Rafael del Barco Carreras
Barcelona 5-04-2012. “Senyo Rafel el busca la policía”.
Anteayer día 3 al atardecer una pareja de uniforme se presenta en un domicilio
donde jamás he vivido, pero donde me conocen. Ni que decir tiene, a pesar de
mis abundantes y amargas experiencias, o precisamente por ellas, el aviso
impresiona. Además he de advertir que sin notificación alguna en la dirección
de mi DNI y empadronamiento, donde habitualmente resido, y en ese preciso
momento me encontraba.
Intentaré recomponer mi tiempo. De inmediato pensé en algún
cabreado corrupto con antecedentes en la Policía. Con lo de “antecedentes” me
refiero a la corrupción necesaria para enviarme una pareja. Y si hace más de
una década, ante una denuncia falsa huí… ni se me ocurrió… a por los 72 años,
toda huida es inútil.
Razoné que no tardarían en presentarse en mi domicilio, y me
debía anticipar. En quitarme el pijama y vestirme, batí un record. Plaza
Cataluña, la primera comisaría de los Mossos que se me ocurrió. Sería la
primera vez que entrara en unas dependencias de la Policía Autonómica, muy
recordada por las infinitas fotografías de cuando los Indignados, Pista de
Hielo, y demás manifestaciones.
Serían las 10 de la noche, y dos jóvenes me atendieron
inmediata y a la perfección. “¿Me dice usted que ni se me busca ni hay
constancia de ningún servicio para localizarme o detenerme?”. La pregunta la
repetí en catalán en todos los giros imaginables, y en catalán seguimos.
“¿Puedo pensar que no fueran policías?”. “O que no fueran
mossos, me contestó”. “Eran mossos, sin duda”. Ante mi extrañeza, y consultando
de nuevo en los ordenadores lo que sin duda formaba un extensa ficha, me
repitió varias veces lo mismo.
“¿Me voy al juzgado de guardia a denunciar?”. “Yo de usted
me iría a la Plaza de España, ésta es una comisaría pequeña y para el entorno, y
allí podrán informarle con total conocimiento”.
Más de lo mismo, y contundentes las respuestas. Sin duda no
había ni allí ni en ningún lugar una orden que movilizara en mi busca a la
Policía. A la pregunta de personarme en el juzgado de guardia, me aconsejaron
que si acaso por la mañana.
No dormí. Sin duda el denunciante ¡si lo había! o la pareja
de policías, aparecerían en mi
domicilio. Habían conseguido intranquilizarme.
Ayer por la mañana, sin nadie que molestara mi insomnio, me
personé en la nueva Ciudad de la Justicia. Una maravilla. Traspasando a los
ruidosos manifestantes por las últimas detenciones de “violentos callejeros”,
me dije “mal momento”.
Si la policía me asombró por su exquisito trato, en un gran
mostrador de recepción y en el juzgado de instrucción n. 23 me atendieron
excelentemente… pero como no estaba la oficial del caso… y no encontraban fecha
alguna de citación, me hicieron las fotocopias que adjunto, y natural en mí
comentaré cuando… le encuentre lógica, o me la aclaren en el juzgado.
Por de pronto, y traducido; “Cabe decir (tot y així) que los
contenidos de la noticia no comportan ningún insulto ni menosprecio a nadie, en
la línea general de la página, pero si demuestran que esta persona, teniendo la
misma potestad que el administrador para modificar la web, tiene alguna forma
de responsabilidad sobre el mantenimiento de la web”.
Primera sorpresa. Leyendo las únicas fotocopias que
me entregaron y que adjunto en www.lagrancorrupcion.blogspot.com, se
deduce que la
Policía conoce a la perfección la mecánica de blogs y webs. En este caso
por
petición de sus creadores enlacé al igual que con otros varios, y
simplemente
se publicaban mis escritos. Mi único “mantenimiento”, que yo sepa, consistía en añadir, quitar o
alterar mis escritos, y únicamente los míos. Si consultaron GOOGLE, que como
ellos mismos escriben, hicieron, se percatarían que ese blog no representa
apenas nada en mi mucha actividad en INTERNET, y que ya ni publica mis
artículos.
Apenas leo los muchos blog, webs o periódicos digitales que
me editan, pero aunque el tema es viejo… recuerdo haber anulado el enlace.
¡Muy extraño que casi pasados dos años me envíen la Policía
sin notificación previa! En una de las varias denuncias falsas sufridas y
solucionadas con el paso de los años, las notificaciones se enviaban también a
una dirección errónea, sin nexo alguno conmigo, provocando la “busca y captura”.
Continuará la próxima semana…
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