LXII. JUICIO A LA CORRUPCIÓN EN LA DELEGACIÓN DE HACIENDA DE BARCELONA.
Rafael del Barco Carreras
Sesión 7-06-10. Antes de entrar en la sala escribí y pegado en Internet mi comentario titulado “Reforma laboral o reforma de la función pública. Corrupción vertical y transversal”. Leído y releído me pareció demasiado demagógico y sin duda inútil, los político-funcionarios que han arruinado España, si siguen entrando euros para mantenerse en el machito, ni admitirán su fracaso ni dejarán la política de la que viven de maravilla. Dicho y escrito, al salir de la sala del juicio, me achaqué excesiva prudencia utilizando adjetivos.
Los Núñez y Navarro, hubieran sido más ricos (ni la gran crisis o fraude inmobiliario actual les ha tumbado como a la mayoría de sus colegas inmobiliarios) e indiscutiblemente no se hubieran sentado, padre e hijo, en ese banquillo, tras años de inspecciones en su empresa, casi 50 por los años 90, de otros tantos inspectores, si la FUNCIÓN PÚBLICA , en este caso la Ley y su práctica en Hacienda, no hubiera flotado en una charca de porquería. Lo de la alcantarilla de Montilla, no me parece suficiente. El panal de rica miel del triunfador, un tanto desclasado, encima presidente del Barça durante 23 años, sin achuchar catalanismos, atrajo abejorros y la clásica envidia. Ignoro si agredieron el Código Penal, pero el Código Social al uso, de lleno.
El defensor Cristóbal Martell, hilvanó un buen discurso inicial; exposición de sus tesis contra las de las acusaciones, Fiscalía Anticorrupción y Abogacía del Estado, sin florituras, directo al grano. No admitía ninguna de las acusaciones. Los Núñez no estaban invitados a esa boda, dijo; el gran y corrupto desfalco, donde aparece TODO EL ARCO PÚBLICO (añado yo) De la Rosa-KIO, el proceso y juicio en Londres, del que pegando y cortando, dentro del mejor estilo corrupto español, se construye este caso y sumario. No utilizó el símil informático de cortar y pegar, pero más o menos. Y en este caso, añadió, el juicio oral permite enderezar argumentos que repitiéndose se han convertido en “fraudes de ley”, “ilícitos”, “anomalías bastardas”, cuando formaban parte de la legalidad de las operaciones entre empresas del grupo, operaciones perfectamente legales.
Observé que centró no solo el interés de jueces y presentes, sino que despertó sonrisas de afecto, y es que el pastel preparado no ya por Anticorrupción sino por la Gran Corrupción Pública, provoca el asco de la sonrisa. !Cuidado! repito, y no para librarme de alguna querella, los profesionales actuantes de fiscalía y abogacía del Estado, cumplieron durante el juicio con su cometido de acuerdo al guión que les marcaron, pero ese guión lo escribieron o inspiraron verdaderos cretinos.
No me cabe duda que nadie metido por la fuerza de las circunstancias en esa charca oficial, acabe en el “si o sí” (culpable a la fuerza) que utilizó Martell entrando ya en la defensa de las, para mí y cualquiera, enrevesadas operaciones de los Núñez y Navarro, las compraventas entre empresas del grupo. Pero como bien argumentó, eran operaciones con luz, taquígrafos, escrituras públicas e inspeccionadas por hasta unos 50 inspectores, que en algunos casos cuestan fiscalmente más que planteadas de cualquier forma.
La defensa se adentraba en cada una de las tan repetidas operaciones, sin olvidarse de los dos pisos vendidos a los inspectores de Hacienda, y complacido por una línea de defensa coincidente con mis escritas opiniones, aprovechando el descanso, me fui.
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