la celda. La única conversación consciente, una detallada exposición de la 
evolución de su enfermedad con toda clase de indicadores numéricos sobre sus 
defensas y dosis de metadona, y la ineficacia del combinado de antivirales y 
fármacos de última generación por inmunización. Desde el primer momento me negué 
en redondo a ni un céntimo (para porros o heroína) a “devolver”. Cambio de celda 
con mi ya amigo el “francés”, de mi edad y compartiendo el destino de 
bibliotecarios. De nuevo la biblioteca. Un buen rincón.



 
 
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