CITA DEL DIA

sábado, 9 de mayo de 2009

CARTAS DESDE BARCELONA

JUICIO EN BARCELONA POR EXTORSIÓN Y DENUNCIAS FALSAS.

ACUSADOS, RAFAEL JIMÉNEZ DE PARGA, ALFREDO SÁENZ ABAD Y OTROS.
9-05-09
Rafael del Barco Carreras

Hasta el lunes 11-05. Un paréntesis. Se juzgan 40 años de una forma de hacer de las clases dirigentes barcelonesas, y los cinco oyentes, tres tomando notas, periodistas y yo, y dos supongo abogados, definen el escaso interés despertado. Diría que el interés se centra en el banquero, Alfredo Sáenz Abad, segundo de Emilio Botín. Para mí, su presencia en el juicio, es secundaria. Los buitres, abogados y juez, utilizaron la denuncia del Banesto, como lo hicieron con tantas otras para extorsionar a clientes propios y ajenos. Clientes que unos, no tenían ni idea que su abogado, el de la parte contraria, y hasta el juez, iban al unísono a por su dinero, o culpándole librar a otro que pagaba más, y otros, maldecían su mala suerte, porque eran muy conscientes de la tela de araña en que cayeron.

El tema es tan pútrido, que mejor no menearlo en Prensa y menos en la Tele, así la mayoría de los ciudadanos no sufrirá el mal olor. En las cuatro sesiones, en casi exhalaciones, se han nombrado directa o indirectamente a todos los grandes poderes y empresas barcelonesas. Quizá soy el único de los presentes que deduzco que FALSIFICAR es propio de mi gran Ciudad. Lo mismo se falsifica si se factura con iva o en negro, que en una gran y doble contabilidad, en cuentas falsas en la banca, terrenos que no existen, denuncias, o las actas en un juzgado.

Muy curioso que los abogados defensores, al carecer de pruebas de las relaciones de los acusadores y antes acusados con Banesto y Harry Walker, objeto del juicio, lejos de referirse a las citadas en un acta judicial firmada por el Juez Pascual y su defendido Jiménez de Parga, conscientes de su falsedad, se dedican a desacreditar a los declarantes, gente rica y con conexiones suizas. Se nombró más a una gran inversora suiza GESTOR que a Banesto. Iban a por el “algo harían”. Ni yo, ducho en banca, entendía nada.

Así se justificaba el juez Luis Pascual Estevill, látigo de los grandes burgueses catalanes, todos tan tramposos, que él y su grupo de grandes bufetes “asociados” se dedicaron a vaciar sus cajas fuertes. Alfonso Escámez y los suyos, Banco Central, sacaron 300 millones de FECSA, de 50 en 50, en bolsas del Corte Inglés, contaron… a Bertran de Caralt, familia Güell, le pedían la misma cantidad, pero en nuestro breve encuentro en La Modelo, 1993, le recomendé cambiar de abogado, Piqué Vidal por Octavio Pérez Victoria, también íntimo del juez, pero hombre más moderado, que sin duda moderaría la ansiedad dineraria de Pascual, ludópata empedernido. En juicio mantuvo que él no pagó al juez, pero los solo seis días en La Modelo, en la celda contigua a la mía, me confirmaría lo contrario. Sitúo la escena para que quienes me acusan de mentir puedan comprobar en lugar de insultar. Varios de los que no pagaban, porque no tenían dinero, permanecieron en prisión mucho más tiempo.

Imaginarle llegar con el Jaguar y Montecristo en la boca a su gran y preciosa mansión en Sitges, contar el dinero, e irse al cercano Casino de San Pere de Ribas, asiduo, no requiere demasiada imaginación. Aunque el tener allí “cuenta abierta”, ilegal, (yo presencié su firma en una ficha contable el día antes de que me encarcelaran y celebrando con él un supuesto sobreseimiento de mi caso Consorcio) hace innecesario sacar el dinero de las bolsas y así se ingresaban en los bancos cercanos a su bufete. Alguna bolsa pudiera figurar en el HABER de esa ilegal cuenta compensando las enormes pérdidas que cualquier ludópata sufre en los casinos (o blanqueando) y máxime si el dinero le entra con tanta facilidad. La absoluta creencia en su IMPUNIDAD se convirtió en una más de las pruebas acusatorias.

Me pregunto cuantos de los 25 millones de aquel domingo 10-09-94 fueron a su bolsa y cuantos a la del abogado Jiménez de Parga que proporcionaba clientes y falsedades. El tema da para tantos limitados comentarios en Internet… que seguiré… sobretodo tras la declaración del propio Pascual Estevill…

viernes, 8 de mayo de 2009

CARTAS DESDE BARCELONA

8-05-09

JUICIO EN BARCELONA POR EXTORSIÓN Y DENUNCIAS FALSAS.

ACUSADOS, RAFAEL JIMÉNEZ DE PARGA, ALFREDO SÁENZ ABAD Y OTROS.

Rafael del Barco Carreras

Cuarta jornada. Declaración de José Ignacio Romero García, ingeniero. La escena, domingo por la noche del 10 de SEPTIEMBRE de 1994 en el Juzgado n. 10. Ante el juez Luis Pascual Estevill y el abogado de Banesto, Rafael Jiménez de Parga. Pagando 25 millones de pesetas y prometiendo otros 25 para cuando su hermano Luís y su socio Olabarría salieran de prisión. Prueba documental, el acta firmada solo por Pascual y Jiménez de Parga, repleta de “pruebas” de pura invención, y añadida posteriormente al sumario. Demostrado en el juicio del 2004, condenados el juez y abogado Juan Piqué Vidal, que las operaciones mercantiles citadas eran TOTALMENTE FALSAS. La amoralidad al límite. Tan amoral que la fiscalía insistió en la ausencia de fiscal en aquel acto de EXTORSIÓN, CHANTAJE, PREVARICACIÓN, y FALSIFICACIÓN. De aquel juicio se libraron, es de suponer por CORRUPCIÓN, los cuatro acusados sobre los que el SUPREMO ordenaba depurar responsabilidades.

El abogado del testigo, el mismo presente en aquella ocasión, sabía que leía la pieza y prueba sin discusión, y se explayó en el COHECHO y PREVARICACIÓN hasta que el presidente le advirtió que esos delitos ya estaban probados y sentenciados.

Declarado Jiménez de Parga que se limitó a defender los intereses de su cliente el Banesto, y la brillantez con que los tres banqueros acusados derivaron a “otros” la responsabilidad de la presentación de la querella, dudé muy mucho del final de este juicio. Añadiendo la oscura declaración (por su estado físico) del presidente ejecutivo del grupo Harry Walker, y aunque brillante pero no clarificadora de Pedro Olabarría, creando mi duda profesional de que sus operaciones de pasivo con el Banesto pudieran tener relación con los créditos concedidos a la firma, la declaración de los hermanos Romero García, se me presentaba total y contundente. Uno, detenido e ingresado en prisión, y el otro, librado de la detención porque estaba esquiando, y acudiendo rápido a lo que a su entender era una barbaridad.

El primer declarante, Luis Fernando Romero García, sin duda alguna, él jamás tuvo relación bancaria con BANESTO, puesto que por un tema de muchos años atrás juró no entrar en su vida en ese banco. Que a los acusados Sáenz y Merodio, les conocía, y hasta con personal amistad cuando trabajaban en Banca Catalana, su banco de referencia entonces, y que Merodio le presentó ya en el Banesto al nuevo director regional, el otro acusado Calama, pero que por su posición de aversión al banco no quiso operar.

Resumiendo, sin conocer denuncia ni cargos, tras una simple citación el día anterior, le detienen el 8 de septiembre de 1994, a las ocho de la mañana, y directo al juzgado de guardia de detenidos. Breve declaración ante Pascual Estevill, y a prisión.

Su hermano, José Ignacio Romero García, más de lo mismo, jamás firmó nada ni negoció con Banesto. Librado por casualidad de la detención, se lanzó a que los banqueros ex amigos y Jiménez de Parga retiraran la absurda denuncia. Ante Pascual, la noche del domingo, después de aguantar unas horas en que al parecer juez y abogado acusador se fueron a cenar, pagó lo convenido horas antes, firmando el juez un auto por el que los hermanos y Olabarría pasaban de decretada prisión a libertad con fianza. Acentuó que allí, ni en todo el fin de semana se hablara de pagar a Banesto, al que no debían nada, sino de pagar por la LIBERTAD.

Los declarantes querellados, que solo pedían un euro de indemnización, insistieron en su única pretensión; que se hiciera Justicia ante el abuso de PODER E IMPUNIDAD de un juez y abogado corruptos, máximas estrellas entonces en su profesión, añadidos al inmenso de la gran banca, representada por Sáenz Abad, poder absoluto en el Banesto entonces intervenido, y único que podía dar la orden de interponer o retirar la denuncia.

Hombres de 70 años con clarividencia, dinero, y empuje suficiente, para seguir con su acusación hasta “donde haga falta”. Señorías, una vez librados de la cárcel, y sobreseídos los cargos, pensé infinidad de veces en retirar esta denuncia y procedimiento, pero mandaron los sentimientos… ni mi hermano ni yo, ni toda nuestra numerosa familia, olvidará aquel fin de semana… jamás. O algo muy parecido.

Al oírle me recordé 30 años atrás, en manos de aquellos dos sujetos, justificando mi lucha actual…www.lagrancorrupcion.blogspot.com

jueves, 7 de mayo de 2009

CARTAS DESDE BARCELONA

7-05-09

CONTINUACIÓN JUICIO EN BARCELONA POR EXTORSIÓN Y DENUNCIAS FALSAS.

ACUSADOS, RAFAEL JIMÉNEZ DE PARGA Y ALFREDO SÁENZ ABAD.


Rafael del Barco Carreras

Ayer declararon, Modesto González Mestre, presidente ejecutivo del Grupo Harry Walker, y Pedro Olabarría, accionista minoritario de ese Grupo. De los dos, el Juez Luis Pascual Estevill, por querella presentada por el abogado Rafael Jiménez de Parga a encargo del Banesto, ordenó su detención e ingreso en prisión. Septiembre de 1994. Salieron a los tres días, y a la pregunta de si pagaron al juez, el presidente interrumpió por no pertinente, pero quedó claro. El banco no cobraría, pero cobraron juez y abogados.

González aseguraba que no supo de esos créditos hasta poco tiempo antes de su detención. Los 639.000.000 de pesetas reclamados ni siquiera estaban contabilizados. Que Banesto era el banco del Grupo, con créditos documentarios para las importaciones y descuento de papel comercial. Que las relaciones bancarias las llevaba el jefe de administración. Que jamás se habló ni firmó ninguna póliza de crédito. Que nunca le pidieron avales, y ni se hubiera atrevido a pedirlos a los accionistas, pues todos eran minoritarios y ajenos a la administración.

Me extrañó que no mencionara los tiempos en que dominaban Harry Walker, Eduardo Bueno (el candidato a la Generalitat en los 80 por la Alianza Popular de Fraga con el eslogan “Bueno para Cataluña”) y Javier de la Rosa desde Banco Garriga Nogués, y las decenas de miles de millones de créditos de donde con seguridad provenía la cantidad reclamada. Con leer los varios libros sobre el tema se hubiera documentado.

Nombraba al anterior Director Regional del Banesto, Xercavins, a su jefe de administración, a un Guardans, fallecido, consejero regional del Banco, y un tal Pie, cuyo estado de salud imposibilitaba su presencia. Un juicio a la antesala de un geriátrico, y repaso a mis “Barcelona, 30 años de corrupción”.

Acentuó que después de los tres días de cárcel su vida fue una ruina, en tratamiento psiquiátrico hasta el presente. Presentó la suspensión de pagos, y dimitió ante la segura desaparición del Grupo. Declaración oscura, de difícil entender, de un hombre vencido por la vida. El polo opuesto de la brillantez técnica de los acusados banqueros.

El reverso, Pedro Olabarría, aunque tampoco mencionó el origen de los problemas del Grupo Harry Walker, se centró en que la querella era una fabulación de los nuevos directivos de Banesto (intervenido por el Banco de España en 1993) y de su abogado Jiménez de Parga. Que el Banesto, banco de referencia del Grupo, sabía mucho más que él de Harry Walker. Que le conocían por ser cliente de pasivo. Que el acusado Merodio (amigo de sus tiempos en Banca Catalana, y él, presidente ejecutivo de la Motor Ibérica vendida a Nissan), directivo del Banesto, le presentó al otro acusado Calama, nuevo director regional del Banco. Que tenía en el banco entre otras partidas una de 400 millones de pesetas a plazo, sin relación alguna con Harry Walker, y que retiró a los pocos meses. Que se inventaron lo de Grupo Olabarría, que nunca existió, y que jamás perdonaría ni el daño causado por su detención, ni menos los tres días de cárcel.

No pedía cantidad por daños, solo el castigo para los culpables y su rehabilitación social. Una intervención brillante y coherente, aunque los abogados de los acusados marearan la perdiz con que el Grupo Olabarría fuera el gestor del Grupo Harry Walker, ateniéndose a dimes y diretes, y sin más documentación que unas sospechosas carpetas internas del Banesto con lo de “Grupo Olabarría” y un organigrama compuesto por el Banco, que rebatió por evidentes inventos.

Se mencionó la próxima declaración del ex Juez Luis Pascual Estevill, y pospuesta para la siguiente sesión la declaración de los hermanos Moreno, socios de Pedro Olabarría, y ordenada su prisión..

miércoles, 6 de mayo de 2009

CARTAS DESDE BARCELONA

5-05-09

JUICIO EN BARCELONA POR EXTORSIÓN Y DENUNCIAS FALSAS.

ACUSADOS: RAFAEL JIMÉNEZ DE PARGA Y ALFREDO SÁENZ ABAD.

Rafael del Barco Carreras

Ayer declararon, Alfredo Sáenz Abad, presidente entonces de BANESTO, y actual consejero-delegado del Banco de Santander, y los directivos José Ángel Merodio y Miguel Ángel Calama. De oyentes, cuatro gatos, y yo. El presidente del Tribunal no admitió la suspensión hasta que el Constitucional decidiera sobre la prescripción de los delitos, y se cumplía la orden del Supremo de depurar todas las responsabilidades por el caso Juan Piqué Vidal y Luis Pascual Estevill. Responsabilidades, que me da el pálpito, quedarán muy mermadas.

Los tres altos ejecutivos, uno por demasiado alto en el organigrama y los otros dos por no ser de su competencia, basaron su declaración y defensa en que apenas si se enteraron por la prensa de que el Juez, sustituyendo a un titular, se inventó unas acusaciones para procesar a unos simples testigos ordenando encarcelar a Pedro Olabarría, los hermanos Moreno y Enrique Marugán… hasta que pagaran.

Pero los hechos no son tan sencillos, ni menos que tampoco supieran las formas utilizadas por sus cobradores de “morosos” (ríanse de los cobradores del frac) los abogados Jiménez de Parga y su juez Luis Pascual Estevill, muy “íntimos” desde que uno me defendiera y el otro acusara en el caso Consorcio, 1980. Pretendían que pagaran unos créditos que se generaron también por 1980 en el Banco Garriga Nogués de Javier de la Rosa, cuando el llamado Grupo Olabarría no tenía nada que ver con el ya entonces quebrado Grupo Harry Walter.

Los banqueros insistían, por un lado que no conocían u ordenaron ellos la querella, y por otro que moralmente debían pagar los encarcelados por el juez. La moral, citada en la declaració de Jiménez de Parga. Sutil contradicción. Ni avalaron ni debían pagar porque los 600 millones de pesetas que les reclamaban provenían de los enredos entre BANESTO y su quebrada filial el Banco Garriga Nogués, y los banqueros lo sabían. Por lo visto los incobrables créditos se renovaban entre quebradas sociedades donde nadie avalaba. Tacharon de falso un justificante de pago del Banesto al Juez. Muy interesantes las magistrales clases sobre banca, mi oficio, de tan altos ejecutivos.

Otra mentira que el Banesto contratara al abogado apenas un año antes por la catastrófica situación del Banco recién intervenido por el Banco de España, dic. 1993, con 130.000 millones de pesetas incobrables en Cataluña y 350.000 en el resto de España. “Riesgos dificultados” decían.

Señalaron al anterior director regional, José María Xercavins, ahora presidente de un “fondo inmobiliario” de la CAIXA. Otra prueba de que los creadores de la Gran Burbuja Inmobiliaria son los mismos o parecidos a los de la Gran Corrupción. Pero y además Merodio, que se confesó ex amigo personal de Olabarría, provenía de Banca Catalana donde Piqué Vidal, abogado de Pujol y socio de Pascual Estevill, dejó su huella. La frase atribuida, y negada por los acusados, “!veremos si no pagan!”, muy plausible. Los varios encarcelados por Pascual Estevill a quienes conocí en 1993 en La Modelo eran un buen anuncio para siguientes reclamados de pago.

Mañana la declaración de los acusadores denunciantes, que como otras de las víctimas, entre ellas yo, no perdonarán en su vida el paso por La Modelo. Ver en www.lagrancorrupcion.blogspot.com el escrito de Pilar Rahola, vicealcaldesa entonces, “Lo sabía toda Barcelona”, y varias publicaciones con referencias más que suficientes.








LIBRO CITADO EN LOS INTERROGATORIOS.






lunes, 4 de mayo de 2009

CARTAS DESDE BARCELONA

DENUNCIAS FALSAS.

Rafael del Barco Carreras

4-05-09.

En 2006 el SUPREMO ordena DEPURAR TODAS LAS RESPONSABILIDADES en el caso PASCUAL ESTEVILL-PIQUÉ VIDAL. Hoy se inicia en Barcelona el juicio por EXTORSIÓN Y DENUNCIAS FALSAS. Acusados Rafael Jiménez de Parga y otros. En la antesala ambiente de viejas togas, camaradería y poca expectación, aunque esperen célebres BANQUEROS Y ABOGADOS. QUINCE AÑOS, varias de las víctimas conocidas por mí en La Modelo ya han muerto, Forcadell y Planasdemunt, alguno, no me cabe duda, ayudado por las extorsiones y cárcel. Los grandes profesionales lo saben, no hace falta un asesino a sueldo para acabar con cualquiera, con una o varias denuncias falsas, se anuló el estorbo o enemigo. El acusado es un especialista, escribe artículos e imparte clases magistrales sobre el tema, y durante su extensa vida profesional dejará largo rastro de otras y varias “especialidades”. Ver diferentes citas y publicaciones adjuntas a este comentario en http://lagrancorrupcion.blogspot.com

El sistema DENUNCIA FALSA, además de la utilidad de “matar civil y social” a cualquiera, es ideal para el CHANTAJE Y EXTORSIÓN utilizado por Piqué Vidal y Pascual Estevill, y presuntamente por el sentado en el banquillo. Dos grandes bufetes (en la actualidad 50 colaboradores cada uno) y un juez.
En cualquier círculo íntimo provoca una agria sonrisa la autodefensa de que la denuncia es falsa, una confabulación. Y si hasta en los íntimos el papel oficial se impone, o mínimo la duda permanece, en el proceso judicial el empecinamiento por la inocencia no solo predispone a todo funcionario sino que de hecho se convierte en una pesada evidencia. Y si pasado el juicio, declarado culpable, se insiste, en el expediente penitenciario representará la losa del no arrepentimiento por lo tanto la imposible rehabilitación. Empecinamiento, palabreja propia de la Inquisición, forjadora de parte del léxico y práctica jurídica española.
En mi caso es del todo imposible saber quien interpuso las denuncias. Quien sugirió, y a que policía, que me involucrara en casos abiertos para que me encarcelaran o desapareciera. Cualquiera de los bufetes involucrados sumaban centenares de abogados con “amigos policías” y jueces maleables. Por suerte las sentencias fueron favorables (se dieron cuando los inspiradores ya estaban vencidos) pero pudieran no haberlo sido. He conocido casos con parecidas pruebas y largas condenas. Uno, dos o tres testigos, declarando, un fiscal que insiste, y fantasía que se convierte en real con la correspondiente sentencia.
Si en 1983 tras la salida de La Modelo me propuse atar cabos, entre 1995 y el 2000, después de mi primera novela, a cada artificial problema o denuncia falsa debía encontrar la relación con los hechos y personajes principales. Y los había. Cuando no era un policía, Justo Aguilera (amigo de Piqué Vidal) citándome con dirección errónea, era un Juez, Fernández Oubiña (colaborador en el Bufete Piqué Vidal) que “de guardia” ordenaba mi detención. Solucionados todos mis problemas legales, descubriendo incluso la suplantación de personalidad con DNI falso, mi primera deducción fuera que por suerte la inspiración en todos los casos iba de chapuza en chapuza. Deduzco que por los enormes problemas que los capos acumulaban. Inmiscuirme en un robo con fuerza, presentarse a la Guardia Civil con un talón firmado por mí, un notario confirmando mi presencia en la constitución de una sociedad, estando encarcelado, incluso la simple compra de un coche o un tirón en plena y céntrica calle de Rubí, formaban un conjunto de inmensas chapuzas. Pero inicialmente provocaron mi huida de Barcelona y más años de cárcel cuando me detuvieron.




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