Joaquín Leguina Herrán
4/6/2009, 09:14
La campaña electoral que ahora está concluyendo ha mostrado -una vez más- cómo entienden la palabra “movilizar” los líderes políticos españoles. Para ellos “movilizar” equivale a gritar y faltar al adversario, atribuyéndole defectos e intenciones de los que carece. “Un duelo superficial y banderizo –escribía hoy mismo un analista- que sólo aspira a obtener su respaldo electoral como degradación de los demás… insistiendo en la demonización del adversario, sin caer en la cuenta de que así consiguen fortalecer el hastío de quienes no confían en la política de trincheras”. En efecto, los sempiternos asesores de imagen han montado una campaña para fanáticos.
Más que el “Falcon” de ZP, los trajes de Camps o la píldora postcoital hubiera sido interesante saber por qué el nuevo socialismo español –un ejemplo entre miles- apoya la reelección de Durao Barroso al frente de la Comisión Europea. ¿Qué ha hecho este conservador llamado Durao –me pregunto- para merecer el apoyo de ZP? ¿Dan los socialistas españoles por perdidas las elecciones a nivel europeo y por eso renuncian a un candidato propio? O esta otra: ¿queremos que entre Turquía en la Unión Europea? Mas para ello, los contendientes tendrían que argumentar y es más cómodo el grito o amenazar con que viene el lobo (disfrazado de cardenal Rouco, claro).
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